¿Cuál intervención, cuál universidad?

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Jose Manuel Rodriguez Rodriguez|

Ayer se publicó un documento firmado por quienes representan a la “Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución”. Anuncian el inicio de la intervención de la Universidad Central de Venezuela por parte del Gobierno Nacional. Lo leí cuidadosamente, mi vínculo con la UCV fue largo, profundo y vital, además, conozco a algunos de los que lo firman, los tengo por gente avezada en los asuntos académicos, y también políticos. Por eso me sorprendió la ligereza con la que fue concebido.

En primer lugar, colocar como título del documento “El Gobierno de Maduro inició la Intervención de la UCV”, es propio del amarillismo periodístico cuyo fin está lejos del informar. Lo que está ocurriendo, en los espacios abiertos y en las edificaciones de esta Universidad, es un conjunto de obras a cargo de la Comisión Presidencial para el rescate del Patrimonio Material y Cultural de la Humanidad que representa la Ciudad Universitaria de Caracas. El Estado venezolano quebró: ¿Es el fin de la universidad pública de  calidad?
Luego de tan mal inicio intentaron darle un giro institucional apelando a que se trata de una intervención con disfraz de supuesta recuperación, después de haber vulnerado mil veces lo que establece el artículo109 de nuestra constitución, el cual reza: “El Estado reconoce la autonomía universitaria como principio y jerarquía…
Dicen eso y dejan afuera los cuatro ordinales de la Ley de Universidades que están establecidos en su artículo 9º. Allí se señala que las universidades nacionales son autónomas en las áreas organizativa, académica, administrativa y económica-financiera. Sólo esas pues tal como está previsto por esa Ley en su artículo 7º: Les corresponde a las autoridades nacionales y locales la vigilancia de las avenidas, calles y otros sitios abiertos al libre acceso y circulación, y la protección y seguridad de los edificios y construcciones situados dentro de las áreas donde funcionen las universidades…
Las siguientes consideraciones que hace el documento son, además de superficiales, contradictorias. Señalan la des legitimidad de sus autoridades, sueldos de hambre y sin seguridad social para su personal docente, administrativo y obrero que en gran medida, en el mejor de los casos, ha tenido que migrar fuera del país o hacia otras actividades para evitar morir de hambre junto a su familia; con una destrucción total y sistemática de sus, laboratorios, instalaciones y espacios… para concluir que la única y posible respuesta a todo estos males es la ocupación de los espacios universitarios por parte de los miembros de su comunidad y del pueblo doliente que puede perder uno de sus patrimonios más valiosos…
Bien, me jubilé de esta Universidad en el 2003, a partir de ahí la he visitado sólo un día cada año. Las ruinas de la Universidad Central de Venezuela - The New York TimesLo hago en enero para cumplir una obligación administrativa, dar fe de vida. Año a año he tomado nota de su vaciamiento progresivo. Tanto que una vez escribí: venir a la UCV es deprimente, no hay estudiantes, no hay profesores. Toda ella es ahora tierra de nadie… Los miembros de esa Plataforma no parecen haber hecho mucho para evitarlo. Peor aún, el gobierno tampoco.
He dejado para el final algo que explica mejor el enorme asombro que me produjo este documento. Sus autores señalan como la UCV a lo largo de sus casi 300 años de fundada, ha vivido varios momentos oscuros… Entre todas las cosas que parecen olvidar los firmantes de este documento está el olvidar que la Universidad Central de Venezuela fue creada por Simón Bolívar en 1826, es decir hace 195 años, y la creó como una universidad republicana que ocuparía el mismo lugar donde funcionó la “Real y Pontificia Universidad de Caracas”, establecida por el rey de España en 1721, bajo la tutela y protección de ese monarca y del Papa.
Aquella universidad era un baluarte del colonialismo, sus programas de estudios debían defender los valores católicos y la pureza de la raza, y sus estudiantes demostrar “ser blancos, de legítimo matrimonio, descendientes de cristianos y limpios de toda mala raza…” Esos 105 años que duró, nada, pero nada, tienen que ver con la Universidad Central de Venezuela. Espero que el gobierno no nos vaya a salir ahora con que la recuperación física de la Ciudad Universitaria, tenga algo que ver con esa absurdidad de 300 años. Alerta con eso ministro de la Cultura.