Crece el impasse entre Ecuador y Argentina por la ex ministra Duarte
Marcos Salgado |
Ecuador y Argentina degradaron sus relaciones diplomáticas con la declaración de persona no grata y plazo de salida para el representante de Argentina en Quito, Gabriel Fuks, y del de Ecuador en Buenos Aires, Xavier Monge. Son los primeros coletazos de una escándalo que promete extenderse, tras la decisión de la ex ministra de Transporte durante el gobierno de Rafael Correa, María de los Ángeles Duarte, de abandonar la embajada argentina en Quito y escapar hacia Venezuela.
Duarte fue condenada por un tribunal ecuatoriano a ocho años de prisión, luego que se la considerara parte de una estructura que recaudó dinero privado a cambio de contratos estatales, según dijo la Fiscalía.
Tras la sentencia, en agosto de 2020, la ex ministra se refugió en la embajada argentina en Quito. Duarte tiene un hijo argentino, menor de edad. En diciembre 2022 Argentina le concedió asilo político a la ex funcionaria, pero el gobierno de Guillermo Lasso le negó el salvoconducto para poder salir de la sede diplomática y viajar a Buenos Aires.
“Una persona sentenciada por corrupción tiene que pagar su sentencia”, dijo el canciller Juan Carlos Holguín. Duarte por su parte dijo que la negativa al salvoconducto la convertía en una “rehén política” de Lasso. En algún momento del fin de semana del 11 y 12 de marzo, la mujer abandonó la residencia argentina, un enorme predio de más de 2.400 metros cuadrados, con varias construcciones, en una zona céntrica de Quito.
“Decidí dejar la embajada porque, al negarme el salvoconducto que me correspondía como asilada política, el Gobierno ecuatoriano me convirtió en su rehén política“, dijo Duarte en Twitter. “Tuve que salir bajo riesgo, pero ejercí el derecho que me asistía”, trinó.
La cancillería argentina comunicó el lunes que personal diplomático había constatado que Duarte no estaba en la residencia. El gobierno de Ecuador aseguró que había dispuesto un operativo de seguridad para ubicarla.
Pero el martes por la mañana Duarte se presentó en la embajada argentina en Caracas, Venezuela, donde fue recibida por el embajador Oscar Laborde y personal consular. La información fue confirmada, de nuevo, por la cancillería argentina. Por segunda vez en menos de doce horas, el gobierno ecuatoriano corría detrás de los hechos.
Embajadores no gratos
El canciller ecuatoriano, Juan Carlos Holguín, dijo el martes por la tarde que Ecuador considera que se ha vulnerado el principio de buena fe entre ambos países, y se quejó de que a su entender Argentina no estaban colaborando con la investigación para determinar cómo fue la salida de Duarte.
Holguín, aseguró que el país ha declarado persona no grata al embajador de Argentina, Gabriel Fuks, y se le ha dado un plazo para que abandone el país. La cancillería argentina contraatacó con un comunicado donde rebate la tesis de la “fuga” de Duarte de la embajada “no existe norma internacional alguna que obligara a las autoridades diplomáticas argentinas a ejercer custodia sobre la Sra. Duarte Pesantes”, dice el comunicado argentino.
Se añade después para que quede claro lo tenso del impasse: “en modo alguno se entiende que se pretenda atribuir a un accionar expreso del Gobierno argentino que la persona mencionada haya podido, por inoperancia de las autoridades ecuatorianas, circular por Ecuador y partir desde ese país hacia el extranjero eludiendo los sistemas de control dispuestos por dichas autoridades alrededor de la residencia de la embajada argentina en Quito”.
Según las autoridades argentinas, Duarte “informó que actualmente se encuentra en Caracas -sin brindar explicaciones sobre el modo en el que lo hizo, ni si se encuentra junto a su hijo- y realizó averiguaciones sobre la documentación que nuestro país le pudiera extender. Asimismo, manifestó no tener intenciones de viajar a la Argentina en el corto plazo”.
Ecuador aseguró por su parte que había extendido aviso a Interpol sobre la ex ministra. Si es así, pronto podría llegar un pedido ecuatoriano a Caracas, aunque primero, técnicamente al menos, el gobierno de Lasso debería reconocer al gobierno de Nicolás Maduro. Hoy por hoy, el banquero presidente es uno de los últimos en continente que se niega a revisar su posición respecto al gobierno venezolano, y sigue anclado en la fracasada estrategia del extinto Grupo de Lima.
Mientras tanto, el impasse entre Ecuador y Argentina recién comienza.