Coronavirus: enfermedad o arma de guerra

362

Juan Guahán

Gran parte de la humanidad está atravesada por el temor a que la epidemia de coronavirus (Covid-19), que apareciera en Wuhan (China), se generalice como una enfermedad para la cual la mayoría de la población mundial no está preparada. Su continuidad y expansión podría dar lugar a lo que se conoce como pandemia y constituiría una emergencia planetaria en el sistema de la salud pública.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó el último 28 de febrero que gran parte de la comunidad internacional aún no está preparada para poner en marcha las medidas que contengan el rápido avance del Covid-19, como se ha hecho en China continental, y reiteró que sería un error fatal asumir que alguna nación está exenta de contagio.Resultado de imagen para coronavirus hoy

Asimismo, emitió una serie de consejos con explicaciones médicas para la población que buscan desmentir los rumores, noticias falsas y datos erróneos que circulan en distintas partes del mundo sobre el Covid-19, que van desde la aplicación de orina infantil para protegerse hasta el uso de medicamentos –como inyecciones contra la neumonía– como posibles curas.

Los últimos partes médicos indican que la situación en China está sujeta a vaivenes. Luego de un par de días de una cierta estabilización, en las últimas horas el virus tiende nuevamente a crecer.

Allí se registra un total aproximado de 80 mil enfermos con cerca de 2.900 casos fatales. Un despliegue del virus aún más rápido se verifica en Corea del Sur, Japón e Irán donde la enfermedad –aunque en cifras muy inferiores- está en pleno proceso de expansión.

En el continente americano solo han aparecido algunos casos muy reducidos, en general provenientes de viajeros de Asia o Italia. En el territorio europeo los principales afectados están en el norte de Italia y España, en un segundo escalón.

Los primeros casos conocidos en África se han producido en Argelia, Egipto y Nigeria. También se informa de casos detectados en Oceanía (Australia y Nueva Zelanda). El casi deshabitado continente antártico es el único, hasta estos días, sin denuncias de esta enfermedad.

Los reportes médicos indican que -fuera de China- unas cinco mil personas, en más de 50 países, han sido contagiadas con esta enfermedad. La tasa de mortalidad de los enfermos por este virus es relativamente baja (entre 2% y 3%), siendo muy veloz el proceso de reproducción o contagio.

Estos son los datos generales sobre esta epidemia a escala mundial. Pero también existen otras perspectivas para analizarla. Por cierto que el más inquietante es el origen de la misma. En este sentido es imposible no considerar la posibilidad, en medio de la actual situación geopolítica, que forme parte de una guerra bacteriológica.

De un modo semejante no pueden dejar de considerarse sus efectos en diferentes planos, particularmente en el aspecto comercial y económico.

El fenómeno geopolítico y el origen de la enfermedad

Hay dos datos de la realidad que no pueden dejar de considerarse. Uno tiene que ver con la realidad de una disputa por la hegemonía mundial y el otro con antecedentes históricos sobre el uso de armas químicas o bacteriológicas.

El uso de armas químicas o biológicas fue prohibido luego de su extendida utilización en la primera Guerra Mundial. No obstante ello, siguió siendo usado. Basta recordar los 80 millones de litros del “agente naranja” desparramados por EEUU sobre territorio vietnamita. La “superioridad racial” de la que presume occidente legitimaba ese tipo de acciones colonialistas.Resultado de imagen para agente naranja

Años atrás el mismísimo premier inglés Sir Winston Churchill había fundamentado tal salvajismo diciendo que estaba “totalmente a favor del uso de gas venenoso contra tribus incivilizadas”.

Más allá de los casos evidentes, como el señalado respecto del “agente naranja” existen serias sospechas sobre la continuidad de la utilización de este tipo de recursos, bajo formas más sofisticadas, para debilitar la situación de un contrincante.

Cuba ha denunciado -de un modo reiterado- que gérmenes de enfermedades han sido esparcidos sobre su territorio, lo que ha provocado diversos problemas, como afecciones a los ojos de la población o pestes porcinas.

En 1984, en un juicio realizado en Nueva York, un terrorista a sueldo de la CIA –Eduardo Arocena Pérez- reconoció haber encabezado una misión para introducir ciertos gérmenes en territorio cubano.

Hay observadores internacionales que sostienen que no debe dejar de considerarse la posibilidad que este virus, que hoy preocupa al mundo, tenga que ver con el uso de armas prohibidas.

Según esos análisis, tal hecho se vincularía a la reconocida disputa que hoy tiene como protagonistas a China y EEUU por la hegemonía mundial. Se trataría de un modo de fortalecer el poderío propio y debilitar la su contrincante mundial.

El 31 de enero, el secretario de Comercio estadounidense Wilbur Ross dijo que el brote de coronavirus que ha contagiado a miles de personas podría impulsar la economía estadounidense… ayudará a acelerar el regreso de empleos a Norteamérica”.

El coronavirus y sus efectos sobre la economía

Resultado de imagen para coronavirus y comercioEl despliegue del coronavirus no trae solo costos sobre la salud humana. También afecta a la economía y aparece como un gran problema para los actuales dirigentes chinos. Los mercados mundiales, principalmente el chino, se están derrumbando. Al mismo tiempo caen los valores del petróleo, el gas y los metales, a excepción del oro cuyo precio se consolida y crece.

No hay dudas que esta situación, que tiene a la enfermedad como causante, provocará una baja en el comercio y la economía mundial. Una primera apreciación sobre el impacto en la economía china –que representa el 18% del PBI mundial- indica que su crecimiento previsto en el 6% se reduciría al 4,5%.

En este marco el compromiso chino, de comprar bienes y servicios stadounidenses por 200 mil millones de dólares, que permitió amortiguar la guerra comercial entre ambos, será de difícil cumplimiento para los asiáticos.

Cuando hay una tendencia a poner trabas en la circulación de bienes y personas, con cuarentenas incluidas, es muy probable un debilitamiento del comercio mundial y aún en mayor medida del turismo.

Algo semejante empieza a darse en el fútbol, el caso más importante es –además de los países asiáticos- se da en Italia donde se están postergando partidos o realizándose sin público.

En materia de transporte varias líneas han cancelado los viajes a determinados destinos. Hay 14 países que han cancelado sus vuelos a China. En este sentido es llamativo el cierre de la frontera rusa. El mismo abarca no solo a los viajeros procedentes de China, sino a todos aquellos que tengan la ciudadanía de ese país.Resultado de imagen para coronavirus y comercio

No es menor la crisis de diversas empresas industriales, de distintas partes del mundo, que no reciben los componentes que utilizan para la fabricación de diferentes productos. Por idénticas razones se están cancelando múltiples eventos culturales, científicos y políticos en diversos lugares del planeta.

El coronavirus ha puesto en evidencia una paradoja. Por un lado el fenómeno de la mundialización con la profunda interconexión entre las economías de diferentes países. Por el otro los riesgos y debilidades de esa tendencia ante la presencia de un virus y la perspectiva que países o regiones se cierren sobre sí mismos, con los peligros de una xenofobia que parecía superada.

Más allá de las consideraciones precedentes es bueno tener presente que –hoy- en Argentina constituye un problema inmensamente mayor el tema del dengue y la influenza que este coronavirus. Mientras los afectados en los dos primeros se miden en miles de personas, el caso del coronavirus –por ahora- son unos pocos casos que están en observación. Así lo indican los datos proporcionados por el Ministerio de Salud.

 

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)