¿Cómo intenta Milei dinamitar el Mercosur?
La derecha tiene gran capacidad para destruir y poquísima capacidad para construir, y eso quedará muy claro en la Cumbre del Mercosur con sede en Montevideo, donde se reúnen los cuatro países fundadores del bloque: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, más Bolivia, nuevo integrante pleno, y Panamá, miembro asociado.
Es la última reunión de Luis Lacalle Pou, presidente saliente del Uruguay, y la primera de Javier Milei, quien no asistió a la cumbre de mitad de año, en Asunción.
El uruguayo le pasará al argentino la presidencia pro témpore del bloque, y ambos tratarán de unir fuerzas para flexibilizar las normas internas, a fin de intentar acuerdos de libre comercio con otros países; una estrategia destinada a fracasar, por la firme oposición del presidente brasileño Lula da Silva, quien se atiene al objetivo fundamental de todo bloque supranacional: el de aunar fuerzas para negociar en beneficio de sus intereses.
Con esa visión coincide no solo el mandatario boliviano, Luis Arce, sino también el de Paraguay, Santiago Peña, quien antes del encuentro advirtió públicamente: «Dentro del Mercosur, todo, fuera del Mercosur, nada». Incluso, el presidente electo del Uruguay, Yamandú Orsi, adelantó también su apoyo a la posición brasileña. Visitó a Lula apenas pasó el balotaje de la semana anterior.
Ante este panorama, Milei se encuentra más aislado que nunca, pero intentará seguir bombardeando la construcción regional que tanto esfuerzo ha demandado desde hace más de tres décadas.
Según informaron fuentes de la cancillería argentina, durante su presidencia, Milei intentará seguir con su plan a, que es flexibilizar el bloque para lograr un tratado de libre comercio con Estados Unidos, su obsesión; pero habría que ver si está dentro de los intereses del próximo presidente, Donald Trump, ya que ha adelantado una política económica en las antípodas del libre mercado: productivista y proteccionista.
Si ese plan no funciona, el plan b es volver al Mercosur de los 90: un simple espacio de libre comercio interno, con libertad para la circulación de mercancías, pero no de personas. Y, por último, reconocieron que el plan c sería retirar a Argentina del Mercosur, un despropósito solo comparable con su decisión de este año, de no entrar a los Brics.
Ultraderecha devaluada
En tanto, en su búsqueda del show permanente, y antes de la Cumbre del Mercosur, Milei organizó, el pasado miércoles, en Buenos Aires, una reunión de la Conferencia de Acción Política Conservadora; un invento de Trump para agrupar a lo más extremo de la derecha mundial.
Pero más allá del lujo que significó la puesta en escena en el Hilton Hotel, fue un fracaso total, por la poca asistencia de público y, sobre todo, por la falta de personajes de renombre.
No estuvo Trump, el presidente electo de Estados Unidos y alma mater del organismo. En su reemplazo, viajó su nuera Lara. Tampoco asistió Elon Musk, dueño de la red social x, vehículo de odio y violencia política, y futuro miembro importante del gobierno trumpista.
Se ausentó también Víctor Orban, el presidente de extrema derecha de Hungría, y Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, al igual que Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, quien tiene una prohibición de la Justicia para salir del país, imputado como autor intelectual del intento de golpe de Estado y de asesinato de Lula.
La presencia de «mayor nivel» fue la del propio Milei, quien cerró el encuentro con su acostumbrada catarata de insultos al socialismo, en un ámbito de poca concurrencia y con personajes de tercera categoría.
* Periodista, escritor, docente universitario y conferencista argentino, Magister en Relaciones Internacionales