Comercio mundial: Las dudas se hacen certezas y las certezas dudas
Eduardo Camín
La «razón de ser» por la cual se constituyó la Organización Mundial del Comercio (OMC) es dar previsibilidad o al menos un marco garante a los derechos aduaneros, pero la ofensiva proteccionista de Donald Trump la ha arrojado al centro de la tormenta sin que pueda actuar. La idea básica de la OMC, que está ahí para garantizar una cierta previsibilidad en el comercio mundial, se ve arruinada socavada en su esencia por la actitud de Donald Trump.
En todo caso la decepción es grande a orillas del Lago Leman por este giro de los acontecimientos, y todo el mundo se interroga sobre ¿qué sentido tiene haber invertido tanto tiempo en las negociaciones comerciales?
En una reciente reunión llevada a cabo el miércoles 19 de febrero, el presidente saliente del Consejo General de la OMC, el embajador noruego Petter Olberg. Advirtió que «Nos enfrentamos a una nueva realidad», «Todos tenemos que entender que algunos de nuestros valores y algunos de nuestros principios fundamentales están siendo desafiados. Ninguno de nosotros puede permitirse el lujo de fingir que no ha pasado nada. Este no es el momento para que ninguno de nosotros insista en viejas posiciones o viejos puntos de vista. Debemos entablar un diálogo real», sostuvo.
Lo que nos lleva a preguntarnos como puede instalarse un dialogo real en medio de la ofensiva comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un desafío nada diplomático a las reglas de la organización sobre los aranceles.
No obstante, la Directora General de la OMC, eala, en el último día de la primera reunión del año del Consejo General de la organización, insto a los 166 miembros de la organización a mantener “la cabeza fría “y “permanecer abiertos al diálogo ante las incertidumbres actuales”
Señalando que «me parece que este es un momento oportuno para iniciar reflexiones serias sobre el sistema, para determinar qué funciona, qué no y cómo lo reformamos», (….)»Sé que nos hemos embarcado en reformas aquí en Ginebra, en particular en reforma a través de la acción, pero creo que es hora de elevar el nivel, la profundidad y la amplitud de las reformas, de examinar en profundidad la organización y de asegurarse de que realmente se ajusta a los desafíos del comercio mundial en el siglo XXI», añadió, a través de un comunicado de la organización.
La historia se repite
No debemos olvidar que Donald Trump ya había lanzado aumentos de aranceles durante su primer mandato. Lo que cabe preguntarse es si ¿está la OMC en mejores condiciones de abordarlo ahora?
La OMC ha estado debilitada durante varios años. Este debilitamiento se acentuó durante la primera administración Trump debido a que la solución legal de disputas que se paralizó por el hecho de que no hay suficientes jueces en el Órgano de Apelación.
Washington acusaba al Órgano de Apelación de sobre interpretar las reglas del comercio internacional y de exceder los plazos establecidos por la OMC. Alegando entre otras cosas que las decisiones de los jueces no atenten contra la «seguridad» nacional.
En la reunión ministerial de la organización en 2022, los países miembros acordaron emprender una revisión integral de las funciones de la organización para que pueda responder de manera más efectiva» a los desafíos y oportunidades. En aquel momento se dijo que «Debemos estar abiertos a una reforma real, no a pequeños pasos», se insistió, asegurando que así es como «la OMC tendrá futuro».
Pero como ya no existen los medios de apelación, no se puede ir al final de los procedimientos, mientras que al comienzo de la primera administración Trump, siempre existió esta posibilidad.
La OMC está ahora aún más impotente y ya no puede resolver las disputas comerciales que involucran a Estados Unidos. La fuerza de la OMC consistía en permitir que las represalias comerciales volvieran a poner a sus miembros en el camino correcto. Este marco parece haber desaparecido por completo, no se ha llegado a ningún acuerdo para reactivar el sistema, ya que los Miembros de la OMC están acostumbrados a tomar sus decisiones por consenso.
¿El fin del sistema multilateral de comercio?
Desde su toma de posesión a finales de enero, el presidente de Estados Unidos ha hecho de los aranceles la principal herramienta de su política para reducir el gran déficit comercial estadounidense, imponiéndolos a todos sus socios sobre el acero y el aluminio importados y anunciando la implementación de derechos aduaneros recíprocos. Continuó su ofensiva de amplio alcance al anunciar posteriormente que podría imponer aranceles significativos a los automóviles, los semiconductores y el sector farmacéutico a partir de abril.
Por su parte China ha denunciado la queja ante la OMC, mientras tanto Canadá y Hong Kong han anunciado que lo harán. Pero el mecanismo que debería permitir resolver pacíficamente las disputas en el seno de la organización está paralizado desde finales de 2019 por Estados Unidos, que ha bloqueado el nombramiento de jueces en el Órgano de Apelación, como ya lo hemos señalado.
La cuestión del futuro del multilateralismo en la esfera del comercio está claramente planteada. No dependerá esencialmente de Estados Unidos, sino de otros Estados. ¿En qué medida seguirán colaborando otros Estados en la OMC? Puede haber un peligro para la OMC, con una espiral inflacionaria de los derechos de aduana, pero también puede ser una oportunidad para que otros países demuestren que esa no es la forma de resolver los problemas. Pero si el impulso no proviene de los Estados miembros, la OMC no cederá. La propia organización tiene muy poco margen de acción, a diferencia de muchas agencias de la ONU, como la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial y el FMI.
Estos juegos no son un fenómeno nuevo para la OMC
Siempre ha habido amenazas aduaneras. El objetivo manifiesto de la OMC es garantizar que las tentaciones proteccionistas sean sólo temporales. La idea es presionar a los países para que sigan las reglas para mantener la legitimidad de la organización. Pero no sabemos a ciencia cierta si esto realmente sucederá bajo la segunda administración Trump, sin alejarse para siempre de algunas reglas de la OMC
Los cierto es que Donald Trump está desvinculando a Estados Unidos de las organizaciones internacionales, por lo tanto, se puede esperar una retirada estadounidense de la OMC. En realidad, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que la OMC no es un problema presupuestario importante para los Estados Unidos.
El presupuesto global de la OMC es ridículamente bajo (alrededor de 205 millones de euros en 2024) en comparación con el de la OMS (3.400 millones de euros al año para el período 2024-2025). Trump en su lógica empresarial podría pensar que no le cuesta mucho y, además, puede deshacerse de las reglas y hacer lo que quiera de cierta manera.
La OMC no puede perjudicarlo, ya que el Órgano de Apelación está paralizado: no hay nada que sea jurídicamente vinculante. Creo que se siente bastante cómodo con esa idea.
Mientras tanto el nuevo Presidente del Consejo General, de la OMC Embajador de la Arabia Saudita Saqer Abdullah Almoqbel, subrayó que los actuales «profundos cambios» en el panorama comercial «requieren» que los países «trabajen juntos con renovado impulso y de manera unida para garantizar que la OMC siga siendo una piedra angular del sistema multilateral de comercio basado en normas».
Con el fin de profundizar las discusiones sobre la reforma de la OMC, su director propuso que los países crearan un panel independiente para desarrollar propuestas. La dialéctica sigue su curso entre las dudas de la certeza y las certezas de la duda… eso sí muy lejos de Descartes.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la