Choquehuanca: La salida al mar hace parte de la lucha por recuperar nuestra soberanía
SERGIO FERRARI| La reivindicación de Bolivia por lograr una salida al mar protagoniza esta segunda quincena de abril un empujón que puede ser estratégico. Las máximas autoridades del país andino presentan el martes 15 de abril en el Tribunal Internacional de La Haya, en Holanda, la memoria de la demanda marítima contra Chile. Se trata de los argumentos jurídicos-históricos que cimentan la demanda contra su vecino que ya habían iniciado el año pasado en esa instancia de resolución de litigios internacionales.
Esta reivindicación hace parte de un amplio “proceso de recuperación”, que protagoniza Bolivia, enfatiza el ministro de Relaciones Exteriores David Choquehuanca, en diálogo en Berna, Suiza, durante su reciente visita el segundo viernes de abril.
Y es al canciller del Estado Plurinacional de Bolivia de precisar ese concepto político rector: reconquistar la salida al mar va de la mano de “nuestro esfuerzo por recuperar los recursos naturales, las empresas estratégicas, nuestra cultura, nuestra propia forma de organización, nuestra espiritualidad y filosofía, nuestros lugares sagrados y símbolos, es decir nuestra identidad y soberanía”.
Choquehuanca pasó por la capital helvética para ratificar y reforzar el pedido de restitución de la estatuilla Illa del Ekeko, que su país interpuso en el 2013 ante las autoridades culturales suizas. Dicha figura, que según las autoridades andinas representa una de las principales divinidades y energías de los pueblos originarios, fue sustraída en 1858 de Tiahuanaco por el investigador y diplomático helvético Johann Jakob von Tschudi. Sus descendientes la vendieron al Museo de Historia de Berna, donde hace parte de su exposición permanente desde el año 1929.
Con respecto al litigio en La Haya el canciller boliviano explica que “hemos tratado de alcanzar una solución definitiva durante más de cien años, sin resultado alguno”. Realidad que impulsó a la diplomacia boliviana a golpear a la puerta del máximo tribunal arbitral internacional. “Creemos en la justicia internacional y queremos ejercer nuestro derecho”, subraya.
Sin entrar en los detalles del contenido de la Memoria – “es a la Corte de comunicarlo”, señala Choquehuanca- el canciller recuerda que la preparación de esa documentación ha exigido un gran esfuerzo de años.
El objetivo, insiste, es que Chile se vea obligado a negociar una fórmula plenamente soberana “para que nosotros podamos tener una salida al mar”.
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Cuadrito
“A Dios lo que es de Dios…”
El máximo responsable de la diplomacia boliviana – que inauguró el mismo viernes 11 de abril un nuevo Consulado General de su país en Ginebra, Suiza- se pronunció en la entrevista con este corresponsal sobre el documento pascual difundido recientemente por los obispos católicos romanos bolivianos. Y que incluye críticas frontales contra el gobierno de Evo Morales.
Desde aquí, desde Berna, puedo decirles – enfatizó Choquehuanca – que no se olviden de darle a Dios lo que es de Dios y a César lo que es del César. “Los Obispos no pueden equivocarse de camino. No pueden hacer política y peor si es política de derecha. La Iglesia debe estar con los pobres”.
Y es al canciller de salir al cruce sobre algunas de las afirmaciones de los prelados que cuestionan, entre otras cosas, algunas de las políticas redistributivas del Gobierno. “Todos saben que en Bolivia, en el pasado, las riquezas se privatizaban. Hoy se socializan. El ejecutivo, como nunca antes, trabaja actualmente con todos los municipios, sin importarle el partido político al que pertenezcan”.
El Gobierno quiere asegurar, por ejemplo, que el acceso al agua, sea efectivamente un derecho humano básico. Y que llegue a todas las comunidades, explica. “Queremos también asegurar una distribución equilibrada y justa de las tierras”. Y no es lo que históricamente ha promovido la Iglesia no solo en América latina, no solo con respecto a los pueblos indígenas”, subraya Choquehuanca.
Reconociendo al mismo tiempo, ciertos esfuerzos auto-críticos de una parte del clero por el rol histórico de la Iglesia como sostén ideológico de la oligarquía terrateniente. “Han pedido perdón, se dieron cuenta que se habían equivocado. No pueden volver atrás. Deben estar con los pobres”, concluye.