Chile: ¿Por quién votar?

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Juan Pablo Cárdenas S.

A pesar de que los ciudadanos tenemos ocho candidatos presidenciales entre los cuales elegir en los comicios de noviembre próximo, la verdad es que uno se encuentra con muchos chilenos que aún no toman una decisión al respecto, no comparten sus orientaciones ideológicas o lamentan el bajo nivel de los postulantes. No es cuestión de tener nostalgia del pasado, pero cuando se los compara con los antiguos líderes o mandatarios en muchos se expresa el desencanto. Sobre todo, en quienes pueden, por edad, remontarse al Chile republicano derrumbado con el golpe Militar de 1973.

 Esto es, cuando piensan en un Salvador Allende, un Eduardo Frei Montalva o incluso en no pocos referentes de la derecha. Cuando el nivel intelectual, su proyecto histórico, discurso y trayectoria parecían muy por encima a la de los políticos de hoy, tan envueltos por las veleidades. Muy correspondido, además, por la insolvencia de sus propios partidos.

En esto último llama la atención la existencia actual de las más de 22 agrupaciones políticas con representación en el Parlamento, así como que, para colmo,casi la mitad de nuestros legisladores haya cambiado dos o tres veces de militancia. Saltando, incluso, entre el oficialismo y la oposición; entre el centro, la derecha o la izquierda. Enrolándose en lo que ahora se impone como tibias y desdibujadas opciones: las denominadas centroderecha y centroizquierda.

Es evidente que lo que más vale, ahora, no son las orientaciones ideológicas sino el cálculo electoral o la oportunidad de alcanzar mejores granjerías personales dentro del escalafón de la administración pública. Asumiendo, desde luego, que trabajar bajo el alero del Estado parece ser el negocio más lucrativo en nuestro país, incluso si se compara lo que ganan nuestros jefes de estado, parlamentarios, alcaldes, embajadores y otros en relación a los de su misma condición en la mayoría de las naciones del mundo.

En las últimas semanas se ha anotado el hecho de que el presidente Boric, a sus 40 años, se apresta a recibir una pensión vitalicia que supera los diez mil dólares mensuales, tal como sus antecesores en La Moneda. Una de las cuales, Michelle Bachetet, aspira a convertirse después de sus dos períodos de gobierno en secretaria general de las Naciones Unidas, pese a su avanzada edad. Aspirando a un cargo en que seguramente obtendría mejores ingresos, viáticos y toda suerte de prebendas.

Jeanegtte Jara y Evelyn Mattei

Para muchos adherentes del gobierno actual descorazona que su única candidata presidencial, Jeannette Jara, sea militante del Partido Comunista y no de algunos de los referentes socialdemócratas que fueron hegemónicos en los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría. Nunca imaginaron socialistas, pepedés y frenteamplistas que Jeannette se impondría en las primarias realizadas por el oficialismo.

Incluso parece que al propio PC le incomoda esta situación, acostumbrados como estaban de integrar los últimos gobiernos De Frei Ruiz Tagle y Michelle Bachelet, consiguiendo buenos cargos para sus militantes, pero sin correr los riesgos de ser la colectividad rectora de la coalición. Ya se sabe que ella es la que encabeza, hasta aquí, las preferencias electorales sobre la primera vuelta, pero son muy pocos los que creen que en una segunda ronda logre superar en votos al candidato de la derecha más votado.

Seguramente que esta baja posibilidad de que Jeannette llegue a La Moneda explique que Estados Unidos y sus aliados internos no se encuentren ya conspirando como lo hicieran apenas triunfó Allende en las elecciones presidenciales de 1970.

Esto se explica en gran medida porque de los ocho postulantes, tres son derechistas y son  los que le siguen a Jeannette en las encuestas. Un trio de ex pinochetistas de sendos apellidos alemanes (Kast, Matthei y Kaiser), cuyos antepasados simpatizaran con el Nacional Socialismo de Hitler. Aunque estos han contendido fuertemente entre ellos, lo más probable es que en la segunda vuelta los dos perdedores se sumen a la campaña del que obtenga el mayor apoyo popular, reuniendo los sufragios necesarios para instalarse nuevamente en La Moneda.

José Antonio Kast y Johannes Kaiser

Respecto de los demás candidatos, Franco Parisi, Marco Enríquez Ominami, Harold Mayne-Nicholls y Eduardo Artés, lo cierto es que no tienen ninguna posibilidad de remontar significativamente durante la contienda electoral. Cuatro de ellos ya han competido anteriormente y tal parece que su insistencia en hacer el ridículo se explica en la posibilidad de recaudar dinero de parte del Servicio Electoral conforme a los votos que obtengan como lo establece la ley.

Además de recibir aportes entre sus adherentes o “pasar la bandeja” en el extranjero, donde algunas organizaciones amigas mantienen la ilusión de que esta vez sus fuerzas afines en Chile, puedan ganar o hacer un papel digno en la contienda presidencial. Ya señalamos que nuestra institucionalidad electoral colabora francamente con la dispersión de partidos y candidatos. También está claro que esta entidad sirve a lo que se denomina como la clase o casta política. Una elite cada vez más distante de las demandas del pueblo.

La gran incógnita es el comportamiento de los cientos de miles de inmigrantes que han ganado su derecho a voto. Se dice que ellos podrían inclinar la balanza en favor de algunos candidatos, pero lo más probable es que predomine en ellos la abstención electoral o el voto blanco y nulo. En el último sondeo de Data Influye se consigna que un 45 por ciento de los ciudadanos no se siente representado por los partidos políticos entre las más de 15 opciones partidarias que les ofreció esta encuesta.El voto migrante en Chile pone incertidumbre en las elecciones de tres ...

De todo lo anterior se deduce la ligereza general de los respectivos programas de gobierno. Desde luego, porque cualquier texto sebe ser sancionado por los numerosos referentes apegados a los candidatos, lo que es un serio obstáculo cuando éstos lo que más buscan es arribar al poder sin proponerse un cambio profundo respecto del agotado modelo económico social imperante. Ni muy dispuestos o sin capacidad para encarar los enormes problemas que imponen el estancamiento económico, la dramática inseguridad social, la aguda falta de viviendas y los conocidos rezagos en salud y educación.

Lo que predomina en el electorado, nuevamente, es un sentimiento de severa desconfianza respecto de la política, después de que el último gobernante frustrara la esperanza de millones de jóvenes de izquierda para terminar comprobando que no hubo diferencia entre la gestión de Boric y la de sus antecesores de la post dictadura. Cuya Constitución y modelo ultra neo liberal continúa rigiendo a la sociedad chilena, pese a los dos intentos fallidos de uno y otro lado para dotarnos de una nueva Carta Magna.

* Periodista y profesor universitario chileno. En el 2005 recibió en premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federación Mundial de la Prensa.