Chile 2025: Escenario electoral líquido y presidencial abierta

Marco Moreno

Predomina en los medios en los últimos días de cada año la tendencia por los balances. Mas difícil es aventurar proyecciones. Intentaremos perfilar acá algunas tendencias que creo pueden contribuir a comprender lo que vendrá en contextos de volatilidad política y electoral.

Las tendencias, entendidas como patrones emergentes en el comportamiento de los votantes a través del tiempo, permiten identificar dinámicas subyacentes como cambios en las preferencias, niveles de participación y prioridades temáticas. Esto es especialmente útil en escenarios de alta fragmentación o con un electorado fluctuante ya que puede contribuir a anticipar escenarios. Rompiendo la regla nos aventuraremos con algunas tendencias.

Cuando la política se vuelve líquida

La teoría de la modernidad líquida de Zygmunt Bauman ofrece los lentes apropiados para analizar los cambios sociales y políticos en un mundo donde las certezas se diluyen y las estructuras que antes parecían sólidas se tornan frágiles y volátiles. Esta metáfora líquida describe con precisión la dinámica que enfrenta Chile de cara a las elecciones presidenciales de 2025, un proceso marcado por la incertidumbre, la fragmentación y la creciente volatilidad del electorado.

Carrera presidencial en la oposición
Carrera en la oposición: seis por un puesto

Podemos decir que la política líquida, al igual que en la modernidad descrita por Bauman, se caracteriza por la desaparición de referentes sólidos. Los partidos pierden cohesión, las ideologías tradicionales se diluyen, y los votantes se tornan más inestables y menos predecibles. En el caso chileno, esta liquidez se ha intensificado por una serie de factores que han trastocado el panorama político tradicional.

Los recientes resultados de las elecciones subnacionales evidenciaron este fenómeno. El país no se inclinó decididamente ni para un lado ni para el otro. La gente, en los grandes números de los resultados agregados, voto por dos bloques equivalentes.

Tanto el oficialismo como la oposición quedaron en una suerte de equilibrio: ni vencedores absolutos ni derrotados totales. Por un lado, el gobierno no sufrió un castigo contundente en las urnas, lo que le otorga un respiro, aunque no una carta blanca. Por otro, la oposición mostró fuerza en algunos sectores, pero también reveló grietas significativas que dificultan su cohesión de cara a la presidencial.

El voto obligatorio y la volatilidad del electorado

Un factor clave en esta nueva liquidez política es el retorno del voto obligatorio. La obligatoriedad amplía el espectro del electorado, incorporando a ciudadanos menos comprometidos políticamente, lo que aumenta la incertidumbre. Estos votantes, muchas veces más reactivos que ideológicos, son especialmente susceptibles a los estímulos de campañas mediáticas, crisis coyunturales y liderazgos carismáticos. Esta mayor volatilidad obliga a los partidos a diseñar estrategias que capten un voto más heterogéneo y cambiante.

Primarias y el apretado calendario electoral

En este escenario incierto, las primarias programadas para fines de junio de 2025 adquieren una relevancia estratégica crucial. Los partidos y coaliciones tendrán apenas seis meses para posicionar sus candidaturas de cara a la primera vuelta en noviembre. Este plazo ajustado será un desafío particular en un contexto de fragmentación y competencia interna en ambos bloques.

José Antonio Kast (Republicano), Michelle
Candidatos: José Antonio Kast (Republicano), Michelle Bachelet (centroizquierda), Evelyn Matthei (UDI), Camila Vallejo (Comunista), y Rodolfo Carter (derecha populista).

La fragmentación opositora: una alerta roja

La oposición enfrenta un desafío evidente: la fragmentación de sus liderazgos. Figuras como Evelyn Matthei, José Antonio Kast, Johannes Kaiser, Rojo Edwards, Ximena Rincón o incluso Rodolfo Carter y Franco Parisi no solo representan sensibilidades políticas diferentes, sino que también podrían dividir el voto opositor en la primera vuelta, debilitando sus opciones para una eventual segunda vuelta. Esta dispersión interna no solo genera incertidumbre electoral, sino que también proyecta una imagen de desorden que puede afectar la confianza de los votantes.

La estrategia del oficialismo: tiempo y reformas

Política. Carolina Toha: "corremos el riesgo de que la crisis política en chile se vuelva crónica"
Carolina Toha y Gabriel Boric

Por su parte, el oficialismo parece optar por una estrategia de espera, posponiendo la definición de sus candidaturas hasta marzo de 2025. Esta decisión busca ganar tiempo para avanzar en la tramitación de reformas clave, como la de pensiones, lo que podría reforzar su posicionamiento frente al electorado. Además, figuras como Carolina Tohá más allá de las esquivas encuestas sigue siendo una posible carta competitivas, que con capacidad de liderazgo para enfrentar desafíos públicos como la crisis de seguridad puede resultar capaz de unificar al oficialismo y enfrentar con fuerza el desafío  y desorden opositor.

Una elección marcada por la incertidumbre

El panorama que se dibuja para noviembre de 2025 es, en esencia, líquido: ninguna estructura política parece lo suficientemente sólida como para garantizar certezas. La fragmentación opositora, la estrategia de dilación del oficialismo, y la volatilidad de un electorado ampliado y menos predecible configuran una elección donde los resultados son más inciertos que nunca.

La metáfora de Bauman nos recuerda que en la modernidad líquida la flexibilidad y la adaptación son esenciales. En este contexto, los liderazgos capaces de interpretar las nuevas dinámicas sociales, conectar emocionalmente con los votantes y ofrecer propuestas concretas y creíbles tendrán una ventaja significativa. Sin embargo, en un entorno tan fluido, incluso estas fortalezas pueden no ser suficientes para garantizar el éxito. La presidencial 2025 será, más que nunca, un test para la política chilena en tiempos de incertidumbre.

*Profesor de historia, analista político y docente chileno,  investigador asociado de FLACSO.Actualmente es director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones en la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central de Chile.Analista de The Clinic.​