Chelsea Manning nuevamente encarcelada por defender la libertad de expresión
Silvia Arana|
“A veces, cuando debemos tomar una posición, la cobardía pregunta: ¿Tendré seguridad? El pragmatismo pregunta: ¿Me conviene políticamente? La vanidad pregunta: ¿Es popular? Pero la conciencia pregunta: ¿Es lo correcto? Y hay momentos en que un individuo con integridad moral debe tomar una posición que no es segura, ni políticamente conveniente ni popular. Pero debe hacerlo porque es lo correcto.” Martin Luther King, 1967[1]
La joven ex-analista de inteligencia, Chelsea Manning, fue arrestada en Irak en mayo de 2010, torturada, encerrada en una jaula en una base militar en Kuwait, confinada nueve meses en total aislamiento en una prisión militar y privada de libertad durante un total de siete años y medio por revelar crímenes de guerra de EE.UU. en Irak y Afganistán.
Al cabo de un juicio militar, que fue equiparado a un “linchamiento judicial” debido a las restricciones que obstaculizaron y maniataron a sus abogados defensores impidiéndoles presentar pruebas -durante el gobierno de Obama- recibió la condena récord para un denunciante de conciencia de 35 años de prisión; conmutada a siete años por este mismo gobernante.
Salió en libertad en mayo de 2017. Pero en marzo de 2019, Manning fue detenida nuevamente en represalia ante su negativa de ser interrogada por un tribunal judicial secreto, cuyo fin es incriminar a Julian Assange, editor de WikiLeaks.
Recordemos que cuando fue detenida en 2010 tenía 22 años e identidad masculina; su nombre era Bradley Manning. El día siguiente de ser condenada, se identificó como Chelsea, y anunció que iniciaría terapia de cambio de género. Luego de una larga batalla legal, y con el respaldo de la comunidad LGBTQ, consiguió la autorización de la terapia médica de transición sexual, convirtiéndose en la primera detenida en una cárcel militar en obtenerla.
La dura lucha librada por Chelsea Manning desde la cárcel como mujer trans es una parte importante de quien es ella hoy como activista por los derechos humanos, además de ser la denunciante de conciencia que más documentos secretos reveló en la historia de Estados Unidos. El más impactante de dichos documentos fue el video que se convirtió en el símbolo de los crímenes de guerra estadounidenses en Irak y Afganistán.
“Asesinato colateral” fue filmado por un militar estadounidense y muestra a sus colegas disparando desde dos helicópteros Apache contra un grupo de civiles en Irak, entre ellos dos fotógrafos de la agencia Reuters que fallecieron en el sitio del ataque que dejó al menos nueve muertos y varios heridos graves entre ellos un niño. El video junto con más de 750.000 documentos secretos –entre los que se hallan los archivos conocidos como “Diarios de Guerra de Irak y Afganistán” fueron difundidos originalmente por Wikileaks, pero también publicados por los principales periódicos y cadenas de televisión de EEUU. y del mundo.
Según las leyes federales de Estados Unidos, un medio de prensa no puede ser enjuiciado por publicar información secreta sustraída del gobierno. Por tanto, la persecución contra WikiLeaks y su editor Julian Assange no tiene asidero legal. En función de legalizar una acción ilegal, se ha conformado un tribunal “secreto” que funciona desde hace años en Alexandria, Virginia.
El objetivo del tribunal, o gran jurado, es probar que Julian Assange y WikiLeaks manipularon a Manning y le dieron instrucciones para que este “robara” información secreta. Pero la ejecución de este plan se ha topado con un obstáculo: Chelsea Manning se niega a colaborar, aún a costa de su libertad: “Por una cuestión de principios, no reconozco la legalidad de un tribunal secreto. No importa lo que hagan conmigo”, declaró desde la cárcel.
Chris Hedges, quien junto a Glenn Greenwald y Amy Goodman, denunció la ilegalidad del arresto de Chelsea Manning y de la persecución a WikiLeaks dijo: “La postura de medios como The New York Times y The Washington Post, que publicaron los documentos proporcionados por Manning y revelados por WikiLeaks, pero se niegan a defenderlos, se volverá contra los mismos medios. El Estado corporativo secreto no se conformará con Manning y Assange. El siguiente blanco de ataque será la prensa.” [2]
Probablemente Hedges, de larga e importante trayectoria periodística, tenga razón. . Desde una perspectiva más escéptica, se podría deducir que los medios de prensa tradicionales ya no son un blanco de ataque porque han sido neutralizados, como lo evidencia su silencio frente al arresto de Chelsea Manning, frente a la grave situación de Julian Assange confinado en la embajada de Ecuador en Londres o frente a la persecución contra Snowden.
Daniel Ellsberg, denunciante de conciencia durante la Guerra de Vietnam por entregar a la prensa los documentos secretos conocidos como Papeles del Pentágono en 1971, dijo: “Esta es la continuidad de siete años y medio de tortura contra Chelsea Manning, quieren que incrimine a a WikiLeaks para que el gobierno pueda llevar a juicio a Julian Assange y a WikiLeaks sin que los cargos se apliquen a The New York Times.
Se ha especulado durante años de que había un tribunal secreto -que aparentemente existe- contra Julian Assange; las acusaciones son las mismas que esgrimieron en mi contra (fui la primera persona en ser enjuiciada en 1971 bajo los cargos de infracción a la Ley de Espionaje, conspiración y robo). Desafortunadamente, al presentar estos cargos contra un periodista se comete una violación aún más grave contra la Primera Enmienda, que defiende la libertad de prensa. Y aunque Donald Trump ha dejado en claro cuánto gusto le daría enjuiciar y condenar a The New York Times no se atreve a hacerlo… Entonces quiere presentar cargos contra Julian y esto sería anticonstitucional”.
Concluyó diciendo: “Como Chelsea se ha negado durante siete años y medio a darles lo que pretenden, la encarcelaron y nuevamente recurren a la tortura, que funciona para conseguir falsas confesiones. Ese es el objetivo. Quieren que ella contradiga su declaración jurada, en la que afirmó repetidamente que su relación con WikiLeaks ha sido exactamente igual que hubiera sido con The New York Times o The Washington Post, a quienes acudió antes de contactar a WikiLeaks.
Como estos medios no le respondieron, ella fue a WikiLeaks. Chelsea asumió total responsabilidad, no para protegerlos, sino porque es la verdad. Y Chelsea dice la verdad. Ella es una verdadera patriota. No conozco a nadie más patriótico que ella, dispuesta a arriesgar y a renunciar a su libertad, a su propia vida en defensa de las libertades civiles y de la Constitución. La admiré antes y la admiro ahora: Hoy que se niega a formar parte de una conspiración contra la libertad de prensa en este país”. [3]
Frente al jurado que la condenó en 2013 dijo Manning: “Pensaba que si el público en general, y especialmente en EE.UU., tuviera acceso a la información contenida en los documentos de las guerras de Irak y Afganistán, surgiría un debate sobre el rol de las fuerzas armadas y de la política extranjera de Estados Unidos”. Por esta decisión enraizada en su compromiso con la libertad de expresión, Chelsea Manning está nuevamente encarcelada. Por ser coherente y tomar en tiempos difíciles la posición que no es ni segura, ni conveniente ni popular, pero es la correcta.
Notas:
[1] Martin Luther King Jr. – The Three Evils of Society (1967): http://www.scribd.com/doc/134362247/Martin-Luther-King-Jr-The-Three-Evils-of-Society-1967?campaign=SkimbitLtd&ad_group=725X1342Xa9817cac5bb1e5f6d0f100f53e432fee&keyword=660149026&source=hp_affiliate&medium=affiliate
[2] “Chelsea Manning and the New Inquisition”, Chris Hedges, Truthdig: http://www.truthdig.com/articles/chelsea-manning-and-the-silencing-of-the-press/
[3] https://www.democracynow.org/2019/3/11/i_know_no_one_more_patriotic. “I Know No One More Patriotic”: Daniel Ellsberg Praises Chelsea Manning
*Escritora, editora, periodista de medios alternativos.