Cerco en Medio Oriente: Azerbaiyán, Israel y Turquía se ciernen sobre Irán
The Cradle
La alianza triangular de Bakú con Tel Aviv y Ankara está remodelando silenciosamente la seguridad regional y las ecuaciones energéticas, desde el Cáucaso Meridional hasta el corazón del Eje de la Resistencia.
El afianzamiento de una alianza tripartita entre Azerbaiyán, Israel y Turquía está alterando el equilibrio de poder en Asia Occidental y el Cáucaso Meridional. Este eje, que lleva décadas gestándose pero que opera en gran medida en la sombra, se ha convertido en una potente herramienta geoestratégica y geoeconómica, sobre todo en las guerras de Siria, el genocidio en curso en Gaza y las crecientes provocaciones de Estados Unidos e Israel contra Irán.
Se consolida una relación secreta
Tel Aviv no perdió tiempo en forjar lazos con Bakú después de que Azerbaiyán declarara su independencia de la Unión Soviética en agosto de 1991. En 1993, ya funcionaba una embajada israelí en la capital.
Esta alianza, a menudo comparada con un iceberg cuya mayor parte permanece oculta, se basa en cuatro intereses que se entrecruzan: enfrentarse a la República Islámica de Irán, colaborar en materia de energía y tecnología armamentística, aprovechar el poder de presión sionista en Washington (especialmente contra el lobby armenio) y demostrar la capacidad de Israel para establecer vínculos con una nación de mayoría musulmana con el fin de contrarrestar las narrativas de aislamiento.

Para los israelíes, Azerbaiyán es una base estratégica avanzada en la frontera norte de Irán. Los puestos de vigilancia electrónica del Mossad, activos desde la década de 1990, vigilan Irán desde territorio azerbaiyano.
Aunque no están confirmados oficialmente, los informes apuntan al papel de Azerbaiyán en los recientes ataques estadounidenses e israelíes contra Irán, incluidos los ataques con drones y el uso de bases aéreas. Desde la perspectiva de Bakú, Tel Aviv ofrece una garantía frente a la asertividad regional de Irán y el persistente legado soviético de Rusia.
El factor demográfico añade otra capa: se estima que hay 15 millones de azerbaiyanos iraníes, casi el doble de la población de Azerbaiyán, lo que hace que el acercamiento de Teherán a Bakú sea especialmente tenso.
Petróleo a cambio de armas: el pacto tácito
En el centro del eje Azerbaiyán-Israel se encuentra un acuerdo transaccional: petróleo a cambio de armas. El Estado ocupante obtiene casi la mitad de su crudo de Azerbaiyán a través del oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan (BTC). A cambio, Bakú recibe armamento israelí de última generación. Desde 1991, Azerbaiyán ha invertido miles de millones en material militar israelí: drones Hermes y Harop, sistemas antitanque y buques patrulleros. Estas plataformas desempeñaron un papel decisivo en la guerra de Nagorno-Karabaj de 2020, donde causaron hasta el 90 % de las pérdidas armenias en blindados y defensa aérea.
Pero Bakú busca algo más que poderío militar. Sus vínculos con Tel Aviv le sirven como arma política en Washington, socavando la influencia armenia. Para Israel, mostrar una alianza estratégica con una república de mayoría musulmana y nominalmente chií es un valioso activo propagandístico, ya que refuerza su narrativa de coexistencia con el mundo islámico, a pesar de que el Eje de la Resistencia está configurado de forma abrumadora por movimientos liderados por chiíes.

El puente de Bakú entre Ankara y Tel Aviv
La alianza de Turquía con Azerbaiyán se basa en el parentesco étnico y la historia compartida: «una nación, dos Estados» no es un simple eslogan. Ankara ha respaldado constantemente a Bakú en el ámbito militar y diplomático, especialmente en lo relativo a Nagorno-Karabaj.
Aunque Turquía e Israel mantienen una asociación estratégica accidentada, interrumpida por acontecimientos como el asalto al Mavi Marmara en 2010, la guerra israelí en Gaza que se prolonga desde octubre de 2023 y los intereses contrapuestos en Siria, su interdependencia persiste.
Bakú ha actuado a menudo como mediador. Con ambos ejércitos atrincherados en Siria —Turquía en el norte e Israel en el sur—, Azerbaiyán ha acogido al menos tres rondas de conversaciones de seguridad, que han dado lugar a medidas para evitar conflictos y a una línea directa para prevenir la escalada.
A pesar de la aparente suspensión del comercio con Israel por parte de Turquía debido al genocidio en Gaza, el petróleo azerbaiyano sigue fluyendo a través de Ceyhan. Según fuentes israelíes, Bakú elude las restricciones de Ankara alterando los registros aduaneros para ocultar a Israel como destino final, una solución que Ankara parece tolerar.
Para profundizar aún más el eje, la empresa petrolera estatal de Azerbaiyán, SOCAR, adquirió una participación del 10 % en el yacimiento de gas israelí Tamar por 900 millones de dólares y obtuvo nuevos derechos de exploración en aguas israelíes. Estas medidas apuntan a futuras exportaciones de gas de Israel a Turquía, eludiendo la postura pública y dejando al descubierto las corrientes estratégicas que unen al triángulo.
Zangezur: el corredor de la confrontación
Las relaciones entre Bakú y Ankara también están evolucionando a través del controvertido corredor de Zangezur, destinado a conectar el enclave azerbaiyano de Najicheván con su territorio continental a través de la provincia armenia de Syunik. Respaldado por ambos Estados, pero totalmente rechazado por Teherán, el corredor facilitaría una conexión directa con Turkmenistán y las repúblicas turcas de Asia Central, bajo la supervisión temporal de Rusia.

Ereván se ha opuesto a lo que considera una violación de su soberanía. Sin embargo, filtraciones recientes sugieren que el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, podría haber alcanzado un acuerdo preliminar durante una visita no anunciada a Turquía en junio de 2025. De confirmarse, esto pondría de relieve la influencia de Ankara entre bastidores y el creciente alcance de la alianza tripartita. Los observadores vinculan los rumores sobre el acuerdo secreto con el reciente golpe fallido en Armenia, que reveló una feroz oposición interna a cualquier concesión sobre el corredor estratégico.
¿Hacia unos Acuerdos de Abraham 2.0?
Los funcionarios israelíes ven ahora a Azerbaiyán como un candidato ideal para un proyecto de normalización ampliado liderado por Estados Unidos: los «Acuerdos de Abraham 2.0». El pacto previsto incluye a Arabia Saudí, Jordania, Egipto, Marruecos, Siria bajo el liderazgo del presidente interino Ahmad al-Sharaa y las monarquías del Golfo Pérsico. El objetivo: un bloque comercial y de seguridad contra Irán integrado en el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC), respaldado por Estados Unidos, una posible ruta comercial destinada a rivalizar con la ya operativa Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI), de China, que conecta Asia con Europa y más allá.
El corredor ya se ha probado, desviando mercancías al puerto israelí de Haifa a través de Dubái, Riad y Ammán, sin pasar por el Mar Rojo tras el bloqueo de Yemen a los buques vinculados a Israel.
Pero están apareciendo grietas. La guerra de tierra quemada de Tel Aviv contra Gaza ha obligado a Ankara a moderar sus relaciones, al menos públicamente. El espectro de la reducción del flujo de petróleo a través de Ceyhan y las fricciones sin resolver en Siria podrían deshacer parte del triángulo. Bakú también prevé dos retos: su menor dependencia de las armas israelíes tras recuperar Nagorno-Karabaj y la posible capacidad de Israel para satisfacer sus necesidades energéticas a través de sus socios del Golfo Pérsico, sin pasar por Turquía.
En respuesta, Azerbaiyán está cubriéndose las espaldas: ampliando el comercio con Israel a los sectores del gas, los diamantes y la tecnología, y ofreciendo cooperación en materia de inteligencia sobre Irán y Asia Central. Pero esto solo amplifica las sospechas de Teherán.
El dilema de Irán
Teherán sigue profundamente inquieto por los crecientes vínculos de Bakú con Tel Aviv. Los medios de comunicación iraníes vinculados al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) advierten de que Azerbaiyán podría servir de puerta de entrada para exportar los Acuerdos de Abraham al corazón turco: Kazajistán, Uzbekistán y más allá.
El eje Azerbaiyán-Israel-Turquía, alimentado por las ambiciones desenfrenadas de Bakú, representa un desafío multidimensional para la postura regional de Irán. Sin embargo, Teherán no parece haber ideado aún una contraestrategia coherente. Los iraníes siguen tratando a Azerbaiyán con guantes de seda, como se pudo ver durante la cordial visita del presidente iraní Masoud Pezeshkian a Bakú la semana pasada. Dadas las especulaciones públicas de que Azerbaiyán ayudó y apoyó a Israel en sus ataques contra Irán, el enfoque «fraternal» de Teherán podría malinterpretarse como vulnerabilidad e ingenuidad en Bakú, e incluso envalentonar al presidente Ilham Aliyev a poner a prueba aún más los límites de Irán.
🇮🇷🇦🇿🇮🇱| WATCH: Iranian locals confirm seeing drones from Azerbaijan during the 12-day war.
Iranian IRIB TV interviewed locals from an Iranian village (near Parsabad) at the Azerbaijani border.
Several told the reporter that they saw Israeli drones launched from Azerbaijan… pic.twitter.com/pHVXqdTXSl
— Arya – آریا (@AryJeay) July 8, 2025
La renuencia de la República Islámica a explotar las vulnerabilidades del triángulo, ya sean temporales (como Gaza) o geográficas (a través de Armenia), podría resultar costosa. Por una vez, el tiempo podría no estar del lado de Irán.
Traducción de Question. Artículo original: https://thecradle.co/articles/axis-of-encirclement-azerbaijan-israel-and-turkiye-close-in-on-iran