Castillo en al aire: va por el quinto gabinete en siete meses
Mariana Álvarez Orellana
La crisis política que ha generado las malas decisiones y designaciones del presidente Pedro Castillo ha llevado a que en menos de siete meses de gobierno designara cuatro gabinetes ministeriales. La designación del congresista de derecha Héctor Valer como jefe de gabinete causó tal indignación, con críticas desde todos los sectores, que duró tres días en el cargo.
El presidente Pedro Castillo finalmente ha logrado unificar al país, pero lo ha hecho generando una oposición prácticamente unánime al gabinete ministerial que nombró el pasado martes. Pese a que la exprimera ministra Mirtha Vásquez señaló que su salida se dio ante “la imposibilidad de lograr consensos en beneficio del país”, Castillo aseguró que él decidió “renovar” el gabinete con el nombramiento de Vale, un político que suma denuncias por violencia familiar (agresiones a su esposa e hija).
Y nuevamente dijo Castillo el viernes 4, en alocución televisada de cinco minutos: «He tomado la decisión de recomponer el Gabinete Ministerial, y estos cambios se harán teniendo en cuenta la apertura a las fuerzas políticas, académicas y profesionales del país”.
Ante estas expresiones, el analista Antonio Collantes se pregunta ¿qué será verdaderamente recomponer para Castillo?, porque Castillo no hizo referencia alguna a la denuncia policial de la esposa e hija contra Valer, por haberlas agredido a patadas y puñetazos. Quizás “recomponer” sea persistir en lo mismo con la diferencia que sea con otros nombres.
Sumada a la poca autocrítica que mostró en su mensaje, Castillo responsabilizó al Legislativo por haberse negado al pedido de voto confianza lo que llevó a tomar la decisión de “recomponer” un nuevo gabinete.
La conformación de su efímero tercer gabinete expresó una corriente política conservadora con respecto a los derechos ciudadanos, ortodoxa en el manejo económico y contraria a las pocas reformas que se hicieron en gobiernos anteriores para mejorar la educación universitaria y el sistema de transporte público, señala la analista Ariuela Ruiz Caro.
Mientras Castillo le prestaba su sombrero y se abrazaba a Jair Bolsonaro en Brasilia, un prepotente premier amenazaba sibilinamente con la disolución del Congreso, jactándose de ser la “bala de plata” que tendría Pedro Castillo como un as bajo la manga.
“Si no nos dan el voto de confianza, cumpliremos lo que dice el Congreso: nos iremos y se reestructurará el gabinete. Y habrán perdido la primera bala de plata en el Congreso, para que luego el Presidente utilice la bala de oro y disuelva el Congreso”, señaló. En el Perú, la Constitución establece que, si el Congreso no le da el voto de confianza al gabinete en dos oportunidades, el Presidente puede disolver el Congreso.
Valer es un abogado ultraconservador de 63 años ligado al Opus Dei, viejo oportunista de la política que en las elecciones hizo campaña contra Castillo pidiendo votar “contra el comunismo”, que pasó por varios partidos y que en estos seis meses de gestión como legislador ha estado en tres bancadas: una de extrema derecha, otra de centroderecha y una tercera formada con disidentes del partido oficialista Perú Libre, agrupación que se define como marxista-leninista.
Y, al caer el jefe de gabinete deben renunciar todos los ministros. El nuevo equipo ministerial será el cuarto en seis meses de gestión, dato revelador de la inestabilidad del gobierno. Sin duda, Castillo quedó muy mal parado con esta tragicomedia de errores, personajes impresentables, marchas y contramarchas, indecisiones, traiciones y cambios de rumbo. Quedó más debilitado y aislado por este episodio.
Perdió aliados en la izquierda y el apoyo de sectores populares, y lejos de calmar a la oposición con el giro a la derecha que significaba este gabinete de corta vida, al unirse a un personaje tan cuestionado y fácilmente vulnerable como Valer dió munición a quienes desde un inicio lo han querido sacar.
Lo curioso es que la derecha se abstuvo de decir que Valer es uno de los suyos y lo atacó por sus oscuros antecedentes, los que había obviado cuando aportaba sus bancadas. Aprovechó al maximo el escándalo en su estrategia de destituir al mandatario, como intentara el fujimorismo en diciembre. Otros sectores de la derecha presionan para un nuevo gabinete que consolide el giro a la derecha anunciado con el gabinete frustrado.
El partido oficialista le hizo la guerra a la exlegisladora de izquierda Mirtha Vásquez (cuando fue nombrada primer ministra) por no ser de sus propias filas, se distanció de Castillo por su acercamiento a otros sectores de izquierda, rechazó la designación de Valer como una concesión a la derecha y ahora exige que el puesto vaya para uno de sus dirigentes.
Los aliados progresistas de Castillo ajenos al partido, como la excandidata presidencial Verónika Mendoza, han roto con el mandatario acusándolo de traicionar las promesas de cambio y lucha contra la corrupción al poner a un notorio derechista en la presidencia del Consejo de Ministros y a ministros neoliberales en lo económico y ultraconservadores en lo social.
Pero el único cuestionado no es Valer. El ministro de Trasnportes, defensor de las mafias del transporte público informal, también fue denunciado por agredir a su pareja, mientras que el de Defensa fue acusado por su esposa de violencia psicológica y del Interior de narcotráfico y de abuso de autoridad cuando era policía.
La prensa señala, asimismo, que la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables es una recalcitrante opositora a la igualdad de género y homofóbica y que el de Cultura mandó en el pasado reciente por redes sociales mensajes racistas, xenófobos y contra la izquierda,
Y el nuevo ministro de Economía es un tecnócrata neoliberal, que augura un regreso a esas políticas que el presidente ofreció cambiar. Si permanece en el gabinete ratificaría el giro a la derecha dado por Castillo. Pero a Castillo no le basta con cambiar nuevamente a los ministros, sino poner en marcha el camino de las cambios que anunció en su campaña.
* Antropóloga, docente e investigadora peruana, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)