Carlos «Cascote» Bertola, capitán en la Flotilla de la Libertad: “Hoy defender a Gaza es defender a la humanidad toda”

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Ricardo Gotta – Tiempo Argentino

-Hola, «Cascote», ¿dónde estás?

-Habremos salido hace unos 20 minutos de Menorca…

La isla, menos famosa, más discreta, tan deslumbrante como sus vecinas, Ibiza y Mallorca, es una de las Baleares españolas, en el Mediterráneo. «Cascote» es Carlos Bertola. Hijo de desaparecidos. Vive en La Plata hace 25 años, hincha de Estudiantes, militante de Nuestra Patria y Quebracho. Fue parte de la dirección de la CTD Aníbal Verón, de Hijos en La Plata y de otras corrientes sindicales y universitarias.

Además, capitán del barco Estrella y Manuel, integrante de la Flotilla de la Libertad, de la Global Sumud Flotilla.

Va camino a Gaza. Es uno de los veintitantos que partieron el domingo pasado de Barcelona. Una inesperada tempestad frenó el avance y averió algunas embarcaciones que optaron por atracar en Menorca. Allí se enteraron de las amenazas israelíes y la advertencia de que los considerará terroristas y que los detendrán. Con lo que ello implica.

Ahora, por radio, le avisan a Cascote que acaba de zarpar otro de los barcos retrasados de la flota, rumbo a Génova y Túnez. Se sumará al conjunto muy variopinto de navíos que tiene el objetivo de darle mayor visibilidad internacional a la acción de Israel en Gaza y, en lo posible, perforar el bloqueo con un puente de ayuda humanitaria. Tras unos días en Túnez rumbearán a Medio Oriente: en menos de dos semanas deberían llegar.

Bertola pide un segundo. Se escucha de fondo el ruido a fritanga del intercambio de mensajes. Casi se huele en la línea el aroma del Mediterráneo. La embarcación ingresa a altamar y el capitán está al mando del timón. De todos modos, se entusiasma en la comunicación con Tiempo.

–¿Cómo surgió la ocasión de capitanear uno de los barcos?

–Yo estaba en Venezuela hace un par de semanas, en la reunión de Alba Movimiento y como veedor de unas elecciones. Allí me encontré con una compañera del Movimiento Antiimperialista, que vive en Suecia. Me habló de la flotilla al escuchar que en Argentina estábamos armando una escuela popular de náutica. Me preguntó si navegaba, habló del proyecto. Quedamos en contacto y a la semana hicimos un Zoom. Necesitaban un capitán, me convocaron. En tres días lo resolvimos, armamos un bolsito, me subí a un avión y me fui a Barcelona.

–En Barcelona hubo enorme repercusión.

–Fui uno de los últimos en llegar. De los últimos seis días, cuatro los pasé arreglando el barco y llevándolo a la salida. Fue muy emocionante la partida de Barcelona, más de 150 mil personas despidiéndonos. Pero después nos agarró una tormenta, algunos barcos se rompieron; el nuestro no, afortunadamente. Algunos se demoraron en el arreglo. Recién la mayoría estamos de nuevo haciéndonos a la mar rumbo a Túnez.

–El Estrella y Manuel es un barco de bandera española.

–Un barco de pesca español. La flotilla, algún sindicato, alguna asociación lo compró para estos fines específicos. No sé quién es el propietario, pero está claro que es parte de los fines de esta flotilla.

–Hablabas de los objetivos de la flotilla.

–Hubo muchos intentos, con un barco, dos barcos. Lo que se está haciendo ahora es tratar de juntar alrededor de 50. Ahora somos acá 20 y quedaron tres o cuatro que nos alcanzarán. Se van a sumar otros en Italia y en Túnez. Llegaremos a los 50 y hará que el bloqueo que está ejerciendo ilegalmente Israel sobre Gaza quede más en evidencia. El objetivo es entrar con ayuda humanitaria.

–Nunca se pudo cumplir justamente por la acción israelí. ¿Cómo desbloquearla?

–Israel está ejerciendo un bloqueo brutal. Está transformando a Gaza en un campo de concentración a cielo abierto. Nosotros llevamos ayuda humanitaria concreta. Yo llevo medicamentos y alimentos en la bodega y cada uno de los barcos lleva un montón más donados en distintas partes para que llegue a Gaza.

–¿Qué expectativas tenés? ¿Creés que podrán llegar?

–Todas las flotillas anteriores fueron detenidas de distinta manera por el ejército israelí. Atacaron con drones, metieron gente presa y afectaron, en su mayoría, con deportaciones inmediatas, tras detenerlos varios días. Ahora Netanyahu nos dice que somos todos terroristas y que nos tratará como tales. Esperemos que sea sólo una bravuconada. Es un especialista. Simplemente trataremos de llevar alimento por mar internacional, sin tocar Israel. Y él que haga lo que tenga que hacer. El mundo estará mirando y sacará sus conclusiones. Pero quedarse impávido ante un genocidio, no nos parece bien. Por eso somos parte de esta flotilla.

–¿Cómo juega el miedo?

–Juega mucho, pero lo que pasa es que hoy defender a Gaza es defender a la humanidad toda. También hay algunas cuestiones, algunos mandatos en mi caso particular que me llevan a tomar estas decisiones de un modo un poco más sencillo. Es eso, es defender a la humanidad. El que crea que es sólo el pueblo de Gaza y que cuando se empieza por ahí, después frena, peca de una ingenuidad muy grande. Hoy el planeta Tierra está en peligro porque si se comete un genocidio, se transmite por tele y no pasa absolutamente nada… ¿qué más no va a estar permitido? Se rompen todas las reglas, todos los sentidos comunes, las normas de convivencia. Y habrán triunfado los que creen que el más fuerte puede hacer lo que quiera con cualquiera. De eso se trata esta flotilla. De tratar de romper ese bloqueo y de llevar un mensaje a toda la humanidad.

–Mencionaste al pasar tu caso particular, tu historia.

–Soy parte de la agrupación Hijos, mis padres son desaparecidos en la dictadura. Soy parte de una organización política, fui preso político en la resistencia a los ’90, a De la Rúa en su momento, en 2001, y milito desde que tengo uso de razón. Sigo militando para lo que ellos soñaron, que era una revolución, y que en algún momento hagamos la revolución también en la Argentina. Que todo el pueblo argentino pueda ser feliz. Además, compañeros como el «Boli» Lezcano, que era de mi organización y fue parte de la compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez y conducción de Quebracho un montón de años, nos enseñaba que la primera virtud de un revolucionario es la solidaridad internacional. Está integrado a nuestra forma de ser y no dudamos un segundo: necesitaban un capitán, somos capitanes y acá estamos.

–Dejaste para más adelante la Escuela Popular de Náutica.

–La estábamos planificando para ir a la Antártida. Cuando volvamos de Gaza seguramente lo vamos a hacer con mucha fuerza. La militancia tiene que conocer nuestro hermoso país bicontinental. Hablábamos de eso en Venezuela. Cuando me escucharon y me preguntaron: ¿sabés navegar?

–¿Desde cuándo navegás?

–Me gustaba, hice un curso en un club náutico y empecé. Recorrí con La Sanmartíniana desde Misiones hasta Tierra del Fuego. Luego el velero se perdió en una tormenta y apareció en Malvinas. Fui uno de los seis compañeros que fuimos a buscar a esa tripulación. Luego me especialicé cada vez más y como no podemos separar la militancia, armamos distintas movidas, empujamos la Ley Gaucho Rivero; hicimos piquetes náuticos con kayak impidiendo que cruceros que violaban la ley entren al puerto de Buenos Aires, sacamos la ley por unanimidad en Tierra del Fuego, Santa Cruz, Río Negro, Tucumán y Buenos Aires. Y cada vez que se violaba íbamos a defenderla. Esa historia también nos lleva hasta acá.

–Llevás una bandera con la imagen de Maradona.

–Tenemos banderas de Hebe, de Chavez, de Eva… Pero esta vez elegimos a Diego, que siempre defendió la causa palestina y a Gaza. Se lo merece más que nadie.

Esta nota se cerró cuando anochecía en el Mediterráneo. Un nuevo intercambio con el capitán Bertola.

-¿Cómo va todo, Cascote?

-Bien, amigo… A un día de Túnez…