Cambio de época

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Eleazar Díaz Rangel-Últimas Noticias

El presidente Correa fue el primero en identificar como cambio de época lo que ocurría en América Latina con los procesos de transformación iniciados, como hace 200 años en Venezuela, ahora por el presidente Hugo Chávez. El primero en abrir caminos y en tener una visión de lo que debía suceder, de los pasos que era necesario dar. Se repitieron en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Uruguay, Brasil, Argentina, en cada uno según sus modalidades, y por eso la presidenta Fernández habla de unidad en la diversidad. El caso es que no estábamos viviendo una época de cambios, íbamos más allá: se trataba de algo más trascendente y él lo llamó un cambio de época. Es lo ocurrido. Y tenemos dos extraordinarios ejemplos en el diálogo Celac-China y en la próxima Cumbre de las Américas.

China emerge como la primera potencia económica del mundo, y si el Sr. Carlos Marx no se ha equivocado, la economía seguirá determinando la política, como sucedió desde comienzos del siglo XX, cuando Estados Unidos desplazó al Imperio Británico, primero en la economía mundial, después en la política, hasta el sol de hoy cuando comienza a darles paso a los chinos. Por supuesto, se trata de procesos de largo aliento, pero indetenibles. Nadie con más paciencia que los chinos para fortalecer los cambios sin forzarlos, con acuerdos “entre iguales”, ejemplo de cooperación sur-sur. china celac

No es casual que en el reciente encuentro los anfitriones propusieron y se aceptó la formación en China de mil jóvenes como líderes sociales y ofreció seis mil becas. Súmele la enorme ayuda económica, de 250 mil millones de dólares, los acuerdos bilaterales firmados, entre ellos el de cooperación militar con Venezuela y otros países. Todo ocurre en lo que hasta ayer no más fue el patio trasero de Estados Unidos. Y con todos los análisis que estarán haciendo en Washington y sus alrededores, no terminan de percibir que lo que está sucediendo en América Latina es un cambio de época, tan sencillo como eso. Se rompen los lazos de dependencia de Washington que tuvieron nuestros países durante tantos años.

Con características distintas, a iniciativa de EEUU se crearon las cumbres de América. Pero ¡qué diferencia! Comenzaron imponiendo el Alca en Canadá, con apenas la disidencia del gigante Chávez. Poco les duró el gozo porque en la reunión en Mar del Plata se les vino abajo, ¡al carajo el Alca! Dijeron al unísono Chávez y Kitchner. Era otra muestra de los cambios habidos. Ha sido Panamá, antes de los anuncios de restablecimiento de relaciones de EEUU con Cuba, que acordó invitarla. Quién sabe qué dirían en Washington. El caso es que privó la decisión de la mayoría de los países de no asistir a Panamá si no invitaban a Cuba. Y tuvieron que hacerlo a una reunión que fue hechura estadounidense para mejorar las relaciones con los latinoamericanos y remachar sus nexos. No será así. Seguramente le pedirán en sus propias narices la suspensión del bloqueo.