Cada cual atiende su juego

Marcos Salgado – Miradas al Sur

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, tomó la decisión de cerrar el paso fronterizo más importante con Colombia luego de que una patrulla de Guardia Nacional Bolivariana fuera emboscada por un grupo armado cerca del puente internacional que une el estado Táchira con el departamento colombiano del Norte de Santander.

A decir de Maduro fue la gota que rebalsó el vaso de una situación que se venía gestando hace tiempo. Bandas armadas paramilitares procedentes de Colombia controlaban el contrabando de gasolina y de alimentos, que junto con la presión artificial para la devaluación del bolívar impactan en todo el mapa económico venezolano y constituye uno de los nudos de la “guerra económica” contra la Revolución Bolivariana.

Con el paso de los días, la decisión de cerrar la frontera conserva un amplio respaldo popular en Venezuela. Lo muestran los sondeos de opinión y es fácilmente verificable en las calles. A Maduro sólo le reprochan no haber actuado antes. ¿Este apoyo pesó en la decisión de ampliar el cierre a Paraguachón, el otro paso fronterizo importante?

Atacados por una crisis económica sin precedentes en los tres quinquenios de revolución, las venezolanas y los venezolanos viven al día, concentrando sus esfuerzos en gambetear la inflación. Los resultados positivos del cierre en la frontera (mejor abastecimiento, menos violencia armada) funcionan como una luz al final del túnel, en un año que cerrará con elecciones a la Asamblea Nacional que pueden convertirse en un plebiscito sobre la crisis, sus responsables y salvadores.

Lo que se tiran no son flores

Mientras tanto, Juan Manuel Santos también parece moverse cómodo en la coyuntura del pleito fronterizo, que le cayó en el momento justo. El presidente de Colombia necesita fortalecer su popularidad y defenderla de los permanentes ataques internos de los sectores ultraconservadores y militaristas que aborrecen el acuerdo de paz en ciernes con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Este acuerdo (que sigue con vientos favorables, a decir de sus operadores) en La Habana, Cuba, es la obsesión y gran bandera política de Santos, que ya está en su segundo y último mandato consecutivo. ¿Una escalada de la crisis con Venezuela pondría en peligro el acuerdo con las FARC? Así parece. En todo caso, en su actual despliegue territorial, la guerrilla es un actor más en el complejo escenario de la frontera.

Así, con ambos gobiernos sopesando costos y beneficios, Maduro viajó a China, Vietnam y Qatar en medio de la crisis. Desde allí y a su regreso, repitió y repite que el cierre se levantará sólo cuando se den las condiciones para “una nueva frontera”, que demanda un rol activo del gobierno de Colombia.

Santos eligió el poco diplomático camino de criticar las políticas internas de su vecino y avanzó en la senda que ya había probado su ministra de Relaciones Exteriores. Dijo que la Revolución Bolivariana “se autodestruye”. La inmediata réplica de Maduro fue mesurada. Dijo que su homólogo agrede “como nunca antes” a Venezuela, pero enseguida llamó a un diálogo directo “sin condiciones”.

El ex vicepresidente venezolano José Vicente Rangel habla de una estructura consolidada a través del tiempo, al calor de acciones de Colombia y de omisiones de Venezuela en su política exterior, en especial la desatención a la problemática fronteriza.

Esto facilitó la conformación de un especie de estado atípico con la participación activa de factores delictivos generados por Colombia, narcotráfico, paramilitarismo, violencia y “el aprovechamiento de situaciones económicas delicadas, como las que en la actualidad afectan a Venezuela para obtener descarados beneficios de todo tipo a base del contrabando de extracción, el bachaqueo y otras fórmulas delictuales”.

La región fronteriza venezolana ha concentrado en los últimos 10 años, el 30% de la migración colombiana, y de ese total, el 21% se asentó en la frontera del estado Táchira.

Al menos el 30% de las importaciones de alimentos de Venezuela terminan de contrabando fuera del país, el 40% de los bienes salen en forma de contrabando, 80% de los productos vendidos en Cúcuta son de contrabando. El cierre de la frontera le ahorra a Caracas más de un millón de litros de nafta.

El contrabando se ha convertido en una actividad lucrativa a lo largo de la región fronteriza, no solo respecto de la nafta sino de alimentos, medicinas y productos básicos que son fuertemente subsidiados en Venezuela.

Por ejemplo, los contrabandistas pueden obtener un beneficio de 3.000% en la transferencia ilegal de nafta (en Venezuela se compran 660 litros por un dólar “ilegal”). La harina de maíz utilizada para las arepas tradicionales cuesta 650 bolívares en Colombia y sólo 19 en Venezuela.

Mediaciones

Mediadores para el diálogo no faltan. Maduro quiere que sean los gobierno de Brasil y Argentina, cuyos cancilleres ya viajaron a Bogotá y Caracas hace una semana. Colombia postulaba a Uruguay y directamente al presidente Tabaré Vázquez.

El juego lo comenzó a destrabar Ecuador, al facilitar un primer encuentro en Quito, con los ministros del exterior de Ecuador y Uruguay (presidentes pro tempore de Celac y Unasur) y las ministras de Colombia y Venezuela en la misma mesa. ¿Después los presidentes?

Así, el camino de la mediación latinoamericano-caribeña parece abrirse paso, pero, por ahora, cada quien atiende su juego.