Bronca, rabia y desesperación en Grecia
Indignación, bronca y desesperación se agitaron en la calles de Atenas y de otras ciudades griegas, en medio de las marchas de miles de ciudadanos que se oponen al virulento ajuste del gobierno de Lucas Papademos. Policías y manifestantes se enfrentaron en las calles de Atenas, al iniciarse ayer una huelga general de 48 horas contra las medidas fondomonetaristas exigidas por la Unión Europea para evitar una cesación de pagos de Grecia y millonarias pérdidas a los grandes bancos de la región.
Cuatro miembros del gabinete del gobierno de Lucas Papademos renunciaron ayer, poco después de que medios griegos hablaran de una posible remodelación del Ejecutivo.
Ayer dimitieron en cuestión de horas el viceministro de Agricultura, Asterios Rontoulis; el ministro de Transporte, Makis Voridis, y el viceministro de Tráfico Marítimo, Adonis Georgiadis, todos ellos pertenecientes al partido de ultraderecha LAOS. Además, también presentó su renuncia la viceministra de Exteriores, la socialista Marilisa Xenogiannakopoulou. En su declaración señaló que no puede apoyar el nuevo programa de ajustes. El jueves renunció también otro socialista, el secretario de Trabajo, Giannis Koutsoukos, que aseguró que no había sido informado ni preguntado sobre el estricto programa de ajustes. Horas antes de la ola de dimisiones, el partido de derecha LAOS anunció que en el Parlamento votará contra el paquete de nuevos ajustes acordado ayer en Atenas.
La policía antidisturbios intentó contener a los miles de personas que se volcaron al centro de la ciudad para llegar hasta el Parlamento y recibió un verdadera lluvia de cócteles molotov y piedras. Paralelamente, la policía demandó a la fiscalía general una orden de arresto inmediata contra los representantes de la “troika” de acreedores internacionales, integrada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE).
“Están poniendo en peligro la democracia griega y la supervivencia de su pueblo” con las medidas fondomonetaristas, informó la policía en una carta publicada por la prensa griega y enviada a los representantes del BCE, el FMI y la Comisión Europea (CE). La presidencia del sindicato de la policía, Poesy, acusó concretamente a los integrantes de la “troika” de intentar violar la soberanía nacional, así como de robar al pueblo griego sus bienes. En las calles de la capital, antes de que se produjeran los choques, pudo verse a militantes distribuyendo panfletos titulados “Wanted” (buscado) en los que se ofrece una recompensa de un euro al que detenga a algún integrante de la “troika”.
Mientras tanto, los mercados financieros reflejaban el conflicto. El euro y las acciones cayeron ayer, después de que la UE y el FMI dejaron en claro que los nuevos recortes de gastos y salarios acordados por el gobierno griego no eran suficientes para reestructurar el pago de la deuda. La UE y el FMI tienen en su mano un plan de rescate por 130 mil millones de euros que solamente van a liberar si Grecia se ajusta más los cinturones para pagar a los grandes tenedores de su deuda, la banca francesa y alemana.
“En resumen, no habrá desembolsos sin implementación” de los nuevos recortes, aseguró el jueves el presidente de los ministros de Finanzas de la Zona Euro, Jean-Claude Juncker. El mismo día, el gobierno hizo la última concesión: aceptó reducir en un 22 por ciento los salarios mínimos, cifra que se eleva al 32 por ciento para los trabajadores menores de 25 años. Sin embargo, pese a los esfuerzos del gobierno griego por complacer a los acreedores, las condiciones impuestas por éstos para refinanciar la deuda son difíciles de implementar debido a que son consideradas excesivas por un amplio sector de la población.
Si Atenas no implementa las medidas de austeridad acordadas, Europa “no puede concederle ayuda”, afirmó ayer el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble. “Sólo podemos aceptar el programa de ayuda, de 130 mil millones, cuando estemos seguros de que en Grecia también va a ser aplicado y respetado”, acotó. En diálogo con legisladores de su país, la canciller alemana Angela Merkel encendió alarmas. La bancarrota de Grecia insume “un riesgo incontrolable” que no debe afrontarse, afirmó y aclaró que la Unión Europea persigue “la vía del menor daño”.
Grecia está encima de un volcán. El jefe de gobierno, Lucas Papademos, dijo que si no hay intención de votar los acuerdos, tendrá que irse de su cargo. “No podemos permitirnos un default”, afirmó, mientras la prensa anunciaba la posibilidad de su dimisión y varios de sus funcionarios se marchaban del gobierno en desacuerdo con la severidad del ajuste impuesto por la “troika”, que causará más dolores a los ciudadanos.
La nación helena suma ya más de un millón de desempleados sobre una población de once millones. Si el 20 de marzo el gobierno no cuenta con las líneas de ayuda financiera, no podrá pagar los 14,5 mil millones de euros de bonos del Estado que caducan ese día y caerá en bancarrota.
El Eurogrupo se reunirá el miércoles, para entonces el Parlamento griego debió haber aprobado el programa, pero existen dudas de que eso ocurra. El Parlamento estará en funciones mañana, pero quizás recién el lunes tome la decisión final.
“El domingo próximo el voto en el Parlamento será decisivo” para la permanencia de Grecia o no en el euro, dijo el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, al abandonar la reunión del Eurogrupo en Bruselas.