Brecha intergeneracional tras fin de la globalización e inicio de la era del desorden
Alfredo Jalife Rahme|
Un Estudio 2020 del Deutsche Bank demuestra que el fin de la globalización da inicio a la era del desorden. Desde los varios puntos seminales que aborda como nueva dinámica –entre ellos la inevitabilidad del ascenso geoeconómico de China–, Deutsche Bank se enfoca en la brecha intergeneracional en el G-7 entre los baby boomers y la generación Z ( centennials)/generación Y ( millennials) que marcará la pauta política en la próxima década, con tendencia a la izquierda tipo Bernie Sanders (EEUU), Jean-Luc Mélenchon (Francia)/Jeremy Corbin (Gran Bretaña).
El banquero investigador Jim Reid (JR), gerente de dirección y estratega de Deutsche Bank expone el conflicto generacional entre los desposeídos jóvenes centennials (generación Z)/ millennials (generación Y) y los pudientes baby boomers prevalente en el G-7 que impuso su modelo fenecido de la globalización, mientras envejecía, y propició la desigualdad que constituye un área multifacética.
Una de las subáreas del desorden imperante se acentuará con la división intergeneracional que se ha ensanchado en años recientes y se instalará como uno de los temas principales en el “futuro inmediato”. Los centennials/millennials han ya experimentado los choques gemelos de la crisis financiera global y ahora la pandemia del Covid-19: los dos peores choques económicos desde la Gran Depresión en la década de 1930.
Aquí hemos expuesto in extenso la grave crisis que sufren los jóvenes en EU, extensivo al G-7, y dramáticamente en Latinoamérica/África/Medio Oriente, con poblaciones promedio básicamente juveniles que heredarán los lastres de las deudas nacionales acumuladas que les han legado sus antecesores o progenitores.
Conforme los jóvenes del G-7 se animen a participar en las votaciones, a las que han sido reacios por no creer en sus fraudulentos sistemas políticos, en la próxima década tenderán a imponer su cosmogonía que difiere de los fracasos plutocráticos de los baby boomers que se despacharon con la cuchara grande mediante los artificios de la globalización financierista.
Se escenificará un choque brutal debido a los exagerados altos precios de la vivienda, literalmente inalcanzables para los ingresos de los jóvenes que sufren un desempleo asfixiante, no se diga con salarios de hambruna, lo cual crea coraje y resentimiento.¡Con justa razón!
JR vaticina, con lujo de gráficas, que la demografía juvenil podría pronto movilizarse a una mayoría electoral, lo cual infligirá una potencial y disruptiva reversión en la correlación de fuerzas cuando será muy difícil tender puentes en forma natural a la brecha de los ingresos y la riqueza, por lo que existe la posibilidad de un cambio telúrico (sic) en la política y en las elecciones.
Este esquema dinámico del G-7 es aún mas válido y trágico para un país como México, que tiene un promedio de edad de 29.3 años y cuya pirámide demográfica ostenta 26 por ciento en el rango de 0 a 14 años y 17 por ciento en el de 15 a 24 años: es decir, de 0 a 24 años, el porcentaje arroja 43 por ciento cuando 42 por ciento (en el rango de 25 a 54 años) incorpora al grupo millennial (generación Y) que va de 24 a 40 años
Se pudiera aducir que México es un país donde predominan la generación Z ( centennials) y la Y ( millennials).
Por cierto, la pirámide demográfica de Brasil es muy similar a la de México, cuando ambos conforman un poco más de la mitad de la población de toda Latinoamérica.
A mi juicio, el devenir de México y Brasil será determinante por su demografía, no se diga con el ascendente segmento de los mexicanos guadalupanos (incluidos los latinos no-mexicanos) en EU, que exhibirá su mayor estallido poblacional y colocará a los latinos como su principal minoría étnica: hoy despreciada por los hegemónicos partidos Demócrata y Republicano.
*Médico, profesor, conferencista, periodista y analista político mexicano, articulista de La Jornada