Brasil: Terrorismo económico para destituir a Lula
Juraima Almeida
La extrema derecha y los grandes medios de comunicación predican el “terrorismo económico contra la población”, enfatizan el aumento del gasto público y refuerzan la idea de que la economía brasileña va mal., mientras el multimillonario Elon Musk, ahora funcionario estadounidense, sigue con su injerencia en los asuntos internos del país, promoviendo movilizaciones contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en busca de su destitución.
El mensaje fue compartido por familiares y aliados del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro en el que también se invita a los brasileños a que se movilicen para exigir el impeachment (juicio político) del líder trabalhista.
Hay una doble agenda de Musk y Trump en Brasil que converge con intereses de la oligarquía liderada por Bolsonaro para un impeachment contra Lula, según el analista Bruno Lima Rocha, aludiendo en primer lugar a Musk por su interés en temas como la conexión cibernética y satelital del país para influir en el pueblo brasileño a fin de impulsar los intereses de la oligarquía.
En la esfera política, Lima Rocha señaló que Trump sabe que Brasil puede hacer frente a EEUU: “Puede confrontarlo en una disputa comercial y de aranceles”, y advirtió sobre una escalada: “Una asociación de campaña cibernética promoción por X y la ultraderecha aprovecharon el mal momento señalado en las encuestas sobre el gobierno de Lula, por lo que sí hay un peligro, y hay que poner atención a esta conspiración”, dijo.
Además, hay una conveniencia de intereses con la familia de Bolsonaro, seguidor de la filosofía de gobierno de Donald Trump, “porque elexpresidente tiene un riesgo bastante grande de que no termine el año en libertad, sino preso por crímenes políticos y crímenes sanitarios contra el pueblo brasileño”, añadió Lima Rocha.
La extrema derecha y los grandes medios de comunicación predican el “terrorismo económico contra la población”, enfatizando el aumento del gasto público y reforzando la idea de que la economía brasileña va mal. Un escenario “mentiroso” para promover la reducción del gasto social, señala Fábio Sobral, profesor de economía de la Universidad Federal de Ceará (UFC).
Explica que el aumento del gasto público, especialmente en salud y educación, sólo refuerza cómo “el Gobierno sólo gana si gasta”, ya que la inversión en la población dinamiza la economía y se refleja en el bienestar social y económico en todo el territorio nacional. “A medida que el Gobierno gasta, promueve una especie de reacción en cadena, donde otros sectores empiezan a producir y a cobrar impuestos”,
Juliane Furno, economista y profesora de la Universidad Estadual de Río de Janeiro (Uerj), destaca cómo “recortar el gasto no nos lleva al equilibrio fiscal” y que cualquier reducción, resultante de medidas de asuteridad fiscal , interfiere directamente en la vida y el bienestar de la población, especialmente en las clases más pobres, lo que se refleja en los resultados en el Producto Interno Bruto (PIB).
Añade que el intento de asociar el gasto social con la falta de control financiero ignora el impacto positivo que estas inversiones generan en la economía. “De hecho, cuando se recorta el gasto social también caen los ingresos, porque circula menos dinero en la economía, lo que afecta directamente al consumo y a la producción”, señala.
Además del impacto directo de las inversiones sociales, los precios de los alimentos se han convertido en uno de los principales desafíos del gobierno. El alza constante de productos esenciales, como el café y el arroz, se ha explicado no sólo por factores climáticos, sino también por decisiones estratégicas de la agroindustria. “Existe una opción para el agronegocio de exportar bienes en lugar de priorizar el mercado interno”, analiza Juliane Furno.
Mientras, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva animó una vez más a la industria nacional, destacando la necesidad de fabricar en Brasil lo que se utiliza en el país. En la ceremonia de anuncio del Programa de Renovación de la Flota Naval del Sistema Petrobras, en Angra dos Reis (Rio de Janeiro)
“Nuestra idea es poner cosas nacionales, fabricadas por nuestras empresas, nuestras naves, nuestra plataforma, nuestra refinería, es una misión que cumpliremos todos los días. Porque tenemos que ser conscientes de que un país sólo será soberano cuando el pueblo esté orgulloso, no sólo de su país, sino de lo que hace, de lo que cree, dijo Lula.
Señaló que su idea es “poner cosas nacionales, fabricadas por nuestras empresas, nuestras naves, nuestra plataforma, nuestra refinería, es una misión que cumpliremos todos los días. Porque tenemos que ser conscientes de que un país sólo será soberano cuando el pueblo esté orgulloso, no sólo de su país, sino de lo que hace, de lo que cree”.
Durante más de 15 días, el gobierno se ha estado poniendo pesado. No puede sostener una agenda política positiva, incluso con algunas victorias importantes, que pronto se superponen a algo malo. El dólar cayó 10%, la inflación de enero fue la más baja en 30 años, el PIB será del 3,8%, un crecimiento del 7% en dos años, frente a la perspectiva del 2% y la tasa de desempleo fue el promedio más bajo en 12 años.
El analista Jeferson Miola señala que Lula experimenta uno de los niveles más bajos de aprobación de sus gobiernos. El desgaste con la hambruna es con una crisis de credibilidad y confianza. Su recomendación para que la gente no compre alimentos caros y que los reemplaces por más baratos no fue una respuesta política adecuada a la inflación de los precios.
La experiencia internacional muestra que el gobierno de Lula puede cambiar el juego de la hambruna y ganar las elecciones en 2026. Pero para ello, tiene que atreverse con medidas eficaces, como, por ejemplo, las adoptadas por los gobiernos de España y, principalmente, México, con el control del precio de la canasta básica, reducción del precio de la política energética y de alimentación, añade Miola..
Ante este escenario económico, el debate sobre las elecciones presidenciales de 2026 ya empieza a intensificarse. El aumento de los precios de los alimentos ha sido destacado como un factor determinante en la popularidad del presidente Lula, quien ha registrado su primera caída en los índices de aprobación desde el inicio de su mandato. “El gobierno de Lula debe tener cuidado con esto”, advierte Sobral:, el impacto de la economía en la decisión del electorado será decisivo en las próximas semanas
*Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)