Bolivia: Partidos políticos y mercado negro de siglas

Diego Portal

Después de 40 años de democracia es posible aún en Bolivia hablar de una carencia de institucionalidad en los partidos políticos. No es arriesgado afirmar que, en los hechos, existe un mercado negro (informal) de siglas, a disposición de quienes desean hacer política o, mejor dicho, cobrar protagonismo público, bajo el pretexto de la política, con fines que aparentemente desconocemos. Los hechos parecen mostrarnos que no estamos tan alejados de la realidad.

Tendremos que agregar algunas otras interrogantes para ingresar en materia, como por ejemplo si estos partidos políticos, legalmente reconocidos por el Órgano Electoral, representan una posición ideológica, tienen un programa no solo de gobierno, sino una declaración de principios y si cuentan con una real base social que los sustente, o si simplemente son negocios familiares o “taxi partidos” destinados a lucrar con las ambiciones de determinados personajes.Hacen lo que pueden”: Bolivia rumbo a los 20 años sin partidos de oposición serios y con estructura - ANF Agencia de Noticias Fides Bolivia

¿Qué es un partido político?

Antes de continuar con la realidad actual en el país es conveniente recordar algunos conceptos de destacados teóricos sobre lo que es o debería ser un partido político.

Maurice Duverger en su obra Los partidos políticos (1951) afirma que es “una organización duradera cuya finalidad es conquistar el poder y ejercerlo, reuniendo a personas que profesan una misma ideología o intereses comunes”. Giovanni Sartori en Partidos y sistemas de partidos (1976) sostiene que “es cualquier grupo político identificado por una etiqueta oficial que presenta candidatos a elecciones y puede obtener mediante ellas cargos públicos”.

Robert Michels en Los partidos políticos: un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna los define como “instrumentos necesarios de la democracia, pero su tendencia oligárquica interna contradice los ideales democráticos que profesan”. Joseph Schumpeter en Capitalismo, socialismo y democracia (1942) dice que es “una maquinaria para conseguir el voto de los electores con el propósito de ocupar cargos públicos”. Max Weber en la Política como vocación define a los partidos como “asociaciones orientadas hacia la obtención de poder dentro de una comunidad y hacia el logro de fines políticos”. Y Norberto Bobbio en el Futuro de la democracia (1984) considera que “el partido político es un intermediario esencial entre la sociedad civil y el Estado. Sin partidos no hay democracia, pero con partidos también hay riesgos para ella”, sostiene.

Desde la otra orilla, podríamos citar a otros dos autores, entre muchos: por un lado a Carlos Marx, quien junto a Federico Engels en el Manifiesto Comunista (1848) afirma que “el partido no es más que la expresión organizada del movimiento de clase. Su existencia es transitoria y depende del estado de la lucha de clases”; por el otro, Antonio Gramsci, que en sus Cuadernos de la cárcel (1929-1935) señala que “el partido político es el ‘Príncipe moderno’, la organización intelectual y moral que da dirección ideológica a una clase y lucha por la hegemonía en la sociedad”.

Estas variadas definiciones, desde disímiles posturas ideológicas, parecen coincidir en que el partido es un instrumento para la toma del poder, hasta ahí no queda duda. Sin embargo, las particularidades de cómo lo hacen, o cómo desearían hacerlo, es donde se encuentran las verdaderas diferencias.

Pareciera que existe una coincidencia en que partido es igual a democracia, o que uno sin el otro no tienen posibilidades de existir. Esto debemos descartar de inicio, ya que como lo señalaban Michels o Bobbio los propios partidos tiene tendencias que pueden atentar contra la democracia. Basta recordar al Partido Nacional Socialista de Alemania, el partido nazi de Adolf Hitler, para tener la evidencia del peligro que los partidos pueden representar para la democracia y la libertad.

Más allá de la democracia formal o del sistema demoliberal, los partidos pueden ser instrumentos de lucha y organización de las masas y pueden desarrollar labores de suma importancia no solo en la toma del poder, sino también en el desarrollo y la consolidación de procesos revolucionarios que van más allá de la democracia representativa para convertirse en una democracia participativa.

La historia política boliviana

Un partido campesino en el poder. Una mirada sociológica del MAS boliviano | Nueva Sociedad
El MAS, un partido campesino en el poder

Desde su declaratoria de independencia, en 1825, el país ha atravesado varias etapas políticas: desde la república oligárquica y caudillista del siglo XIX, pasando por gobiernos militares, hasta la democracia multipartidaria. A lo largo de este proceso han surgido partidos políticos que marcaron hitos en nuestra historia.

Aun cuando estos no funcionaban como partidos, en el concepto actual de ellos, sino como clubes políticos creados alrededor de líderes civiles y militares o caudillos, debemos, entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, mencionar al Partido Conservador, al Partido Liberal y al Partido Republicano.

En la primera mitad del siglo XX destacan con luces propias el Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR), el Partido Obrero Revolucionario (POR), el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y la Falange Socialista Boliviana (FSB).

Durante la noche negra de las dictaduras militares el MNR y la FSB se olvidaron de sus supuestos principios democráticos y pasaron a formar parte de las filas dictatoriales, junto a otros pequeños partidos como el Demócrata Cristiano.

Con el retorno de la democracia se pudo observar el surgimiento de otras organizaciones políticas como el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) o Acción Democrática Nacionalista (ADN), inicialmente de tendencias totalmente adversas, pero que terminaron aliados con un sorprendente pragmatismo que “cruzó ríos de sangre” sin importar la historia, ni menos sus principios, toda con la finalidad de tomar el poder.

Marcelo Quiroga Santa Cruz, la entrañable transparencia | Ramona Cultural
Marcelo Quiroga Santa Cruz, la entrañable transparencia

En la segunda mitad del siglo XX estuvieron presentes en la lucha política partidos como los comunistas, los dos (línea Pekín y línea Moscú), el PRIN de Juan Lechín, el Partido Socialista de Marcelo Quiroga Santa Cruz, Conciencia de Patria (Condepa) y Unidad Cívica Solidaridad (UCS), varias agrupaciones de carácter trotskista y otros desgajes del viejo MNR y alianzas como la UDP y el FRI. Con excepción del Partido de Quiroga Santa Cruz, el accionar de los restantes fue poco trascedente a nivel nacional.

Entre el final del siglo XX y el inicio del actual se cuenta con la aparición de nuevos partidos como Unidad Nacional (UN), Demócratas, Nueva Fuerza Republicana (NFR) y el Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP), considerado como el más importante en la historia de Bolivia, no solo por sus 19 años a cargo del gobierno nacional, al cual accedió tras vencer de forma apabullante en cuatro elecciones nacionales, sino por el enorme respaldo social y por las transformaciones que impulsó especialmente a partir de la Asamblea Constituyente y la aprobación y vigencia de una nueva Constitución Política del Estado (CPE).

Un presente desolador

Para las elecciones previstas el próximo mes de agosto el Órgano Electoral ha reconocido a 11 partidos políticos, es decir, están estos habilitados para participar en los comicios nacionales.

Esos son: Frente Para la Victoria (FPV), Autonomía Para Bolivia-Súmate (APB), Nueva Generación Patriótica (NGP), Unidad Nacional (UN), Movimiento Al Socialismo-Instrumento Para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), Acción Democrática Nacionalista (ADN), Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-Bol), Partido Demócrata Cristiano (PDC), Movimiento de Renovación Nacional (Morena), Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y Unidad Cívica Solidaridad (UCS).

Elecciones en Bolivia: candidatos dejan fuera del debate temas ambientalesEntre la alianzas ya reconocidas por el Órgano Electoral se encuentran las siguientes: Libre: conformada por Demócratas y el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI); Alianza Popular: integrada por el Movimiento Tercer Sistema (MTS) y las agrupaciones ciudadanas Partido Socialista Revolucionario (PSR) y el Movimiento Autonomista de Trabajo y Esperanza (Mate); Unidad: que aglutina a UN y Creemos; Libertad y Progreso: formada por ADN y las agrupaciones ciudadanas Pando Somos Todos, Nacionalidades Autónomas por el Cambio y Empoderamiento Revolucionario; Fuerza del Pueblo: integrada por UCS y por el Movimiento de Organizaciones Populares de Potosí (MOP).

Entre los partidos, el único que cuenta con un alcance nacional, esto es con presencia en todo el territorio nacional, es el MAS-IPSP, que ha anunciado que en el curso de los próximos días dará a conocer los nombres de sus candidatos. APB, regionalizado en Cochabamba, anuncia a Manfred Reyes Villa como su candidato a la Presidencia. Entre las alianzas, Libre postula a Jorge Tuto Quiroga y Unidad a Samuel Doria Medina, ambos enfrentados después de anunciar a los cuatro vientos la candidatura única de la oposición de derecha, objetivo no alcanzado por los intereses personales y de grupo que representan.

El resto de los partidos se encuentran en pleno periodo de subasta, buscando quién da más para usar su sigla, en realidad su personalidad jurídica (ya que no cuentan con nada más que eso, sin programa de gobierno, ni principios ideológicos y menos militancia).

Evo: “El plan (de Lucho) era que Andrónico iba a ser su precandidato a presidente o vicepresidente”
Andrónico Rodríguez, Luis Arce y Evo Morales, la puja en el MAS

ADN y el MNR pretendían cerrar con el liberal Jaime Dunn, pero al parecer este los desairó y ocasionó que ambos partidos tradicionales, pero agotados políticamente hace mucho tiempo, salieran a despotricar contra el supuesto outsider. El PDC proclamó a Rodrigo Paz Pereira (hijo del expresidente Jaime Paz) como su candidato, pero de inmediato surgieron las contradicciones al interior de dicho partido rechazando la candidatura del exalcalde tarijeño.

Tercer Sistema pretende fichar a Andrónico Rodríguez, al igual que Morena, el flamante partido de la alcaldesa alteña Eva Copa, que fue acusada de haber registrado militantes para lograr su habilitación de manera engañosa y aprovechando su actual función edilicia.

El expresidente Morales fue presentado como candidato por el FPV, pero a los pocos días el dueño de esa sigla anunció la ruptura con este sin explicar claramente las razones, aunque es fácil presumir de qué se trataba.

El propio Morales ha dicho reiteradamente estar negociando y tener aseguradas cuando menos dos siglas para poder presentarse como candidato, lo que muestra que poco o nada importa de qué partido o sigla se trate, si su ideología es liberal, social demócrata o comunista o lo que fuese con tal de poder habilitarse como candidato.

Contradicciones de igual naturaleza podemos encontrar, aun cuando a nadie ya le cause sorpresa, por ejemplo en que la base de Libre que postula al derechista Quiroga, exvicepresidente de Banzer y reconocido agente de la Embajada americana, es el Frente Revolucionario de Izquierda (sí leyó usted bien, “de Izquierda”), aquel frente que en las elecciones de 1978 postuló al campesino Casiano Amurrio y a la ama de casa minera Domitila Chungara, aquel partido que postulaba la ideología maoísta y cuyo principal dirigente, Motete Zamora, se declaró guerrillero en la década del 60. Curiosa la historia, pero así es la realidad de la dinámica política boliviana.

Casi como sucede con el fichaje de jugadores en los momentos previos al inicio de un campeonato de fútbol, el libro de pases está abierto y no se sabe finalmente quiénes vestirán una u otra camiseta. En el fútbol se le llama profesionalismo, en la política quienes aún esperan salir a la cancha sin importar la casaca que vistan se llaman mercenarios.

La pérdida de institucionalidad de los partidos políticos bolivianos es casi total. No hay principios, no hay ideología, ni menos una base social. La legalidad electoral permite que haya dueños de partidos, entre familiares o entre amigos, muy lejos de los conceptos y definiciones de los que es y debe ser un partido político. Con muy raras excepciones, entre ellas la del actual partido en función de gobierno, el resto de las organizaciones han entrado en el juego de un mercado negro ilegítimo y corrupto de venderse al mejor postor. Seguramente recién al filo de la medianoche del 18 de mayo sabremos con certeza quiénes juegan para quién y lo más probable es que nunca sepamos el precio que tiene el alquilar o comprar una sigla para una elección nacional.


* Cientista político boliviano, analista de La Época