Bolivia hacia el 21F
Ricardo Bajo H. |
La repostulación de Evo Morales y un balance de su gestión. La opción por la renovación y el ejemplo argentino. La amenaza de las derechas y el potencial decisorio de los indecisos.
The Week That Was in Latin America Photo GalleryUna chica joven y bronceada me entrega un volante en la plaza Abaroa. Es mediodía de sábado, hace calor y las campañas por el SI y por el NO elevan la temperatura de las calles paceñas. “El pasado no volverá”, afirma mientras me sonríe. Medio dormido y con ch’aqui fulero, devuelvo sonrisa y acepto el pasquín, pensando que la vaina es por el SI. Me siento en la sombra de la plaza y leo: “Los gobernantes del pasado y la vieja forma de hacer política no volverán. ¿Por qué subestiman nuestra conciencia y nuestra memoria? ¿Por qué nos creen tontos? Gracias, pero NO siempre”.
La propaganda es de Sol.bo y argumenta su opción por el NO en base a conceptos como renovación, transformación, valor de la palabra, conquistas logradas, oportunidades, valores de los pueblos milenarios, ética, derechos humanos, madre tierra, conciencia y memoria. Con resaca estoy, pero todavía me acuerdo de las campañas exitosas de la derecha en Venezuela y Argentina. ¿No hicieron lo mismo y ganaron mamando al personal? Hace rato que los gurús de la mercadotecnia electoral han dictado sentencia: la derecha volverá enarbolando las banderas históricas de las izquierdas. Y autopresentándose como el cambio, lo nuevo.
Y así fue: la derecha travestida y maquillada oculta sus intereses y privilegios de toda la vida y alza nuestras banderas: mujer, indígena, pachamama, derechos sociales, libertad, soberanía… los de abajo. En su desfachatez mentirosa, ayudados por sus “menti-medios” y sus periodistas sicarios “independientes”, han redoblado la apuesta: tratan de identificar al presidente Evo y el proceso de cambio con el pasado, con lo viejo, con lo corrupto, con lo soberbio. No tienen sangre en la cara.
Hace rato que los gurús de la mercadotecnia electoral han dictado sentencia: la derecha volverá enarbolando las banderas históricas de las izquierdas. Y autopresentándose como el cambio, lo nuevo
Evo MoralesLa campaña electoral rumbo al 21F, donde se plebiscitará la continuidad o cese del cargo del actual presidente de Bolivia luego de diez años de mandato, mira para atrás, y el ganador será quien logre adjudicar el pesado fardo del pasado al rival. Los indecisos, entre un 15% y un 20% del electorado, tienen la sartén por el mango. Y entre ellos, los nuevos votantes, esos changos que sólo han conocido a Evo y Álvaro, como presidente y vice. Los electores de 18 a 25 años superan ahora los 1,3 millones y representan el 22% del padrón electoral de la consulta del 21 de febrero. El voto joven crece exponencialmente: en las generales de 2014 eran el 14% del padrón y no llegaban al millón (800.000 nuevos electores).
El voto joven resulta entonces decisivo: cuando Evo fue elegido presidente, los que ahora votan por primera vez tenían apenas ocho años. Los changos no conocieron dictaduras, obviamente, pero tampoco las “megacoaliciones” y “juntuchas” neoliberales. Es decir, carecen de referentes de símbolo o afectos con esas décadas recientes y a menudo relativizan, descontextualizan y normalizan los avances conquistados, desde la democracia al recorte de desigualdades sociales, pasando por el acceso a las clases medias de los otrora marginados (por etnia o bajos recursos) y llegando al acceso y democratización del consumo como manjar divino caído del cielo (y no como producto de las medidas económicas y nacionalistas de los diez años de oro del presidente Evo).
[En] la campaña electoral rumbo al 21F (…), los indecisos, entre un 15% y un 20% del electorado, tienen la sartén por el mango.
La nefasta y larga noche neoliberal –uno de los ejes de la campaña por el SI- les suena a aburridas batallitas del abuelo. ¿Cuántos de esos muchachos y muchachas acabarán comprando el marketing electoral de las derechas? En Argentina, en efecto, muchos pisaron el palito del “amor”, la “felicidad” y el “cambio”. Los globitos de colores y los bailes chistosos de Macri sustituyeron a la política. Ahora el lobo muestra su verdadero rostro y los conceptos vacíos han sido reemplazados por más de 20.000 despidos de funcionarios públicos –provenientes de la Jefatura de Gabinete, el Congreso de la Nación, diversos ministerios, gobiernos provinciales, organismos y dependencias estatales-, a los que se suman otros 20.000 provenientes del sector privado –provenientes de las ramas de la construcción, metalúrgica, petroleras, laboratorios, farmacéuticos, comercio, frigoríficos, gastronómicos, editoriales, minería, textiles, indumentaria y servicios- (según datos de la Central de Trabajadores de la Argentina [1] y Telesur [2]) represión, presos políticos (para Milagro Sala, liberación), aumento de precios, subida de la luz en un 500%, el regreso del FMI, el silenciamiento de periodistas contrahegemónicos. Entonces ¿qué es lo nuevo y qué es lo viejo?
En Venezuela fueron más lejos aún. La derecha ganó la mayoría de la Asamblea Nacional y lo primero que hicieron fue bajar los retratos de Bolívar y Chávez. En la plaza, Abaroa me apunta con el dedo y me pregunta: “¿A mí también me van a bajar?” Macri ha ordenado poner animalitos en los nuevos billetes en sustitución de los próceres. San Martín molesta, Evita jode (otra vez), Juana cabalga de nuevo, Perón da un grito de corazón y Néstor vive. ¿Me prometes, chica joven y bronceada, que no bajarán los retratos del Che, de Túpac Katari y Bartolina Sisa del palacio de gobierno cuando algún día vuelvan? Dice la derecha que van a hacer mejor las cosas, que van a respetar lo conquistado. La chica joven y bronceada también me lo dice: el pasado no volverá. Me compro un helado de canela y la busco. Todavía está en la misma esquina de la plaza. Le devuelvo su pasquín “colorinchi” y le digo: “Tienes razón, el pasado no volverá. Eso solo pasa en las películas gringas. Nuestros héroes y heroínas (de ayer y de hoy) son presente y futuro. ¿Por qué me crees tonto?”
En juego: los avances sociales y el futuro
Bolivia ha crecido a una media del 5% en los últimos diez años, la década de la crisis económica sistémica del capitalismo, los años del crecimiento negativo en Europa y en países sudamericanos, los años de la inflación en Argentina o Venezuela, los de la crisis en Brasil.
El PIB boliviano ha pasado de 9.000 millones de dólares en 2005 a 33.000 millones de dólares en 2014. La reducción de la extrema pobreza bajó del 41% al 17%. La política de nacionalizaciones (principalmente de los recursos hidrocarburíferos) y la redistribución del excedente a través de políticas públicas (inversión estatal y priorización de la demanda y el consumo interno) y bonos sociales trajeron incremento de la calidad de vida (a través del consumo democrático) y estabilidad político-social (en un país caracterizado en el pasado por los golpes de estado, los presidentes pasajeros y las protestas que trancaban Bolivia) y bonanza económica (en lo macro y en lo micro).
El PIB boliviano ha pasado de 9.000 millones de dólares en 2005 a 33.000 millones de dólares en 2014. La reducción de la extrema pobreza bajó del 41% al 17%
En una palabra, dignidad (reconocida a través de 39 títulos Honoris Causa entregados a Evo en estos 10 años). En otra palabra Evo (el presidente boliviano que batió el pasado 21 de octubre de 2015 el récord de permanencia continua de un mandatario, en manos de Andrés de Santa Cruz, gobernante que estuvo de 1829 a 1839).
*Periodista y director de la edición boliviana del periódico mensual Le Monde Diplomatique
[1] http://www.lanacion.com.ar/1867695-segun-la-cta-los-despidos-en-el-sector-privado-son-casi-22800
[2] http://www.telesurtv.net/news/Despidos-en-Argentina-superan-los-41-mil-trabajadores-20160209-0026.html.