Bilbao vs. Martínez Mendoza: la polémica

Cristina y Capitanich
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La semana pasada el periodista argentino Luis Bilbao escribió el artículo “Tristeza, vergüenza, indignación” sobre las declaraciones de la presidenta argentina Cristina Fernández en su primera aparición pública tras la operación a la que fue sometida hace semanas. Esta nota mereció la respuesta del embajador de Venezuela en Argentina, Carlos Eduardo Martínez Mendoza. Aquí la nota de Bilbao y más abajo la respuesta del diplomático.
Tristeza, vergüenza, indignación

Luis Bilbao

En su reaparición pública tras 40 días de convalecencia, Cristina Fernández empleó un tono amable y distendido para dirigirse a la ciudadanía por cadena nacional a través de un breve video.

En la única alusión política de su breve mensaje, expresó afecto por Hugo Chávez a través de un cachorrito. Regalo de Adán Chávez en cumplimiento de un compromiso de su hermano fallecido.

Toda una definición tácita de simpatía con el líder de la Revolución Bolivariana y, se entiende, con su ideario.

Pero una suma de errores en ese tramo del video, más una contradicción flagrante minutos después, dieron al mensaje un contenido inverso al buscado.

Cuando explicó el origen del cachorrito y su raza, la Presidente aludió a la historia del perro que acompañó a Simón Bolívar. Contó que aquél murió en la batalla de Carabobo y explicó, para quienes no conocen o no recuerdan nuestra historia, que Carabobo fue “la última batalla en la emancipación del continente”. Y abundó: “cuando estuve en Ecuador estuve cerca del campo de batalla”.

Fernández confundió Carabobo con Ayacucho. Ayacucho, comandada por Sucre, fue la última en la emancipación del continente; Carabobo la última batalla en la emancipación de Venezuela.

Pero también erró el lugar: como se comprenderá, Carabobo no está en Ecuador, sino en Venezuela. Un Estado lleva ese nombre y el Campo de Batalla es una preciada reliquia histórica para todo venezolano de bien.

Hay más: ni Carabobo ni Ayacucho ocurrieron en Ecuador. La gloriosa batalla de Ayacucho se libró en Perú. Soldados argentinos pelearon, murieron y vencieron allí.

Tantos errores en tan pocas palabras asombra. Pero se corta el aliento al ver que la Presidente de nuestro país llama Simón a una mascota, como forma de homenajear al Libertador. Es de suponer cómo hubiera reaccionado Chávez ante este gesto.

El cuarto punto en cuestión ocurrió poco después, cuando el portavoz de la Presidente anunció la designación de Jorge Capitanich, actual gobernador de Chaco, como jefe de gabinete.

Muy lejos de la Revolución Bolivariana, Capitanich fue secretario de Finanzas de Carlos Menem y durante la presidencia de Eduardo Duhalde ocupó el cargo al que ahora regresa. En su ruptura con Duhalde, Fernández lo llamó “El Padrino”. Es pública y notoria la amistosa proximidad con la embajada estadounidense en Buenos Aires del ahijado Capitanich, quien pocos meses atrás fue denunciado por instalar una base militar para inteligencia y manejo de aviones drones en Resistencia, la capital de su provincia. Su argumentación para desmentir la denuncia confirmó con elocuencia sus lazos con el Departamento de Estado. Capitanich es además el hombre de la iglesia, el que sirvió para que el episcopado armara el gran acuerdo de 2002. Es el jefe de gabinete de Francisco.

Carabobo no puede ser confundida con Ayacucho por quien ocupa la primera magistratura del país. Y es todavía más grave que se utilice la imagen de Hugo Chávez para ocultar la orientación del gobierno en esta nueva etapa.

Para subrayar: ningún diario, ningún comentarista estrella, reparó hasta el momento en estas barbaridades.

Invade la tristeza al comprobar hasta qué punto ignoran nuestra historia quienes ocupan los más altos cargos. Avergüenza asistir al desparpajo con que desde allí se exhibe esa ignorancia. Indigna la manipulación del hondo sentimiento que anida en nuestro pueblo por Hugo Chávez, para encubrir el rumbo que se imprime a la política nacional e internacional argentina mediante un agente del imperio en quien se delega el poder.

Sobreponerse a la tristeza, vergüenza e indignación que producen estas conductas, requiere reafirmar la decisión revolucionaria de luchar para torcer el rumbo por el cual una burguesía corrupta e incapaz hasta el ridículo ha enfilado los destinos de Argentina.

 

 

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En respuesta a Luis Bilbao

Carlos Eduardo Martínez Mendoza

Luego de leer el artículo de Luis Bilbao en Aporrea, titulado “Tristeza, vergüenza, indignación”, realmente me afloraron esos sentimientos, pero no por la Presidenta Cristina Kirchner, sino por el autor de esa nota.

Como Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Argentina, me veo en la obligación de responder públicamente a ese artículo, considerándolo como inoportuno y malintencionado, y llamando a su vez a la reflexión al periodista Luis Bilbao, quien con tantos años de labor profesional y política no puede caer en semejante torpeza.

Todos sabemos sobre la enfermedad que padeció la Presidenta argentina y la sentida preocupación que causó en su pueblo y en todos los pueblos de América Latina en general. Manifestaciones de solidaridad y amor con la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner se pudieron observar en muchos lugares de la Patria Grande, y en especial en Venezuela. El gobierno bolivariano, a través de su Presidente Nicolás Maduro, le hizo llegar a la Presidenta argentina una estatuilla del Doctor José Gregorio Hernández, señalando: “Quería pedirle a nuestro santo, el santo del pueblo, José Gregorio Hernández, su protección para la presidenta de Argentina, quien está batallando por el restablecimiento de su salud”.

Las relaciones entre Venezuela y Argentina, comenzadas entre el Comandante Hugo Chávez y el Presidente Néstor Kirchner -y cada vez más estrechas-, continúan hoy a través de la Presidenta Cristina Fernández y el Presidente Nicolás Maduro.

El eje Caracas-Buenos Aires es un componente vital en el proceso de integración y unidad entre los gobiernos y pueblos que constituyen la Patria Grande. Y ese eje, hay que entenderlo, es bidireccional, producto de decisiones soberanas de ambos gobiernos, cosa que bastante le duele al imperialismo norteamericano y sus aliados.

Sin embargo, el periodista Luis Bilbao parece no entender que una de las partes de esa alianza estratégica en la lucha por la unidad latinoamericana es la Argentina de Cristina Fernández de Kirchner. Y contra ella precisamente es que se ensaña Bilbao ni bien la Presidenta reaparece públicamente tras 40 días de convalecencia.

Maliciosamente el periodista hace un sobredimensionamiento de unas palabras que la Presidenta Cristina Fernández hace al pueblo argentino, de manera muy coloquial y espontánea, agradeciendo los gestos de solidaridad recibidos durante esa convalecencia. Cabe aclarar que es un video realizado por su hija y que se puede ver en http://www.youtube.com/watch?v=X6176iSszGM.

En ese video, la Presidenta, muestra el cachorro regalado por Adán Chávez y que le había prometido en su oportunidad el Comandante Chávez. Allí, bromea con el perrito y hace algunos comentarios por los cuales se toma Luis Bilbao para atacarla furibundamente, con una indignación digna de mejor causa.

La Presidenta de los argentinos, contó que esa raza de perros es propio de una región de los Andes venezolanos, y que un perro de esa raza acompañó al Libertador Simón Bolívar durante parte de su campaña independentista. También acotó que ese perro de Bolívar murió en la Batalla de Carabobo, agregando que la batalla de Carabobo fue “la última batalla en la emancipación del continente”. Luego también comentó: “cuando estuve en Ecuador estuve cerca del campo de batalla”.

No hay duda que la Presidenta Cristina Fernández confundió la Batalla de Carabobo con la Batalla de Ayacucho; como también los lugares dónde se llevaron a cabo ambas batallas, ya que ninguna fue en Ecuador, sino que la primera fue en territorio venezolano y la segunda en Perú. Pero a lo que se quería referir la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no era a otra cosa que al gesto del gobierno bolivariano de haberle regalado tan hermoso presente, que en sí tiene un hondo significado político-histórico.

Más allá del error de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner -que no estaba dando un mensaje político ni mucho menos histórico-, Carabobo fue una de las secuencias últimas de las grandes batallas que tumbaron al colonialismo español. Boyacá, Carabobo, Pichincha, Junín y Ayacucho, son una secuencia de una cadena donde no se puede obviar ningún eslabón. Inclusive, si de errores se trata, el mismo Bilbao habla de Carabobo como “la última batalla en la emancipación de Venezuela”. En principio hay que aclararle a Bilbao que esa afirmación es poco precisa, ya que Venezuela en ese momento era parte de Colombia, de la Gran Colombia como se la llamó después. Si se refiere al departamento de Venezuela exclusivamente, olvida que la última batalla fue la del Lago de Maracaibo.

Dice Bilbao: “Invade la tristeza al comprobar hasta qué punto ignoran nuestra historia quienes ocupan los más altos cargos”. Pero olvida este periodista que quién más ha hecho por el rescate de la verdadera historia argentina y latinoamericana han sido precisamente los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner ¿o puede negar esto Sr. Bilbao?

Ahora, lo que llama la atención profundamente es la forma artera en que aprovecha Bilbao para descargar su rabioso anti kirchnerismo contra la Presidenta argentina, frente a unas declaraciones que eran simplemente de agradecimiento hacia todos los que habían sido solidarios con ella, incluyendo, por supuesto, al gobierno y pueblo venezolano.

¿Cuál es el mensaje de Bilbao con este artículo? Parecería que quiere decirles a los venezolanos: “rompan con el gobierno de Argentina que es un gobierno proimperialista e irrespetuoso con los símbolos de los venezolanos”.

Sobre lo primero el mismo Bilbao lo afirma categóricamente en su artículo cuando dice “luchar para torcer el rumbo por el cual una burguesía corrupta e incapaz hasta el ridículo ha enfilado los destinos de Argentina”. Si esto fuera así -que el gobierno argentino representa los intereses de los enemigos comunes-, Venezuela no tendría ni podría mantener relaciones estratégicas con el gobierno que preside Cristina Fernández de Kirchner ¿Esto es lo que propone Sr Bilbao? ¡Qué rara coincidencia tiene Ud. con los imperialistas que precisamente desean lo mismo!

Sobre lo segundo me parece que en ningún momento la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner faltó el respeto a los venezolanos, al contrario manifestó todo su aprecio y cariño, como lo ha hecho siempre y en toda oportunidad que se le ha presentado.

Sr Luis Bilbao: en América Latina se está librando una batalla decisiva contra el imperialismo y sus aliados. Seguramente es la continuación de aquellas que libraron hace 200 años Bolívar, San Martín, Sucre, Artigas y tantos otros. Cada una de las batallas que nos encuentre unidos dará más posibilidades de victoria a nuestros pueblos. Las excelentes relaciones entre los gobiernos que presiden Nicolás Maduro y Cristina Kirchner se han construido enfrentando a los enemigos comunes y sobre sólidas bases históricas y políticas.

Sr. Bilbao: Ud. dice apoyar a la Revolución Bolivariana, y en más de una oportunidad nuestro gobierno ha reconocido sus gestos de solidaridad. Pero como decía Simón Bolívar “esta unión no nos vendrá por prodigios divinos sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos”. Su artículo no contribuye en nada para alcanzar esa unidad forjada con tanto esfuerzo por el Comandante Chávez y el presidente Néstor Kirchner, al contrario, con un estilo propio de la retórica socialdemócrata, Ud., con este tipo de manifestaciones, ayuda más a la desunión que a la unión entre nuestros países.

No es hora de intrigas ni de comentarios ponzoñosos, que solo favorecen al imperialismo y sus aliados naturales. Nuestra alianza con la República Argentina y su gobierno nacional es firme e inquebrantable.

Gral. Carlos Eduardo Martínez Mendoza

Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Argentina