Biden y López Obrador hablaron de migración, Ucrania y la Cumbre de las Américas
Gerardo Villagrán del Corral
Estados Unidos no busca presionar a México para frenar los flujos migratorios y su intención es trabajar como aliados y alcanzar una coordinación al más alto nivel para contrarrestar el fenómeno, informó la Casa Blanca después de la conversación telefónica que sostuvieron los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden.
La llamada del viernes 29 se enmarca en el contexto de la gira que el presidente mexicano realizará del 5 al 9 de mayo en Centroamérica y Cuba, dos de los principales territorios de origen de los migrantes que atraviesan México en busca de llegar a Estados Unidos y, en algunos casos, de establecerse en el mismo México.
Para el gobierno mexicano, los dos principales temas entre los mandatarios fueron la novena Cumbre de las Américas –que se realizará en junio en Los Ángeles, California– y la migración, a fin de reforzar la colaboración bilateral para impulsar el desarrollo de Centroamérica.
De acuerdo con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, el diálogo fue cordial, mientras Washington lo calificó de constructivo. El punto que generó mayores discrepancias fue la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela de la Cumbre: México insiste en que deben estar todos los países de la región, aunque Nicaragua anunció que no le interesaba asistir.
El canciller Marcelo Ebrard visitará Washington el lunes para avanzar en temas de cooperación para el desarrollo y sobre todo, garantizar que en la Cumbre de las Américas estén todos los países de la región.
López Obrador insiste en que la época de bloqueos ya pasó y que las medidas de fuerza y coercitivas deben ceder el paso al diálogo y la cooperación con respeto a la soberanía y las formas políticas de cada gobierno, como recordó en el caso de Cuba el año pasado en el acto en Chapultepec por el aniversario de Simón Bolívar.
Ebrard explicó a periodistas que sobre la cumbre de Los Ángeles México planteó que Estados Unidos vea a los países de América como sus aliados para trabajar en un mismo esfuerzo de desarrollo regional y pidió el inicio de una nueva etapa de EU con sus vecinos del sur, “en la cual no sea nada más lo que hemos vivido en las últimas décadas, sino que haya una posición de Washington diferente, más incluyente, más respetuosa, más preocupada y que haya inversiones en la región”.
Ello implicaría que Cuba, Venezuela y Nicaragua, intervengan en esta edición con los mismos derechos y obligaciones que el resto de las naciones, con lo cual sí sería verdaderamente una cumbre de las Américas. En Los Ángeles, ciudad muy cercana a la frontera con México, se realizará esa reunión los días 8 y 9 de junio para tratar básicamente un tema de interés general para todos, que es el de la emigración, aunque la agenda es mucho más amplia e incluye la salud.
En Washington hay preocupación por el inminente aumento migratorio ante el probable cierre del Título 42, medida que Donald Trump emprendió en marzo de 2020. Con la excusa de la covid-19 en EU, se expulsaba a los migrantes que llegaban a la frontera sur de manera irregular, sin darles derecho a pedir asilo.
Según trascendió, ambos mandatarios intentan coordinar una respuesta al esperado aumento de migrantes en la frontera con el fin del título 42, norma por la que EU ha utilizado más de un millón 800 mil veces para expulsar a migrantes indocumentados durante la pandemia y que vence en el 23 de mayo, lo hacer prever un flujo mayor de migrantes en las fronteras estadounidenses, que también impactará en México.
La decisión depende ahora de la decisión de un juez de Luisiana que suspendió por 14 días los preparativos del gobierno para acabar con esa norma y que fijó una audiencia para el próximo 13 de mayo en la que podría adoptar una resolución definitiva.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos da cuenta de 7.800 detenciones de inmigrantes indocumentados por día a lo largo de la frontera con México en las últimas tres semanas, casi cinco veces el promedio de 2014-2019, antes de la pandemia de covid-19.
Los cruces fronterizos son un quebradero de cabeza para el presidente Biden y su gabinete de seguridad, sobre todo a falta de pocos meses para las elecciones de medio mandato de noviembre, en las que podría perder la mayoría parlamentaria, ya de por sí muy ajustada.
Durante una conferencia de prensa en Washington, a la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, se le preguntó si su gobierno pretendía presionar a México como lo hizo el ex presidente Donald Trump, quien en 2019 amagó con imponer aranceles en caso de que el gobierno de López Obrador no frenara los flujos migratorios, lo que representó el episodio de mayor tensión entre las dos administraciones.
“El tono de la llamada fue muy constructivo. Esta no fue una llamada en la que el presidente Biden amenazara al presidente mexicano de ninguna manera. Han sido un socio importante; esperamos que sigan siéndolo”, respondió Psaki. Sobre la negativa de México de sumarse a las sanciones contra Rusia por el conflicto en Ucrania, promovidas por Washington, Psaki resaltó que México ha condenado la invasión.
Al iniciar la reunión, Biden reconoció la importancia de la población migrante proveniente de América Latina en su territorio y agregó que de ésta, el 60% son mexicanos y explicó que desde que fue vicepresidente de Barack Obama, el gobierno estadounidense decidió tratar a México como un igual debido a las repercusiones que tiene este país fronterizo en el continente.
López Obrador recordó que no sólo los une 3,180 kilómetros de frontera, sino que el comercio, los pueblos, la gente, la cultura y la historia mantienen estrechos los lazos de amistad entre las naciones y rescató la histórica frase del dictador Porfirio Díaz (“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”) y la modificó: “Tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”
El mandatario mexicano resaltó la actitud de Biden por respetar la soberanía de los pueblos vecinos. “Usted quiere que haya igualdad, que haya respeto y eso es muy importante”, aseguró. “Tenemos que cooperar para el desarrollo con independencia, potenciando lo que significa el pueblo de América del Norte, es el motor del cambio: el pueblo mexicano, estadounidense y de Canadá”.
Previamente, durante la conferencia matutina del lunes, López Obrador había manifestado que Biden es un demócrata y que respetará las políticas que se tomen en México en respeto absoluto a la autodeterminación de las naciones, respondiendo sobre las posibles repercusiones de la reforma a la industria eléctrica que favorece a la Comisión Federal de Electricidad por encima de sus competidoras extranjeras; sin embargo, el mandatario mexicano desestimó los riesgos con EEUU al respecto.
Tono constructivo
El gobierno mexicano de López Obrador no ha secundado los insistentes llamados y presiones de Washington para conformar un frente fuerte y común contra Rusia por haber invadido Ucrania y defiende una posición más neutral.
López Obrador ha buscado el apoyo de Washington para llevar opciones de desarrollo a Centroamérica como una medida para desalentar la migración, en esta dirección el presidente mexicano visitará la próxima semana, Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba para abordar también este tema.
La Casa Blanca informó en un comunicado que durante la llamada –que duró 52 minutos– los presidentes acordaron mejorar nuestra colaboración para apoyar esfuerzos justos, humanos y efectivos con el fin de reducir la migración irregular y avanzar en nuestro objetivo compartido de que los países de la región mejoren su capacidad para gestionar sus fronteras en apoyo de los objetivos humanitarios y de seguridad.
Una semana antes, el presidente mexicano anunció que el objetivo de este viaje de trabajo es avanzar en la estrategia de atención a las causas del fenómeno migratorio para que los habitantes de la isla, así como los del llamado Triángulo Norte centroamericano –Guatemala, Honduras y El Salvador– no se vean orillados a abandonar sus lugares de origen.
Este propósito, dijo, responde a la postura del gobierno ante la migración, reiterada en múltiples ocasiones y condensada en junio de 2019, cuando el Presidente encabezó el arranque del programa Sembrando Vida en El Salvador.
En Tapachula (Chiapas) señaló que la mejor manera de enfrentar el fenómeno migratorio es atendiendo las causas y no sólo con medidas coercitivas. “Tenemos que ver al migrante como un ser humano que va en busca de bienestar, que va a ganarse la vida a otras partes, arriesgándolo todo por algo que mitigue su hambre y su pobreza”, aseveró..
Otros temas que trataron los presidentes fueron sobre gestión económica, climática y energética; la lucha contra la corrupción; la modernización de la frontera común, y la relevancia que el corredor transoceánico en el istmo de Tehuantepec tendrá para América del Norte.
* Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)