Bibi contra Obama
Eugenio García Gascón
El primer ministro Benjamín Netanyahu ha declarado una guerra total al presidente Barack Obama a causa del acuerdo sobre el programa nuclear iraní. Esta guerra va subiendo de tono conforme se acerca la fecha límite en la que el Congreso tiene que pronunciarse sobre el acuerdo con Teherán, el 17 de septiembre.
Netanyahu ha hecho sus cálculos y considera que tiene más que ganar que perder. Sabe que dentro de 16 meses Obama estará fuera de la Casa Blanca y el nuevo presidente, sea quien sea, será más receptivo. Al contrario, ese conflicto aparta la atención de la ocupación israelí en los foros internacionales y aproxima al Estado judío a los países más reaccionarios de la región, empezando por Arabia Saudí.
Este fin de semana varios congresistas demócratas han anunciado su oposición al acuerdo. Uno es el influyente senador Chuck Schumer, que es judío. Schumer ha sido criticado por su posición por algunos medios de comunicación pro-Obama y automáticamente otros medios pro-israelíes han acusado a quienes critican a Schumer de “antisemitismo”.
La batalla no va a cesar hasta el 17 de septiembre, y con toda seguridad tampoco después de esa fecha. Entre quienes han adoptado una posición pro-Obama este fin de semana se cuentan 29 científicos de élite norteamericanos, entre los que hay cinco premios Nobel, que han enviado una carta a Obama elogiando el acuerdo con Irán y diciendo que puede servir de modelo para acuerdos con otros países.
La situación actual es la siguiente: los republicanos, que están ligados estrechamente a Netanyahu, creen que ganarán la votación de septiembre. Lo previsto es que Obama vete esa votación, de manera que será necesario que los republicanos obtengan una mayoría cualificada para eludir el veto del presidente, lo que no está claro que consigan.
La batalla por un puñado de votos está siendo y continuará siendo muy agria durante las próximas semanas. En declaraciones a la cadena de televisión CNN, Obama ha dicho que no recuerda otro líder extranjero, aparte de Netanyahu, que esté interfiriendo en la política exterior de Estados Unidos de una manera semejante.
Aunque el juego de Netanyahu puede volverse contra Israel, según le han advertido algunos políticos israelíes, Netanyahu está determinado a luchar hasta el final arriesgando no su carrera política sino las relaciones entre los dos países que son vitales para Israel.
*Corresponsal de Público.es.