Biardeau| Soplando brasas debajo de las cenizas

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Javier Biardeau R.

PROCESO CONSTITUYENTE, PODER ORIGINARIO Y REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA: ¿HAY BRASAS BAJO LAS CENIZAS DEL NUEVO SOCIALISMO BOLIVARIANO?

“La Constitución podrá tener muchos defectos, muchos vacíos, pero una de las maravillas que tiene, y que son bastantes, es que establece el mecanismo para que el poder constituyente no le sea expropiado al pueblo. En el caso de una crisis institucional política sin salida, queda siempre un recurso: que el pueblo, recogiendo firmas hasta un porcentaje determinado, o la Asamblea Nacional, o el Presidente de la República, puedan activar un referéndum para reformar, enmendar, reestructurar o incluso elaborar un nuevo texto constitucional. Para realizar esto último, obviamente, habría que agotar las instancias previas.” (Chávez, Punto 187. Chávez. Un Hombre. Un Pueblo)

“Artículo 5. La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.

Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.”

Artículo 347. El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución.

Lo positivo de los pensamientos de Hugo Chávez sobre el proceso constituyente[i] es que están allí disponibles para gente inquieta, atenta y curiosa que desea investigarlos. Documentos y fuentes[ii] de todo tipo sobran. El asunto está en el “ojo del observador atento”.

Quizás sean sólo los flojos, los que padece de ceguera política, los que desfiguran, o los que ya no quieren saber nada de Chávez sobre el tema, los que se hacen los locos y hasta cometen la imprudencia de asumir imposturas sobre este tópico.

Una típica impostura es la intentar expropiarle el poder constituyente al pueblo como poder originario, en nombre de uno de los grandes suplantadores del poder originario a través de una máquina política de representación: Emmanuel Sieyès. (…)

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