Aunmento de la gasolina puede reducir el contrabando pero no eliminarlo

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Luis Salas- Supuesto Negado|

Un terreno escabroso. Así ha sido visto en Venezuela la sola mención de un aumento en los precios de la gasolina, sobre todo tras lo vivido en el “sacudón” de 1989 donde el rechazo a la medida tomada en aquel entonces, se tradujo en saqueos, caos y miles de muertos a manos del gobierno de Carlos Andrés Pérez. Sin embargo, como se dice en el responsorio de las misas, “es justo y necesario” ajustar los precios de este hidrocarburo.

Así lo ha reconocido el Ejecutivo Nacional, que en días pasados anunció el subsidio del combustible a través del Carnet de la Patria, pero su pago a precios internacionales para quienes no lo posean. Con ello se busca recuperar el ingreso a las arcas nacionales por la vía del ajuste de precios de la gasolina y se pretende cortar de raíz el robo del rubro a través de la frontera colombiana. El sociólogo Luis Salas Rodríguez compartió su visión sobre este tema con Supuesto Negado.Gasolina

-¿Cómo valora el aumento de la gasolina a precios internacionales?

-Bueno, en principio puedo estar de acuerdo en la necesidad de sincerar el precio de los combustibles internos. Y luego, en que es más que urgente combatir el contrabando. Mis dudas en todo caso son dos: primero, el impacto que tiene en un contexto hiperinflacionario pasar la gasolina a precios internacionales (alrededor de un dólar), haciendo aparecer en las cadenas de costos algo que actualmente no lo es.

En segundo lugar, es justo plantearse en que si solo con aumentar la gasolina se elimina el contrabando. Seguramente se reduce, pero por un lado sucede que, hasta donde se ha dicho, el grueso del contrabando no pasa por pimpinas ni trochas, sino que es fruto de mafias cuya organización parte de la propia PDVSA. Particularmente pienso que Colombia tiene una política deliberada de “empobrecimiento del vecino”, que en este caso somos nosotros, y la gobernabilidad de su lado de la frontera pasa por una economía de “ilegalismos” y contrabando que buscarán sostener a toda costa, de lo contrario se les convertirá en un problema interno.

-¿Qué beneficio puede traer a la economía subsidiar el combustible a parte de la población (a través del Carnet de la Patria) y cuánto tiempo puede ser sostenible esa medida?

-Yo soy de la opinión de que los servicios públicos deben ser subsidiados. Mucho más si en alguno específico tienes ventaja comparativa, como es el caso de Venezuela con el petróleo. Podría discutir si [el subsidio] debe ser universal o no, y siempre estaré de acuerdo en corregir las distorsiones. Por lo demás, algo que todo Gobierno debe considerar siempre es el costo de oportunidad de una medida, que no siempre debe evaluarse monetariamente.

Si eliminar un subsidio supone empobrecer a la población, por principio estaré en desacuerdo. No solo por elemental consideración social, sino por un problema de eficacia económica: siempre que eso pasa deriva en una contracción de consumo, que suele afectar a sectores de la economía e incluso las cuentas fiscales, ya que se afecta la recaudación.

En última instancia Irán, por ejemplo, tiene un sistema de subsidios a la gasolina y lo puede sostener. Hay que dejar el prejuicio con los subsidios, lo que en mi opinión es un prejuicio hipócrita porque no se aplica igual a la hora de evaluar subsidios a los ricos o empresarios: una baja presión fiscal como la que existe en Venezuela es un gran subsidio a los que más tienen y un costo enorme para el Estado, pero eso no escandaliza igual.

-¿Vendrá un aumento generalizado de precios tras el aumento de la gasolina?

-A menos que se tome alguna medida para evitarlo, es lo más seguro. En principio, por un problema de expectativas e inercia inflacionaria propio de todo contexto hiperinflacionario; luego por el componente especulativo propio de la guerra económica; y finalmente por una razón contable básica: hoy no es costo de producción para nadie la gasolina, pero luego de aumentarla a los niveles que se dice, lo será.

Habría que esperar en qué consiste exactamente el subsidio y cuál será su alcance, mientras eso no se explique lo único que podemos hacer es especular con la idea. Uno confía que todo eso se ha evaluado y que el Gobierno procurará que no pase.

-¿Qué otros aspectos relevantes se pueden esperar en nuestra sociedad tras un aumento de la gasolina?

-Internamente por lo general tiene impacto inflacionario. Ahora, también puede tener efectos positivos. La mayoría de quienes están a favor dicen que eso desestimula el consumo de gasolina, lo que es positivo desde el punto de vista ambiental.

Otro punto positivo es que la gasolina que no te roban la puedes vender y obtener divisas. En todo caso para esto último hay que considerar que tienes que reactivar la producción de PDVSA, lo que incluye la refinación, encontrar mercados y en la coyuntura actual sortear el bloqueo que impide repatriar dividendos, como nos pasa con CITGO.

Y hablando de CITGO, unos componentes necesarios para producir gasolina de 95 deben traerse de nuestras plantas en los Estados Unidos, y con eso ha habido dificultades debido al bloqueo.

-¿Le parece que en verdad existe un plan económico bien pensado en esta ocasión?

-El éxito de las medidas que el Gobierno está anunciando sería el éxito del país: nadie está conforme con esta situación, solo quienes la provocaron y quienes se lucran, que son una minoría poderosa, pero minoría al fin.

En ese sentido, esperemos que así sea. Y hasta es positivo que se reconozca lo que en efecto puede haber sido una falencia. En todo caso, solo después del 20 [de agosto], cuando se hagan la totalidad de los anuncios, podremos evaluar objetivamente las medidas.