Arranca la cumbre del G8 tendrá con Siria como centro de la agenda
Con el conflicto sirio en el foco de la agenda y en medio de fuertes medidas de seguridad, los líderes del G8 (los siete países más ricos, más Rusia) se reúnen este lunes y martes en Irlanda del Norte, para abordar también temas como el comercio, la transparencia y la evasión fiscal.
Télam
Estos tres temas integran el eje de la agenda diseñada por el Gobierno del Reino Unido -que preside el cónclave-, pero la búsqueda de una solución al conflicto sirio se tornó prioritario luego de que Washingon y Londres aseguran haber confirmado que el gobierno sirio utilizó armas químicas contra los rebeldes y la población civil.
El tema, no obstante, no parece sencillo ya que en el grupo, integrado por Reino Unido, EEUU, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia, no existe consenso sobre qué medidas adoptar sobre el conflicto que, según la ONU, costó la vida a más de 93 mil personas desde que se inició en marzo de 2011.
Mientras el presidente estadounidense, Barack Obama, ya anunció que está dispuesto a suministrar armas a los rebeldes que luchan por derrocar al presidente Bashar Al Assad, su colega británico y principal aliado, el conservador David Cameron, no se pronunció al respecto, según informó la agencia de noticias EFE.
El presidente ruso, Vladímir Putin, en tanto, viene expresando hace tiempo su categórico rechazo a cualquier intento de Occidente de suministrar armas a los insurrectos del país árabe, e incluso proporcionó ayuda militar a Damasco.
Otros países como Francia, Alemania o Italia apoyan la reciente decisión adoptada por la Unión Europea (UE) para levantar el embargo de armas a Siria y permitir a los socios del bloque actuar de modo autónomo frente al conflicto.
Si bien a finales de mayo, Bruselas autorizó a sus países miembros que facilitaran armas a la oposición siria, todos se comprometieron a no hacerlo antes de agosto con el fin de dar una oportunidad a la vía diplomática.
La cumbre se celebra en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, en el complejo de Lough Erne, próximo a la localidad norirlandesa de Enniskillen.
En el plano económico, en tanto, el cónclave buscará algún acuerdo sobre comercio, transparencia o evasión fiscal, un tema “clave”, según Cameron, para reactivar la economía global.
El “premier” británico buscará iniciar formalmente en Irlanda del Norte una ronda de conversaciones entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos para lograr un tratado de libre comercio (TLC) transatlántico.
A su favor juega que los ministros de Comercio de la UE ya llegaron a un acuerdo para otorgar a la Comisión Europea (CE) el pertinente mandato para iniciar negociaciones con Washington.
Según los expertos, un TLC podría suponer 119.000 millones de euros más para el Producto Interior Bruto (PIB) europeo, además de unos 400.000 nuevos puestos de trabajo.
La crisis económica y el hartazgo de la ciudadanía con sus políticos también crearon un contexto propicio para que, “después de años de abusos”, se tomen medidas concretas para luchar contra la evasión impositiva y los paraísos fiscales, según reconoció Cameron.
El sábado, miles de manifestantes desafiaron la fuerte lluvia en Belfast y realizaron una marcha en favor de un mundo más justo y contra la cumbre.
Cientos de policías cubrían el recorrido de la marcha, mientras helicópteros sobrevolaban el lugar y las puertas y vitrinas de las tiendas estaban tapiadas aunque no había indicios de desórdenes tal como algunos habían pronosticado. Según la policía, hubo unos 1.500 participantes.
Los países que integran el G8 representan casi el 13 por ciento de la población global y cerca de la mitad del PIB mundial (datos de 2011).
Los encuentros se remontan a la crisis del petróleo en los años setenta. En 1975 se reunieron los representantes de Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Japón. Más adelante, el círculo se vio ampliado con la inclusión de Canadá (1976) y Rusia (1998), hasta formar el G8.
Los críticos lamentan que el G8 represente sobre todo los intereses de sus miembros, en detrimento de otros países, y que no estén representados grandes gigantes emergentes como China ni India, ni naciones de África o Latinoamérica, que en cambio sí forman parte del más amplio G20.