Argentina: Usan la “grieta” para sobrevivir, pero puede matarlos
Juan Guahán-Question Latinoamérica|
Aunque sus protagonistas lo nieguen es difícil no coincidir que el sistema de poder nos entretiene con las disputas entre oficialismo y oposición. No es que las diferencias no existan, ellas sí existen pero el hecho que lo que unos defendían como gobierno luego rechacen siendo oposición o al revés, nos lleva a reflexionar sobre la profundidad de tales diferencias.
Sobre todo cuando, en temas sustanciales, hacen cosas semejantes. Ello se vuelve más evidente en situaciones como éstas, donde todo se hace más grave e insostenible. Lo dicho da cuenta de un problema real, se trata de la existencia de dos “grietas” diferentes.
Una –exacerbada por la prensa- manifestada en las contradicciones que separan a quienes administran el Estado y quienes compiten por llegar a ese lugar. La inmensa mayoría de los comentarios políticos sobre la realidad giran sobre esas peleas.
Pero hay otra “grieta”, es la profunda desigualdad que recorre al conjunto de la sociedad. De ella se habla menos aunque se sienta y sufra más. Su crecimiento se hace cada día más evidente. Más allá de números y comparaciones, la misma se manifiesta en la prensa de una manera perversa.
Se trata del cotidiano resumen de la violencia urbana, multiplicado por la prensa masiva. Basta ver los principales noticieros televisivos para dar cuenta de esta realidad.
De este modo ese fenómeno es utilizado para dos objetivos muy claros: crear las condiciones para que toda la sociedad demande más seguridad; así tapan la señalada desigualdad, ocultándola detrás de una violencia que nos llena de miedo.
Es obvio que esto no es casualidad. Es un modo de asegurar la sobrevivencia del sistema. Cuanto la sociedad más se ocupa de esa inseguridad, menos se hablará de aquella desigualdad que la atraviesa y todos seguiremos enfrentándonos según una agenda que no contempla las necesidades de las mayorías, pero sí los opuestos y variables intereses corporativos de sectores del poder.
Ese modo de gobernar, construyendo la fuerza propia sobre la “grieta” ya publicitada, volvió a aparecer en los funerales de Diego Maradona. Lo que tendría que haber sido una emotiva jornada para que se exprese el multitudinario sentimiento popular, terminó en incidentes y riesgos sanitarios ante manifiestas incomprensiones de los gobernantes.
Incapaces de organizar lo que sabía que iba a ser la manifestación de masas más importante de este año, prefirieron refugiarse en sus palabras sin percibir que ellas demandan hechos. Su imprevisión generó el caos. No supieron prever que un funeral de estas características demandaba mucho más tiempo u otros formatos. Los hechos los sobrepasaron.
Los dirigentes (oficialismo y oposición) creen sumar voluntades culpando a sus contrincantes. No reparan que el consenso o una mejor planificación podrían haber evitado el caos vivido.
Elección del Procurador general y las necesidades de “caja”
Hablaremos de dos experiencias recientes acerca del modo que los dirigentes del sistema están gobernando. En lo que respecto al Procurador General sabemos que se trata de un cargo importante porque es el Jefe de todos los fiscales que actúan ante tribunales nacionales. Ello ocurre en momentos que la conducción del proceso queda en manos de fiscales, lo que en la práctica le da más poder investigativo que a los propios jueces.
Ese jefe de todos y cada uno de los mencionados fiscales es el Procurador General. Justamente por esas facultades está establecido que su designación sea por 2/3 del Senado, obligando a un acuerdo parlamentario. Mauricio Macri -en el gobierno- reclamaba un cambio para la designación, quería pasar de los 2/3 a una mayoría absoluta.
El peronismo se oponía. Ahora el peronismo -en el gobierno- pide ese mismo cambio y la oposición se opone. Esto da cuenta de cómo los intereses partidarios o corporativos están por encima de los principios que en cada caso se esgrimen.
En momentos de crisis, como la actual, el volumen y control de la “Caja” tienen una relación directa con el poder que se puede ejercer. En ese sentido el diferente signo de los gobiernos nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires da evidencias del modo que se maneja esta cuestión.
En este caso dicho uso tiene dos características principales. Uno: la pelea entre ellos por los recursos disponibles y dos: creando nuevos tributos. Un ejemplo: El gobierno nacional le retiró al porteño una parte de la coparticipación que Macri les había regalado. El gobierno de la Ciudad respondió con un impuesto a la tarjetas de crédito de los residentes en Capital Federal.
PD: A Diego Armando Maradona: Por las alegrías que nos diste. Por tus rebeldías ante más de un poderoso. Porque ni fama, ni dinero te hicieron cambiar de bando. Gracias.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)