Argentina: Tras el aluvión electoral, la prolongada agonía profundiza la destrucción del país
Juan Guahán-Question Latinoamérica
El masivo aprovechamiento de una elección aparentemente intrascendente, para terminar con el macrismo, se está haciendo sentir. Para los dos contendientes (Mauricio Macri y Alberto Fernández) este resultado no era el esperado y –prácticamente- dejó definidas las elecciones presidenciales del 27 de octubre. En ese marco ninguno de ellos quiere hacerse cargo de esa voz del pueblo que ya decidió que Macri no puede seguir gobernando.
El sistema de poder –al igual que estos dos protagonistas- no tiene dudas sobre el resultado final pero prefiere guarecerse en los plazos del sistema institucional y darse tiempo para absorber este impacto y preparar las nuevas condiciones. Pocos reparan el hecho que prolongar esta agonía profundizará la destrucción del país y el drama del pueblo. Todos vamos a pagar los efectos de esta decisión. 
El aún Presidente (Mauricio Macri) tomó medidas a las que –hasta ahora- condenaba públicamente porque las consideraba “populistas”. Eso no es ni más ni menos que “un manotón de ahogado”. Dada esa incongruencia, en medio de una apabullante derrota, ellas son poco creíbles. Más que resolver ahondan los problemas.
Una prueba de lo dicho lo encontramos en el hecho que todos coinciden en la necesidad de contrarrestar la devaluación producida, pero las provincias no aceptan que sean ellas las que tengan que hacer –sin haber sido consultadas- el principal aporte a esas medidas.
Según la Comisión Federal de Impuestos (CFI), de la cual forman parte los ministros de economía de las provincias y la Nación, cerca del 60% del costo de esas medidas son fondos que las provincias dejarán de percibir. A eso hay que agregar la quita del IVA a determinados alimentos cuyos efectos –en los recursos provinciales- aún no han sido computados.
En una dirección parecida se manifiesta el tema del congelamiento del precio de los combustibles. En ese sentido ya están en la Suprema Corte los cuestionamientos de las provincias petroleras. Ese reclamo es independiente de las dudas que genera el efecto de esas medidas una vez que se venza el plazo de este congelamiento, una situación explosiva que tendrá que soportar el próximo gobierno.
Con un país parado y las góndolas de los supermercados inaccesibles, sin un plan global, estas señales son pruebas de este desquicio generalizado, en medio del cual es difícil imaginar su futuro.
Es algo más previsible el futuro de gran parte de las causas judiciales, sobre todo aquellas que se ventilan en sede penal, particularmente en los tribunales capitalinos de Comodoro Py. En esta semana hubo dos fallos que aparecen como mirando al futuro, en dirección contraria a lo que pasó en estos tres años y medio. La Cámara Federal declaró nula, por falta de pruebas, una sentencia contra exfuncionarios kirchneristas (Julio de Vido, Ricardo Jaime, José López).
En esta causa se debaten las eventuales coimas de la empresa Odebrecht, y se había ordenado una “falta de mérito” para Angelo Calcaterra, el primo del presidente. Ahora todos deberán volver a ser investigados.
En otro fallo indicativo de este “cambio de época”, la misma Sala Federal rechazó la nulidad planteada por el actual Ministro de Defensa Oscar Aguad, por su responsabilidad (cuando era Ministro de Comunicaciones) al hacer una quita del 98% de una suma multimillonaria que le debía la familia Macri al Estado Argentino, por la concesión del Correo Argentino SA. En esa resolución la Sala avaló la resolución del Juez Ariel Lijo y ordenó la continuidad de su investigación en esa causa, en la que puede quedar involucrado el propio Presidente.
Comienzan a soplar otros vientos…
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)