Argentina: ¿todos gobiernan para los ricos mientras dos de cada tres jóvenes es pobre?

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Juan Guahán-Question latinoamérica|

Macrismo y kirchnerismo se acusan mutuamente que sus rivales gobiernan para los ricos: datos que le darían la razón a los dos. Si la democracia es búsqueda de igualdad, los jóvenes argentinos avanzan hacia la “democracia perfecta”: la mayoría está igual de mal.

El kirchnerismo no ha dudado en caracterizar a la gestión de Mauricio Macri, como un gobierno que favorece a los ricos, lo han hecho avalados en cifras de la realidad. En tiempos más recientes desde el macrismo surgen voces y datos que les permiten agitar la consigna que el gobierno para ricos fue el kirchnerista.

Parece que ¡por fin!, oficialismo y oposición -sin ponerse de acuerdo en los contenidos- expresan aspectos de verdades que es mejor no ocultar. Ambas acusaciones vienen cargadas de informaciones que fundamentan sus afirmaciones y ellas tienen que ver con datos significativos de nuestra economía. El kirchnerismo ha sido pródigo en estas denuncias. Ellas van desde hechos que están en el borde la ilegalidad, como el tema de las negociaciones de la familia Macri respecto del Correo, otras que implican gigantescas transferencias de ingresos de los sectores populares a empresas de gran poder, como ocurre con las tarifas de los servicios públicos.

Pero hay una cuestión de cuya trascendencia es poco lo que se habla y sus efectos se sienten y se sentirán en el futuro. Uno de esos temas es el de la “bicicleta financiera” mediante la cual los grandes bancos se quedan con gran parte del trabajo de los argentinos. Lo hacen expoliando los recursos del Banco Central, dejando a esta institución en el límite de una situación crítica. De cada 5 dólares que vinieron del exterior, 4 tuvieron como destino sacar provecho de esa “bicicleta”, la mayor parte de esas operaciones estuvieron vinculadas a los bonos conocidos como Lebac.

Se estima que desde diciembre de 2015 a junio de 2017 (18 meses) se han pagado en concepto de intereses, por ese juego con los bonos, la bonita suma de 28 millones de dólares diarios. (Sí, leyó bien: 28 millones de dólares diarios) ¿Sus beneficiarios? Bancos y financistas que juegan en la “timba financiera”, en la que siempre gana la banca, que son ellos. Algo semejante pasa con el reciente Bono por 100 años que acaba de tomar el gobierno, donde estaremos pagando un interés que ronda los 600 mil dólares diarios, claro está que en este caso esto será así por… 100 años. Tiene razón el kirchnerismo cuando plantea que este gobierno beneficia a los ricos, aunque más que ricos son super poderosos.

A esa campaña responde el macrismo diciendo que entre el 2012 y el 2015  el kirchnerismo repartió subsidios por 81.650,8 millones de dólares, la mayor parte de los cuales fueron a parar a las manos de los sectores con mayores recursos, el 10% más rico de la población recibió más del doble de subsidios que el 10% más pobre. Una mejor distribución de los subsidios hubiera permitido mejorar otros aspectos de la vida cotidiana. Claro está que el kirchnerismo transformado en “pagador serial” también abonó miles de millones a los mismos bancos “amigos” del macrismo, es cierto y reivindicable que no le pagaron a otros (“fondos buitre”). También es cierto que muchos de esos subsidios fueron a la bolsa de la corrupción, tal como ocurrió en el transporte. Allí, una sola línea de colectivos (la “129”), de los hermanos Cirigliano –condenados por lo ocurrido en Once con más de 50 muertos- recibió unos 130 millones de pesos, por un “error de cálculo”.

De modo que ¡tranquilos! Todos los gobiernos que administraron el Estado en los últimos tiempos favorecieron y favorecen a los ricos. Si no fuera así, no habría que lamentar que cerca de 2 de cada 3 jóvenes argentinos son pobres.

 Hay democracia para los jóvenes: “casi todos mal”

Se sabe que uno de los atributos básicos de la democracia debería ser una tendencia permanente hacia la igualdad. Irónicamente, podemos decir -que respecto de los niños y jóvenes- se avanza hacia la igualdad. Efectivamente la mayoría de ellos están cada día más iguales, son –en su mayoría- pobres y están mal. Eso se puede observar como un dato de la realidad actual y también como una tendencia de estos tiempos.

Esta semana hemos visto las imágenes de lo que pasa con las personas que tienen o tenían trabajo. En vivo, por TV, se trasmitió la represión a los trabajadores de Pepsico, la fábrica de una trasnacional que decidió relocalizar su planta dejando en la calle a cerca de 600 trabajadores. Eso fue un mensaje y un claro aviso acerca de lo que se viene. Además está en línea con lo que está ocurriendo –con los niños y jóvenes- en los últimos años. Veamos algunos datos.

UNICEF acaba de hacer público un informe sobre la situación de quienes tienen entre 10 y 18 años de edad. Ese sector abarca 5 millones y medio de adolescentes y jóvenes. De ellos solo el 45% logra terminar sus estudios secundarios y más de medio millón está fuera de la escuela. Este dato es un doloroso adelanto de lo que nos espera. Si hablamos de quienes están entre 15 y 29 años las cifras proporcionadas por la CEPAL no son mejores, el 60% de los varones y el 58% de las mujeres son pobres. Según esa misma fuente para 1999 esas cifras llegaban a la mitad de lo que son en la actualidad. Un reciente informe sobre Deuda Social de la Infancia, producido por la Universidad Católica Argentina (UCA), ratifica estos datos haciendo saber que el 58,7% de los menores de 17 años viven en la pobreza estructural (medición que tiene en cuenta la vivienda, alimentación, salud, educación). Faltaría decir que el desempleo entre los jóvenes alcanza el 23,7%. 

Como la otra cara de la misma moneda de estos datos aplastantes hay otros, de diferente origen, que nos adelantan detalles aún más alarmantes. El SEDRONAR informa que la mitad de los adolescentes y jóvenes entre 12 y 17 años consume alcohol y que se duplicó (entre el 2010 y 2016) el consumo de marihuana y triplicó el de cocaína, igual nivel de incremento se dio para el éxtasis. En este caso, la edad para el inicio de su consumo estaba en los 16 años y ahora es a los 14 y medio.

Entre las causas, más directas, que contribuyeron a este lamentable incremento se pueden señalar: La facilidad para conseguir las drogas, porque el narcotráfico se ha expandido territorialmente y por la naturalización de estos comportamientos, dados por el entorno familiar y de amigos.