Argentina: pasaron las PASO y lo que dejaron a su paso
Juan Guahán-Question Latinoamérica|
El domingo 13 se realizó la cuarta experiencia nacional de las elecciones internas PASO, definiendo las candidatura para las legislativas de octubre, y dejó mucha tela para cortar. Analizaremos los votos y las triquiñuelas informativas del macrismo; qué puede pasar con los legisladores; el futuro de Cristina y el peronismo, arreglos, las tendencias para octubre; los resultados más llamativos y, también, algunas conclusiones.
Después de un año y medio de gobierno macrista llegó la primera evaluación electoral de lo hecho. Como casi todas las elecciones, sus resultados dan para todos los gustos. Sabemos de las limitaciones que tienen todas estas elecciones de una democracia limitada y de la influencia de los medios masivos de comunicación. Aquí se hablará de las cuestiones señaladas en la bajada del título, daremos datos y referencias que ayuden a los lectores para sacar sus propias conclusiones.
Los votos y las triquiñuelas informativas del macrismo
Hay dos grandes miradas para observar lo ocurrido el domingo pasado. Una que abarca la totalidad de la geografía nacional y la otra referida a los estratégicos resultados de Buenos Aires. Respecto a lo ocurrido nacionalmente, el macrismo reunió algo más de un tercio del total nacional, quedando cerca de los dos tercios restantes en manos de la oposición. Este dato no es secundario a la hora de pensar en una eventual segunda vuelta en el 2019, puede constituirse en un tope para el avance de Mauricio Macri y sus actuales políticas.
Más allá de ese dato es bueno recordar que el oficialismo ha sido –por lejos- la fuerza más votada. En ese sentido al gobierno le fue bien, el hecho de haber quedado “pata/pata” con Cristina en la Provincia de Buenos Aires lo pueden considerar como un hecho auspicioso. Sin embargo terminaron “empachados” de euforia. Quiso demostrar que arrasaba en todo el país. Por eso hizo lo que hizo, tal como posiblemente lo hayan planificado, dando por ganados lugares donde los datos finales fueron diciendo lo contrario: Se trata de Buenos Aires, Santa Fe y Chaco.
En los tres lugares hubo “retención de votos” a la espera que pasen las horas para que diarios, pantallas televisivas y comentaristas radiales pongan los titulares de triunfos que no eran tales. Quien diseño o resolvió esa estrategia le erró, ganó en lo inmediato pero dejó sembrada la semilla de un gobierno que miente. Ahora dejaron en manos del cristinismo la posibilidad de tener varios días para denunciar esa maniobra berreta, como una manipulación de los votos. Demasiadas mentiras solo para ganar unas horas de gloria. (En foto principal, el gobierno trata de explicar sus triquinuelas)
Como los diferentes partidos integraron diferentes frentes y acuerdos, no es fácil hacer una síntesis nacional de los resultados del domingo pasado. Sin embargo se pueden sintetizar los resultados calculando que Cambiemos reunió cerca del 36% de los votos; el kirchnerismo y sus aliados superó el 20%; El PJ, con sus fuerzas amigas, alcanzó el 17%; el massismo algo más del 7% y la izquierda del FIT estuvo rondando el 4%.
En materia de resultados en las gobernaciones las cifras indican lo siguiente: El macrismo ganó en 10 distritos: Capital Federal, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuquén, San Luis y Santa Cruz. El kirchnerismo y sus aliados en 4 distritos: Chubut, Río Negro, Santa Fe y Tierra del Fuego. El PJ (peronismo) triunfó en 7 provincias: Catamarca, Chaco, Formosa, La Rioja, San Juan; Salta y Tucumán. En los 3 distritos restantes la situación es más compleja: En Misiones y Santiago del Estero triunfaron holgadamente fuerzas de tipo provincial, cuyos alineamientos nacionales son variables e impredecibles, si bien -en términos generales- fueron aliados del peronismo/cristinismo. Por último está el caso de la Provincia de Buenos Aires, donde –el escrutinio definitivo- seguramente dejará en ventaja a Cristina en senadores y al macrismo en diputados.
Los votos y sus posibles efectos en el Parlamento
Si bien los resultados de las PASO -en cuanto a la integración del próximo Parlamento- recién serán confirmados cuando se realicen las elecciones de octubre, los datos hasta ahora conocidos nos dan una idea de los cambios que se podrían producir. Bajo esas consideraciones, teniendo en cuenta las alianzas más firmes, la Cámara de Diputados ofrece este panorama: Cambiemos ganaría 17 legisladores y tendría una bancada de 103 legisladores, lejos de los 129 necesarios para tener quórum propio; el kirchnerismo perdería 1 y se quedaría con 70 diputados; el massismo que había ganado en la provincia de Buenos Aires en el 2003, ahora aparece como el gran perdedor, su bancada llegaría a 23 legisladores, 14 menos que los actuales; el PJ tendría 44 diputados y el FIT (izquierda) de los 4 actuales, solo conservaría 1, aunque esa cifra es engañosa porque el FIT tendría un incremento importante en la segunda vuelta porque se le suman muchos votos de quienes lo hicieron por otros partidos de izquierda que no llegaron al piso del 1,5%. Quedarían otros 16 legisladores pertenecientes a partidos locales.
En el Senado los cambios serían –proporcionalmente- aún más significativos. Allí se renovaba un tercio de la Cámara y el PJ-FpV tenía 41 legisladores, que ahora quedaría reducido a 36 (esto es así aunque se le asigne el triunfo en la Provincia de Buenos Aires), recordemos que el quórum propio se alcanza con 37 senadores y habrá que ver si la actual unidad (PJ-FpV), con Cristina senadora se mantiene. Cambiemos, de los 17 actuales, pasaría a tener 22 senadores. Estos cambios se producen porque, de las 8 provincias donde se elegían senadores, en 3 de ellas (Jujuy, San Luis y Santa Cruz) con el triunfo de Cambiemos se modificó el signo político de los ganadores. En las demás provincias se mantuvieron las hegemonías anteriores (damos por supuesto el triunfo de Cristina en el recuento bonaerense).
Cristina, el peronismo: elecciones de octubre y futuro
Ya se ha hablado de la vergonzosa “avivada” del macrismo al retener la información sobre unos 400 mil votos de la provincia de Buenos Aires porque ellos le darían el triunfo a Cristina. Eso le saldrá electoralmente caro (olvidemos el tema ético) y posiblemente el costo a pagar sea mucho mayor que las ventajas propagandísticas ya recibidas. En el recuento oficial Cristina triunfará con una diferencia que rondará el 1% del total de votos.
De todos modos el resultado de octubre se vuelve incierto. Cristina buscará quedarse con una parte de los votos de Florencio Randazzo (obtuvo el 5,9%) y el macrismo hará lo propio con los del massismo (logró el 15,53%). Los resultados de octubre indicarán quién tuvo mayor éxito en el objetivo planteado. A eso hay que agregar que habrá que ver cómo se repartirán los votos de octubre de aquellos que no lo hicieron en las PASO.
Cristina, con cualquiera de los resultados posibles gane o salga segunda, ya tiene asegurado su ingreso al Senado. Eso pone sobre el tapete el debate sobre el futuro inmediato en la Cámara de Senadores y el debate que se profundizará al interior del peronismo entre Cristina con el PJ y su principal referente, la Liga de Gobernadores. Hasta ahora ambas tendencias parecen irreconciliables, aunque algunos -como el diputado Daniel Filmus-, pronostican una segura unidad. Ello tiene su lógica teniendo presente la actitud del peronismo tratándose de la disputa por el poder de administrar el Estado. Si se imponen las tendencias unitarias ello se concretará en torno a Cristina y ella será la candidata o el “dedo” privilegiado a la hora de designar al -o la- futuro -o futura- presidenciable.
En lo que respecto al Senado, es difícil que el Senador Miguel Ángel Pichetto –o quien lo sustituya- mantenga unido al bloque de 36 senadores, como el PJ-FpV lo consiguió –con algunas excepciones- hasta ahora. Entre las razones por las cuales esto es así hay que destacar que ningún otro dirigente del peronismo (incluidos sus actuales gobernadores) se acerca al peso del liderazgo de Cristina y porque ella representa la oposición más dura respecto al macrismo. Además es probable que ese tipo de oposición crezca, por las proximidades de la fecha electoral, durante el próximo año. Nada de ello garantiza el triunfo de las presidenciales, que mucho tendrá que ver con la evolución de la situación económica, pero sí dará forma a la configuración que irán tomando las fuerzas respecto al futuro.
Los resultados más llamativos y algunas conclusiones
Entre los resultados más llamativos cabe mencionar los casos de Neuquén, San Luis y Santa Cruz. Allí el Movimiento Popular Neuquino, los Rodríguez Sáa y los Kirchner, respectivamente, perdieron su condición de invictos, que parecían imbatibles. En los tres casos triunfó el macrismo. Algo semejante ocurrió en Córdoba, Entre Ríos y La Pampa, donde el peronismo venía ganando en los últimos años.
Otro resultado no menos destacable lo constituye la derrota sufrida por las listas de 7 gobernadores peronistas (Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, San Luis, Santa Cruz y Tierra del Fuego, en este último caso a manos de un candidato de “La Cámpora”, el grupo de responde a Cristina Kirchner)
La mayor parte de estos cambios, del humor electoral, tienen que ver con un fenómeno general. La extendida clase media urbana votó masivamente al macrismo, fenómeno que solo reconoce el lejano antecedente del alfonsinismo. Los sectores más populares mantuvieron su adhesión a las fragmentadas expresiones del peronismo.
Resumiendo el total de los votos y comparados con las PASO del 2015, resulta que el macrismo creció del 30,12% al 36%; el peronismo pasó del 38,67 al 37% (correspondiendo –aproximadamente- un 20% al kirchnerismo y otro 17% al PJ); el massismo disminuyó del 20,57% al 7%.
Un dato sugerente surge de las elecciones santafesinas. Allí la suma de los votos en blanco y nulos ronda el 10% para los diputados nacionales y se eleva al 15% en las elecciones locales, ello está muy por encima de la media nacional.
Por último caben algunas reflexiones sobre la suerte corrida por Cristina y renovada presencia política, que –para algunos- es algo parecido a una resurrección, en el marco de un peronismo (justicualismo) que tiende a perder votos y se fragmenta cada vez más.
Cristina, si bien hizo una campaña bastante distinta a su tradicional forma de actuar, fue fiel a su tradición en el armado asegurando la presencia de sus más leales en las candidaturas de sus fuerzas adictas y con ese criterio tuvo algún nivel de participación en 23 de los 24 distritos del país. Su éxito más notable se puede registrar, a pesar de la importante pérdida de votos, en la Provincia de Buenos Aires. También es destacable el triunfo de Agustín Rossi en la Provincia de Santa Fe. Allí ganó por un poco más de medio punto (13 mil votos) con el 27,87% de los sufragios, de los cuales un tercio pertenece a otra lista no kirchnerista.
Ya se mencionaron los triunfos kirchneristas de Chubut, Río Negro y Tierra del Fuego. En los demás distritos el cristinismo se presentó de diversas maneras, ya sea en alianza con el resto del peronismo, como una corriente interna o por fuera del mismo. Como fuerza autónoma del resto del peronismo los resultados indican que en Córdoba recogió el 9,89%; en Salta el 17,38%; en Tucumán el 4,84%, en Santa Cruz el 29,10%; en el Chaco consiguió el 7,18%, como fuerza independiente, pero –además- “La Cámpora” fue por dentro de la alianza triunfante. En Entre Ríos, como corriente interna, dentro del conjunto del peronismo, logró el 6,3%. En los demás distritos formó parte de las listas del peronismo, sin diferenciarse. En el caso de Capital Federal, el kirchnerismo encabezó la lista de diputados con Daniel Filmus y alcanzó el 20,73% de los votos.
Como una reflexión final se puede decir que los resultados evidencian que el macrismo creció recogiendo un 20% más de votos que en las PASO del 2015. En cuanto al peronismo, éste perdió un pequeño porcentaje. Octubre tendrá que resolver si esos datos se consolidan o cambien y en ese caso ¿en qué dirección?