Argentina, otra vez el FMI (aunque usted no lo crea)

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JUAN GUAHÁN| Axel Kicillof, Ministro de Economía, y Juan Carlos Fábrega, Presidente del Banco Central, están en Washington. Encabezan la delegación argentina que participa de la Asamblea Anual del FMI y del BM. Kicillof, asimismo, tiene reuniones con sus pares del G–20 y G-24, organismos que agrupan a los países más importantes del planeta. 
arg kiciloff y fmiQuestion Latinoamérica
Según la información oficial procurará lograr acuerdos que permitan saldar lo que nos reclama el Club de París y abrir el camino para nuevas inversiones. En síntesis, se trata de la “Hoja de Ruta” diseñada por Amado Boudou hace 3 años atrás y que –oportunamente- fuera rechazada y ahora desempolvada. Nuestro país, desde el 2006, no acepta las “revisiones integrales” sobre su política económica, prevista en el Artículo IV de la Carta Orgánica del FMI. Ello ha sido un obstáculo para las negociaciones con el Club de París y para lograr el financiamiento internacional que ahora sí quiere el gobierno argentino. Por lo que también aspira interesar a directivos de empresas norteamericanas radicadas en el país para que amplíen sus inversiones.
Por esas cosas de la geografía, esta reunión es denominada por el FMI como “Asamblea de Primavera”. Que por estos pagos sean las primeras semanas del otoño no es la única diferencia que tenemos con el FMI y otros organismos internacionales.
El martes pasado el FMI hizo público un Informe, muy crítico, sobre la evolución de la economía argentina, comparándola con la de Venezuela y advirtiendo sobre los riesgos que acechan a su futuro, con un nivel de crecimiento próximo a cero para el año en curso.

El Jefe de Gabinete les contestó en duros términos y ahora Kicillof volvió a refutar esas  críticas, ante  sus colegas los otros “gobernadores del FMI”, diciendo que no podemos resolver nuestros problemas haciendo lo mismo que los provocó.

Otra cuestión en danza es que el FMI mantiene una fuerte discrepancia acerca del pago de los cupones de bonos atados al crecimiento, lo cual terminará por definirse en setiembre. El gobierno Argentino hizo un recálculo llevando el crecimiento –del año 2013- a menos del 3,2% por lo cual no corresponde pagar esos cupones. El FMI insiste en que deberían respetar una vieja metodología que da un crecimiento del 4% (para el año 2013) y pagar ese “premio” a los bonos. Estamos hablando de unos 3.500 millones de dólares.

Dólar, reservas y mercados cambiarios tranquilos
A diferencia del nerviosismo de enero, este mes de abril encuentra al equipo económico respirando otros aires.  El dólar, desde la reciente devaluación del 24%, permanece tranquilo. El oficial ronda los 8 pesos, con pequeñas y poco significativas modificaciones. Mientras el “paralelo”, “ilegal”, “blue” o como se lo quiera llamar, está bastante más cerca de los 10 pesos que de los 11 que había superado en esas jornadas de fines de enero. La diferencia entre el oficial y el paralelo ronda el 30%, lejos de aquel 80% de distancia al que había llegado en aquellos momentos.ARG CAMBIO

En lo que respecta a las reservas, que venían cayendo estrepitosamente desde enero, ahora comienzan a recuperarse.A fines del año pasado teníamos 30,6 miles de millones de dólares. Cuando terminó enero había 28,1 miles de millones; a fines de febrero eran 27,6 miles de millones y llegando al mínimo de poco menos de 27 mil millones a fines de marzo. En los días siguientes se produjo una inflexión y comenzó su recuperación, habiendo sumado unos 600 millones en la última semana. Esta situación está fundada en que los agroexportadores han liquidado ventas por más de 5 mil millones de dólares. Esa tendencia positiva podría profundizarse en los próximos dos meses durante los cuales ingresarían más de 9 mil millones de dólares por ventas del sector agroexportador. Las reservas deberían subir para cubrir el segundo semestre donde los ingresos serán mucho menores.

Endeudamiento, ajuste, inflación y recaudación
La política seguida por el Banco Central en las últimas semanas, retirando dinero del mercado y llevando las tasas de interés al 30% anual, están entre las causas de un retraimiento económico que afecta a muchos sectores. Desde el gobierno confían que un mejor clima permita revertir la situación que, en este tema, hoy se vive.

El gobierno aspira a “patear para adelante”, apelando a bonos con vencimientos futuros, las largas deudas que nos están reclamando: Los “fondos buitre”, las demandas del CIADI, los bonos de REPSOL, el futuro arreglo con el Club de París. Pero su voluntad no es solo posponer esos pagos o arreglos, sino –además- lograr recursos que permitan transitar los 20 meses que le faltan. Esas medidas, al gusto de economistas ortodoxos y alabadas por el propio FMI, tienen como principal protagonista al Banco Central. En ese marco su Presidente, Fábrega, recibe elogios de los voceros tradicionales del sistema.

En ese camino el discurso oficial gira sobre el eje que estas medidas, un efectivo  ajuste -más allá que se acepte o niegue esta denominación- sea lo más leve y tolerable posible. De todas maneras hay medidas que ya son públicas y asumidas por algunos sectores: Ese es el sentido de las declaraciones del jefe de la CGT oficialista, el metalúrgico Antonio Caló, al sostener que es mejor perder algo del salario y no perder empleos, lo que fuera cuestionado por otros sectores sindicales.

También son conocidas las políticas de incrementos de las tarifas de los servicios públicos. De esa manera se descarga sobre los consumidores una parte de los subsidios que hasta ahora estaban a cargo del Estado.
Mientras tanto, la inflación subsiste. En marzo rondaría el 3%, sumando más del 11% en el primer trimestre.

La recaudación del año pasado creció un 30%, valor aproximado al de la inflación. El IVA y Ganancias continuaron siendo las principales formas de recaudación, sumaron más del 70% del conjunto de los ingresos. En el oficialismo dudan si seguir pagando los actuales costos políticos que les trae el cobro de ganancias a los trabajadores y están pensando en subir el mínimo no imponible.

Más precios cuidadosarg precios cuidados
En esta semana se hizo pública una evaluación oficial de la marcha de los precios cuidados. Desde el gobierno manifestaron su satisfacción por los resultados alcanzados. En virtud de ello se tomaron dos medidas sustanciales. Una de ellas fue aprobar un incremento del 3,2% sobre los precios de los 194 artículos que venían siendo protegidos.

La otra consistió en la incorporación de una nueva lista de 108 productos que se suman a los precios cuidados. Esa lista incluye, entre otros, 33 de bebidas, 24 de lácteos, 19 de perfumería, 6 de limpieza, 4 de librería. Según algunas estimaciones los precios de los 108 nuevos artículos protegidos significan una rebaja promedio del 10% respecto del valor que actualmente tienen en el mercado. De esta manera, sumando 302 productos, procuran salvar uno de los principales problemas de los precios cuidados: la ausencia de los productos protegidos en las góndolas.

Otro dato aportado por los funcionarios es que, a esta segunda etapa de precios cuidados, se suman otras 36 empresas proveedoras nacionales y 12 nuevos proveedores regionales. Con ello no solo se amplía la cantidad de artículos sino también se extienden los centros de distribución, llegando más cerca de la población.

El paro nacional
El jueves pasado un paro nacional conmovió al país, no es el primero ni será el último. Desde la recuperación de las instituciones de la Constitución –en 1983- hubo 30 paros nacionales (13 a Ricardo Alfonsín; 8 a Carlos Menem, 3 a Fernando de la Rua; 2 a Eduardo Duhalde; 2 a Néstor Kirchner y 2 a Cristina, estos últimos durante su segundo mandato).

Todos ellos convocados por sectores opositores a cada uno de esos gobiernos. De ese conjunto, el de esta semana no fue el de mayor magnitud, pero sí el más mediático. Todos los medios, particularmente la televisión -desde los noticieros y programas políticos hasta los chimenteros del espectáculo- estuvieron ocupados en diversos aspectos del paro. En todos los casos se condenaba a los “piquetes”; en un alto porcentaje “se reconocía” la legitimidad de algunos reclamos pero se criticaba el método adoptado. arg paro

Llama la atención que una actitud semejante adoptó la inmensa mayoría de la dirigencia política. Da la impresión que más de uno se “curaba en salud” temiendo iguales reclamos en el supuesto que le toque gobernar. Por otro lado también es posible que la idea de “marcar la cancha” haya sido un objetivo de algunos de los convocantes a la mencionada medida de fuerza.
Más allá de estos “detalles”, que tienen que ver con aspectos mediáticos y superestructurales, lo cierto es que el paro fue contundente.

Su existencia estuvo asentado en tres patas: La imprescindible convocatoria de las centrales sindicales opositoras (CGT de Azopardo –Hugo Moyano-; CGT Azul y Blanca –Luis Barrionuevo- y la fracción de la CTA dirigida por Pablo Micheli); en segundo lugar el paro de transportes (terrestres –UTA-; Ferroviarios -La Fraternidad- y una franja del subterráneo) y por último los piquetes (de los grupos de izquierda sobre todo en Capital y Gran Buenos Aires y los camioneros en varios puntos del interior). Pero más allá de estos pilares el paro tuvo la masividad expuesta por otra razón más profunda y valedera: Se trata del estado de ánimo de gran parte de la población.

Los efectos inflacionarios de la devaluación y una real pérdida en los ingresos de grandes franjas de la población, fueron el detonante final de unan situación que se venía incubando y que los convocantes supieron interpretar y/o aprovechar.De allí que esta medida lastimara el alma del kirchnerismo, en el sentido que golpea sobre el corazón del discurso oficial: la mejora en los ingresos de los sectores populares y su capacidad de consumo.

El gobierno, hasta ahora, no ha asimilado esta situación. La caracterización que vincula su masividad a la incidencia del paro del transporte y los piquetes es cierta pero no da cuenta de esta situación. Tampoco acierta el comunicado de gran parte de la dirigencia oficialista, que se mueve a escala nacional, cuando lo califican como “un paro de la Sociedad Rural y Magnetto (directivo de Clarín)” y creen que podrán resolver esta situación descalificando a, los ciertamente cuestionables, convocantes Moyano y Barrionuevo.

El paro ha sido un llamado de atención al gobierno que debería saber que el primer paso para solucionar un problema es aceptar su existencia.