Argentina: la realidad y los discursos (oficialistas y opositores)
Juan Guahán-Question Latinoamérica
Seguramente habrá ciudadanos argentinos que se están preguntando cómo hacer para transcurrir estas próximas dos semanas y no morir atragantado por la propaganda electoral que todo lo invade. Es de sabiduría popular que a los políticos no se les puede creer todo lo que dicen, pero en estos días resulta muy llamativo escuchar a los candidatos, particularmente a los tres que tienen mayores posibilidades de sentarse el 10 de diciembre en el sillón de Rivadavia. Si bien éstas son las reglas de juego de la “democracia”, para los tiempos electorales, nadie nos puede quitar el derecho de hacer algunas observaciones sobre sus discursos.
Daniel Scioli, del oficialista Frente para la Victoria (FpV), habla de sus planes como si él no fuera parte de este gobierno. Promete mejoras futuras que no se ve porqué no se hicieron en estos 12 años.
Mauricio Macri, entre otras lindezas, ve la “paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio”. El caso Fernando Niembro lo puede traer a la realidad. Si no alcanza con ese dato está Nicolás “Nicky” Caputo, quien es su amigo desde que se encontraron -a los 6 años- en el colegio Cardenal Newman, ahora es su principal asesor y ejecutor de gran parte de las obras públicas que realiza la Ciudad de Buenos Aires.
El tercero en discordia, Sergio Massa no les va a la zaga, criticando ferozmente a un gobierno del cual fue Jefe de Gabinete en tiempos no lejanos.
Estas incongruencias las podríamos multiplicar hasta el infinito y ellas nos dan cuenta de las características de estos procesos electorales a través de los cuales elegiremos a quienes nos representarán y gobernarán en nuestro nombre los próximos años.
La realidad
Dejemos, por ahora, los discursos y vayamos a algunos datos de esta realidad atravesada por el próximo proceso electoral.
Cristina Fernández de Kirchner, dispuesta a mantener sus atributos presidenciales hasta el mismo momento que entregue la banda, multiplicó su presencia en la cadena oficial aprovechando los últimos días que tiene antes que empiece a regir la veda (15 días antes de las elecciones) para inaugurar obras. Continuó con las teleconferencias y pidiendo a sus fieles que defiendan los derechos adquiridos en estos años.
No obstante esa omnipresencia hay detalles que la preocupan. Más allá de las cuestiones legales que acechan su sueño y del rol que tendrá en el futuro observa cómo prominentes figuras de su tropa propia comienzan a mover el esqueleto al ritmo que le imponen las necesidades de quien espera reemplazar a “la doctora”.
Sergio Berni, el Secretario de Seguridad y “pingüino” de la primera hora, salió a cruzar a la Estela Carlotto cuando se le ocurrió decir que el gobierno de Scioli sería de transición hacían otro de Cristina en el 2019. Igual actitud tuvo Diego Bossio, jefe del ANSES que financió buena parte de los recientes planes sociales del oficialismo y esposo de Valeria Loira una de las secretarias de Cristina. La actitud de Bossio también le causó preocupación porque fue quien acercó a Eduardo Buzzi, ex miembro de la opositora Mesa de Enlace, a un acto de Scioli.
Tampoco causó gracia, en la intimidad de la residencia de Olivos, el pedido de Julián Domínguez para que se disminuyan las retenciones a producciones agrarias. Aún mayor fue la molestia con Juan Manuel Urtubey cuando dijo en Nueva York que había que negociar con los holdouts, a quienes ni siquiera llamó “buitres”. Para escándalo de los ocupantes de la Quinta de Olivos y ya metido en el debate Urtubey agregó: “La Argentina tiene una mala imagen a nivel internacional y por eso nadie nos quiere prestar nada”.
Acerca del tema electoral la novedad más importante la trajeron las dudas de las principales encuestadoras. Como tratando de cubrirse de de los números que van proporcionando, en la mayoría de los casos a pedido de uno otro candidato, ahora dicen que habría entre un 30 al 40% de electores que podrían llegar a cambiar su voto en la última semana. Con lo cual los números que dan, son solo números y valen muy poco.
En la cuestión económica el dato más significativo es que esta semana se produjo el vencimiento del Boden 15, el compromiso de pago más importante de este año. El gobierno cumplió y pagó los 5.900 millones de dólares. Desde el gobierno se lo reivindicó como una culminación de la política “desendeudamiento”. Desde Economía se trató de recuperar lo que se pudiera y emitió el BONAR 2020, allí recogió el 11,3% de lo que había pagado, aunque el principal comprador fue ANSES. Esto dejó las reservas nominales en 27.700 millones de dólares. En términos reales son mucho menores, dados los 11 mil que nos prestaron los chinos, los 8.200 que son los depósitos de terceros y los 8.100 que se adeudan a importadores. Puede considerarse un éxito del gobierno que, dada la cantidad de dólares que aparecieron con motivo del pago del BODEN 15, se frenó la subida del dólar paralelo, que volvió a estar por debajo de los 16 pesos por cada dólar.
Desde Moody’s y Standard & Poor’s, una de las empresas internacionales que hacen estimaciones de riesgo al servicio de los inversores informaron que las reservas argentinas alcanzan hasta el 10 de diciembre. Más allá de los intereses políticos y de la presión económica, que ese Informe contiene, se trata del modo que nos ven desde el mundo financiero internacional, por eso las tasas de interés que pagamos por Bonos con los que nos venimos re-endeudando son casi el doble a la de otros países de la región. Digamos que, en los próximos días, ingresarán unos 2 mil millones de dólares, en moneda china, que es un incremento de los 11 mil millones que ya nos prestaron.
Los sectores que más padecen esta época de “vacas flacas” son aquellos vinculados a las economías regionales. Federcitrus, una entidad que agrupa a productores cítricos anunció que unas 80 mil toneladas de mandarinas y naranjas quedarían en los árboles porque pierden más cosechándolas. Desde la Bolsa de Cereales informaron que, por segundo año consecutivo, se reducirá el área sembrada. En el 2013/14 se sembraron 31,2 millones de hectáreas, en el 2014/15 bajó a 30,8 millones y este año habría una nueva reducción, ella estaría provocada -además de las causas económicas- por factores climáticos, vinculados al fenómeno del Niño con sus tormentas y lluvias. Desde el campo completan este panorama con el dato que entre 2002 y 2015 cerraron 95.343 empresas agropecuarias de pequeños y medianos productores. En los 90´ se habían perdido una cifra parecida: 100 mil.
SE PRIVATIZÓ EL USO DE DIEZ MIL HECTÁREAS DE COSTA
El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, que entró en vigor en el mes de agosto, incorporó muchas normas que deben ser valoradas positivamente pero no pudo escapar a algunas tentaciones difíciles de entender. Una de esas normas extrañas es el Artículo 1974 que reemplaza a los Artículos 2639 y 2640 del viejo Código Civil.
Esta nueva disposición establece que “El dueño de un inmueble colindante con cualquiera de las orillas de los cauces o sus riberas, aptos para el transporte por agua, debe dejar libre una franja de terreno de quince (15) metros de ancho en toda la extensión del curso, en la que no puede hacer ningún acto que menoscabe aquella actividad…” Aquí nos encontramos con dos diferencias importantes respecto al viejo Código.
La primera está referida al espacio que debe dejar libre. Antes eran 35 metros, ahora 15. Es decir que todo propietario de tierras, vecinas a una vía navegable, ganó la libre disponibilidad de 20 metros de sus costas aledañas a dicho curso de agua. Esto supone una natural mayor valorización de su tierra. Ese es un regalo que le hemos hecho.
El segundo aspecto tiene que ver con el destino de esas tierras.
Para el antiguo Código Civil esos 35 metros constituían el “camino de sirga”, es decir un espacio para que se pudieran remolcar las embarcaciones, ahora ese método está fuera de uso. Pero la doctrina y jurisprudencia, fundada en que el texto del Art. 2639 hablaba de calle o camino público, consideró que ese espacio era un bien público, amplió su uso y lo consideró como un espacio para circulación de personas, la pesca y el esparcimiento de la población. Esa decir un lugar sobre el cual no habían que pedir permiso al dueño del terreno vecino para transitar, utilizar social y ambientalmente. En función de ello hubo fallos que obligaron a destinar, ese espacio, para la forestación, parquización y protección del ecosistema. En consecuencia ganábamos todos porque había más espacio público.
La nueva redacción no solo redujo el espacio sino que el mismo solo será público en función de la navegación, es decir que le quitó la amplitud que la doctrina y jurisprudencia habían elaborado. Si se cumpliera tal como está escrito, una persona para transitar por ese espacio debería pedir permiso al dueño del terreno. Es un indudable paso atrás para la sociedad y una “ayudita” para el mercado inmobiliario. Perdemos espacios públicos que ganan los intereses privados.
Para tener una dimensión de lo que estamos hablando se está privatizando el uso de 10 mil hectáreas de tierras contiguas a vías navegables. Si le agregamos los cursos de agua que no son navegables y los lagos estamos ante una cifra que supera las 120 mil hectáreas.
Diversas propuestas legislativas, destinadas a reparar el daño público que se estaba produciendo, fueron al basurero y nuestros legisladores las dejaron sin debatir.
Sin ser malpensados es fácilmente imaginable que la mercantilización de la tierra y de la cosa pública también se manifestó en esta ocasión e hizo que las palabras de los grandes discursos solo sean un eco deformado de la realidad que nos toca transitar. Una vez más la propiedad privada se impuso al interés social.