Argentina: La corrupción avanza, la fragilidad institucional también
Claudio della Croce
De cara a un año electoral, el libertario presidente argentino Javier Milei se dispone a hacer lo que siempre quiso: gobernar a punta de decreto, obviando al Congreso, con un presupuesto prorrogado, con cortesanos adictos, un ejército de trolls y bots, un procurador propio y facultades delegadas.
Como hizo Mauricio Macri en 2018, el presidente libertario argentino Javier Milei dijo al Wall Street Journal que Donald Trump, cuando asuma la presidencia de Estados Unidos, le ayudará a cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). «EEUU descubrió que somos un socio digno de confianza”, expresó.
Milei avanza hacia un modelo de gobierno sin Congreso, respaldado por decretos y una Corte Suprema de Justicia a su medida. Las tensiones en el Senado, la fractura con la vicepresidenta Victoria Villarruel y el endurecimiento del neoliberal PRO –liderado por el expresidente Macri- complican su panorama político.
En el primer año de gobierno, Milei eliminó 34.829 puestos de trabajo en el sector público (Administración Pública Nacional y empresas estatales). Esos despidos representaron una reducción del 7% de trabajadores estatales,
La pulseada en suelo de la ciudad de Buenos Aires, la capital nacional que gobierna el PRO, terminó de convencer a Macri de que Milei va por todo lo que era suyo: votantes, territorio, dirigentes y negocios. Los analistas políticos señalan que hay un territorio, sin embargo, donde Macri todavía reina y Milei aún no logra hacer pie: la amalgama de jueces, fiscales y servicios de inteligencia que habita y digita en los subsuelos del poder.
La falta de sustentabilidad política del gobierno es la carta que agita Macri para evitar que la disputa de negocios que sostiene con el Ejecutivo derrame al terreno electoral. Sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, donde su primo Jorge ya bebió del trago amargo que le sirvió “El Jefe” Karina Milei, hermana del presidente y secretaria de la Presidencia.
Seguramente el gobierno bombardee al Congreso con campañas mediáticas de alto impacto en la opinión pública, para alimentar el odio y mantener activa la perorata “anticasta” que nutre su narrativa electoral. La estrategia es sencilla: el gobierno culpa de los problemas provocados por su propio programa a “los políticos” que no lo dejan gobernar y con ello justifica las normativas críticas por decreto y pedirá el voto para “barrer a las ratas” del Congreso.
La entronización del juez Andrés Lijo en la Corte Suprema, pero, sobre todo, la instalación como Porcurador General de Sebastián Amerio –hoy viceministro de Justicia e íntimo de Santiago Caputo, el asesor principal de Milei- implicaría un potente desembarco del mileinismo en el territorio judicial que aún ocupa y digita Macri.
La aplicación del sistema acusatorio le otorga al Jefe de los fiscales la conducción de un ejército legal con la potestad exclusiva de acusar e investigar a los presuntos autores de delitos penales. Visto de otro modo: es el el monopolio para ejercer maniobras de persecución política, económica y social, ejercicio también conocido como «lawfare».
Milei y/o Macri
Milei, si quiere consolidar su liderazgo sobre todo el espacio de la derecha, tiene la obligación de derrotar a Macri (de “matar al padre”), pero el “veranito financiero” , la contención de la inflación -o a golpes de la destrucción de parte de la economía, ajuste, motosierra y caída del salario- no están siendo las mejores condiciones para lograr su cometido.
Esta situación es la fragilidad de un gobierno que se basa mucho más en la debilidad ajena que en la fuerza propia, que para lograr un triunfo agónico —como fue el de la Ley Bases— tuvo que pagar un alto costo (político y en efectivo). Señala el analista Fernando Rosso. Y queda expuesto su método que, a falta de hegemonía, se basa básicamente en la corrupción y el fraude, añade.
Mientras, los mercados miran con desconfianza la fragilidad institucional. En un año electoral, el mandatario libertario se dispone a usar su debilidad para reforzar la narrativa «anti casta» y consolidar su poder.Desde Roma, lanzó un mensaje que consolidó los temores sobre su pulsión autocrática.
Si el Senado no aprueba los nombramientos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para la Corte Suprema, dijo, recurrirá a un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para imponer las designaciones. «Si yo lo puedo sacar como pedí, por el Senado, lo saco por el Senado. Si me aparece la demanda y el Senado no me resuelve, lo tengo que resolver», planteó
Milei no está dispuesto a depender del Congreso para ejecutar su plan de gobierno. La fractura expuesta de Milei con la vice Villarruel es un estímulo al cierre precoz del año parlamentario, tras la tumultuosa sesión por la destitución del corrupto senador oficialista Edgardo Kueider, fugado a Paraguay con más de 200 mil dólares (y su secretaria).
El exsenador está investigado por lavado de dinero, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y cohecho pasivo y activo. La jueza federal Sandra Arroyo Salgado pidió la extradición de los dos detenidos en Asunción.
Milei dijo que en ese momento él ya estaba viajando a Italia y por eso la sesión en la que se expulsó a Kueider es nula. Según Milei, Villarruel ya estaba el frente del Ejecutivo, pero no hay ninguna escritura que lo avale hasta las 19, cuando ya había terminado la sesión. Sobre ese cortocircuito se mueve la defensa de Kueider para conseguir que la sesión sea declarada nula.
Kueider fue clave en uno de los triunfos parlamentarios más importantes del Gobierno este año: la aprobación de la Ley Bases.
Más allá el caso del senador corrupto (obviamente no es el único) hay otra tensión: Milei está convencido de que Villarruel se reunió en Madrid con el jefe del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, una versión sostenida por el líder del partido de ultraderecha Vox, Santiago Abascal. Quienes defienden a Villarruel aseguran que es otra fake, otra información falsa.
Fragilidad institucional
Pero hay un elemento que limita la tentación presidencial: los acreedores son susceptibles a la fragilidad institucional, no por convicción democrática obviamente, sino por la sustentabilidad del programa económico que les pide plata fresca.
Tras la recesión de este año se esperaba una recuperación contundente de la economía en 2025, pero aparecen múltiples estimaciones –naciones e internacionales- que no coinciden con ese pronóstico: La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ajustó a la baja su pronóstico de crecimiento para Argentina, pasando de una tasa que en principio iba a ser de 5 por ciento a uno actualizado de 4,3 por ciento: 0,7 puntos menos.
En su nueva previsión, para este año prevé una caída del Producto Bruto Interno (PBI) del 3,2 por ciento. La CEPAL afirmó que para superar la trampa de baja capacidad de crecimiento es necesario movilizar recursos financieros de manera significativa y aplicar políticas productivas que estimulen la inversión y la productividad.
Mientras, el ministro de Economía Luis Caputo aseguró que el gobierno argentino prevé renovar su acuerdo con el FMI durante el primer cuatrimestre del año próximo. “Los tiempos del Fondo son lentos pero estamos muy bien encaminados, tenemos muy buen diálogo y estimo que para el primer cuatrimestre del año que viene vamos a llegar a un nuevo acuerdo”, dijo Caputo, luego que Milei señalara dijo que busca un nuevo pacto con el organismo para poder levantar el cepo.
“Nuestra idea es eliminar (los controles) en 2025″, reafirmó el mandatario, pero Caputo contó que para salir del cepo “no hay fecha, sino metas para cumplir” y que el acuerdo podría aportar los dólares que faltan en las reservas del Banco Central.
Pero las denuncias de corrupción comienzan a hacer ruido demasiado temprano, a apenas un año de comenzado el gobierno, y a rodear a La Libertad Avanza, a Milei y a Karina Milei.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)