Argentina: FIFA y AFA no son fofas
Juan Guahán-Question Latinoamérica
Desde hace algunos días, el mundo entero está siguiendo el desarrollo del escándalo que rodea a la poderosa FIFA. Esto tiene causas y razones de las que se habla muy poco. Cuando hablamos de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino), que congrega y organiza al fútbol de este país, y de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación), que hace lo propio pero con todo el fútbol mundial, nos referimos a organizaciones de peso.
La FIFA, con sede en Suiza, es la ONG (Organización No Gubernamental) más poderosa del mundo. Sus 209 federaciones de países afiliados son más que los 193 que forman parte de las Naciones Unidas.
En los 4 años previos al Mundial de Brasil la FIFA había generado 5.700 millones de dólares y en ese evento facturó otros 4.000 millones. Sus recursos fundamentales provienen de la organización de los torneos mundiales cada 4 años. La televisación de dichos eventos es lo más visto en el mundo. Al último Mundial lo miraron unas 3.200 millones de personas, entre ellos 1.000 millones que vieron la final entre Alemania y Argentina. Por eso Lionel Messi es la mejor carta de presentación que tenemos los argentinos en todo el planeta.
Hace unos días, una fiscal norteamericana emitió una orden de arresto para 14 personas -7 de las cuales fueron detenidas- vinculadas a una investigación sobre corrupción en la FIFA. En la lista hay 3 empresarios argentinos relacionados con los negocios del fútbol y la AFA. Hay un cuarto argentino-brasileño que figura en la lista por negocios semejantes hechos en Brasil. Estos hechos tienen una repercusión especial en nuestro país dado que el fallecido Julio Humberto Grondona, quien presidiera por largos años la AFA, fue vicepresidente de la FIFA y encargado de sus finanzas hasta el día de su muerte. La FIFA prácticamente no paga impuestos en Suiza, mientras que sus 13 directivos perciben anualmente 40 millones de dólares. Entre sus principales patrocinadores figuran: Coca-Cola, Hyundai, Emirates, Sony, Visa. Emirates y Sony, se retiraron al aprobarse -para 2018- el Mundial en Moscú, incorporándose -como patrocinador- Gazprom, la gigantesca empresa rusa.
En medio del escándalo internacional el presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, fue reelecto como Presidente de esa institución. Esta semana anunció su renuncia y será necesaria una Asamblea Extraordinaria, que se realizaría entre diciembre y marzo, para elegir las nuevas autoridades.
Hasta aquí fueron algunos datos que dan una idea del peso y relieve de esta institución. A renglón seguido y para tener un panorama más completo es bueno analizar algunas otras cuestiones: la historia de la FIFA, el desencadenamiento de este escándalo; el fútbol como pasión e identidad personal y colectiva y su vínculo con la política y el poder.
FIFA fue fundada en 1904 por 7 países europeos. Su sede inicial fue París, en 1932 se trasladó a Zurich (Suiza), para aprovechar sus ventajas impositivas. Al inicio de la década de los 70 tenía 10 empleados. En el 2013 registraba un total de 452 empleados. El salto lo da en 1974 explotando los derechos sobre las trasmisiones televisivas de los mundiales de fútbol.
Inicio y razones de este escándalo
Desde hace muchos años no son pocos los que vienen denunciando el escándalo y los negocios fraudulentos que se dan en el fútbol mundial. Cabe preguntarse ¿porqué estalló ahora esa cuestión y las razones por las que interviene la justicia norteamericana?
La justicia estadounidense, más allá de las invocaciones legales, interviene en el carácter que se atribuye Estados
Unidos de ser el gendarme del mundo.
El problema arranca en 2010. En ese año las plazas para los mundiales de 2018 y 2022 la FIFA las asignó a Rusia y Qatar, dejando atrás las pretensiones de Inglaterra y los Estados Unidos, que aspiraban realizar dichos mundiales en esas fechas. Con estas designaciones la FIFA, con Blatter a su cabeza, seguía en su idea de llevar el fútbol a todo el mundo. Por cierto que no lo guiaba un espíritu altruista, sino la voluntad de llegar a nuevos mercados y –consecuentemente- una mayor facturación y mejores condiciones para quedarse con algunos vueltos.
A partir de allí comienzan a tomar cuerpo, en diversos medios del mundo, las denuncias sobre la corrupción que había en la FIFA. Durante el año pasado, la cuestión se fue tornando cada vez más crítica. Ello iba de la mano de las pretensiones norteamericanas y europeas de aislar a Rusia, en medio del conflicto en Ucrania. En abril de este año, 13 senadores estadounidenses enviaron una carta a la FIFA reclamando que le quiten a Rusia la organización del Mundial 2018. Pero un tiempo antes, en la serie “Los Simpson” -en el Capítulo 16 del año 2014- mostraban cómo era arrestado el Presidente de la FIFA acusado de corrupción. Blatter y sus socios no supieron leer esos mensajes y se equivocaron. Borrachos de poder, por la fuerza simbólica que tiene el fútbol y que ellos manejan, se creyeron intocables.
Por eso el “golpe de estado” a la FIFA en las vísperas de una elección que debía elegir autoridades. La estructura del fútbol europeo, la UEFA encabezó los reclamos y llegó a debatir –a solicitud de Inglaterra- un boicot al mundial de Rusia. El anuncio de la renuncia de Blatter muestra que el “golpe” está en el camino de alcanzar sus objetivos. Habrá que ver si logra modificar las sedes de Rusia y Qatar.
Fútbol y política
A nadie le caben dudas que el fútbol constituye el hecho cultural más masivo y universal de los tiempos que corren. Su asociación con la TV amplía y multiplica su llegada a todos los rincones del mundo. No es este el lugar, ni el momento de intentar explicar esa pasión colectiva que motiva a sociedades enteras, dejamos esa tarea a los eruditos. Se puede afirmar que la identidad nacional de millones de personas se siente más fuertemente vinculada a una camiseta futbolera que a otras variadas manifestaciones de la vida. Al interior de cada país la adhesión a uno u otro equipo de fútbol es mantenida con mayor lealtad que cualquier otra forma de identificación. ¿Quién cambia por otro a su equipo favorito?
El peso simbólico del fútbol, las pasiones que desata, el poder de la FIFA hacen que, tal como se mostró, la relación fútbol y política no se pueda ignorar.
En nuestro país pasa algo semejante y lo prueba la importancia que el cristinismo le ha asignado al “Fútbol para Todos”. Se puede decir que cambió la relación entre el Fútbol y millones de personas. El Estado se ha hecho cargo del fútbol, al costo -para este año- de unos 3 millones de pesos diarios. El gobierno puso el eje en los avisos publicitarios, casi exclusivamente destinados a mensajes oficiales. La trasmisión sigue estando, en gran parte, a cargo de los antiguos “dueños” del fútbol, la empresa “Torneos y Competencias”, cuyo presidente –destituido esta semana- fue Alejandro Burzaco, hoy prófugo de la justicia norteamericana. Esta empresa tiene a su cargo la trasmisión de 12 de los 15 partidos de primera división, que se realizan por cada fecha de 1ª división.
Además de esa “molesta relación”, el gobierno tiene cierta preocupación por la situación de José Luis Meiszner, secretario general de la Conmebol, que tiene en el Juzgado Federal de Rodolfo Canicoba Corral un proceso penal por 3 cuentas en Suiza e Islas Caimán. Cabe recordar que Meiszner ha sido el intermediario para el acuerdo del gobierno con Grondona paran concretar “Fútbol para Todos”. Es pública su amistad con Aníbal Fernández, con quien compartieron responsabilidades en el Club Quilmes y su hijo ha sido funcionario del gobierno.