Argentina: encrucijadas de la coyuntura electoral

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JUAN GUAHÁN| Estamos entrando en un período de tiempos tormentosos. Se trata de la próxima coyuntura electoral cuyos plazos institucionales se inician dentro de pocos días. Habrá que ver si se llega a tiempo para que se incorporen las elecciones al Consejo de la Magistratura, cómo reaccionará la Justicia, el oficialismo y la oposición.arg crisa y papaQuestion Latinoamérica
En momentos que los tiempos electorales empiezan a ser parte del juego político, porque las instancias se van acercando, hay encrucijadas en torno a la ley sobre el Consejo de la Magistratura que van a influir sobre el futuro inmediato.

En una cláusula transitoria, de la ley sobre el Consejo de la Magistratura, el gobierno ha planteado que en las próximas elecciones Primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), a realizarse el 11 de agosto, también se elegirán los integrantes para dicho Consejo. Según el cronograma existente el 13 de mayo vence el plazo para que el gobierno convoque a dichas elecciones. Para esa fecha la ley debería estar vigente (aprobada y promulgada) y que no haya sido tachada de inconstitucional por el sistema judicial. Al gobierno le convendría que la fecha de su promulgación sea muy cercana al vencimiento del plazo para la convocatoria.

De ese modo no habría tiempo para los, ya anunciados, intentos judiciales de declarar su inconstitucionalidad. Ésta difícilmente pueda llegar a tiempo para aplicarse, dado los tiempos procesales, salvo que la Suprema Corte de Justicia se aboque al tema vía “per saltum” (pasando por encima de las demás instancias judiciales) o se paralice dicha convocatoria mediante una medida cautelar. Ninguna de esas decisiones parece estar en la lógica de la Corte y las posibilidades de la Justicia en el actual contexto político.

Ello llevaría a un complejo conflicto de poderes, porque el gobierno difícilmente abandone su idea de hacer que se vote a integrantes del Consejo de la Magistratura en las elecciones de Agosto.
Recordemos que para el caso que se apruebe esta norma habrá, en el costado derecho de la boleta, una sección mediante la cual se votará a los integrantes del Consejo de la Magistratura. Ese será el único aspecto nacional y común a todo el país de unas elecciones que se caracterizan por ser locales (provinciales) donde todas las demás candidaturas serán llenadas por dirigentes de cada provincia.

El interés del gobierno para poner en marcha este mecanismo tiene variadas razones.

Una de ellas es que, mediante dicha sección de la boleta, nacionaliza las elecciones sobre un tema como la Justicia, donde hay un fuerte consenso sobre lo “injusta” que es esta actual “justicia”. Por lo que cualquier cambio de la misma tiene –desde el inicio- una dosis importante de simpatía.
Le permite al oficialismo poner al frente de las listas a un nombre que se transformará, si la propia Cristina no ocupa ese lugar, es una “figura arg cacerolazonacional” con perspectivas para el supuesto que la Presidenta no pueda presentarse a una nueva reelección.

Si el gobierno logra la aprobación de esta norma y le da legalidad, mediante las elecciones, a la nueva integración del Consejo de la Magistratura tendrá fuertes posibilidades de influir más decididamente en el ámbito judicial, con todas las implicancias de esta perspectiva.

Estrictamente desde el punto de vista electoral le complica las respuestas a la oposición, dado que se demanda tener oficializada dicha fuerza en 18 provincias. Los dos únicos partidos que reúnen esa condición, además del oficialismo, son la UCR y el PRO. Esto obligaría a las demás fuerzas opositoras a presentar sus candidatos dentro de esas boletas, cuestión –por obvias razones- imposible en varios distritos.

También podrían pedir a sus votantes que incorporen a su papeleta local el voto cortado de la boleta de candidatos para el Consejo de la Magistratura presentados por esos partidos, con las naturales dificultades para el corte de boletas. De esta manera se fortalecen sus perspectivas electorales y muy probablemente el oficialismo emergerá como la fuerza nacional claramente mayoritaria, convalidada por el voto popular y con un alto porcentaje de diferencia respecto a las fuerzas políticas opositoras.

Ese triunfo electoral lo dejaría con  el control de los tres poderes del Estado. Una impensable derrota electoral, dado lo manifestado y la fragmentación opositora, sería un durísimo golpe.

Por todo lo dicho las próximas jornadas serán decisivas para las elecciones de agosto, pero más aun respecto a octubre. En estos días se están poniendo los basamentos con vistas a las elecciones presidenciales del 2015.

Mientras tanto fue llamativamente escasa la escasa la propaganda avisando que se vencían los plazos para que los jóvenes (entre 16 y 18 años) pudieran inscribirse para votar. En los medios masivos, solo se la pudo ver en las horas previas al cierre del plazo previsto. De hecho se inscribieron para hacerlo un poco más del 50% del total de ese sector poblacional. Desde la oposición no manifestaron mayor interés en promocionarlo y el oficialismo habría impulsado dicha inscripción por vías internas, sin necesidad de esperar la propaganda que diera los avisos del caso.

Más allá de todo esto la oposición sigue discutiendo acerca de cómo integrar fuerzas. El 1° de Mayo fue celebrado en Córdoba por el peronismo disidente. Allí confluyeron los principales dirigentes de esa fuerza opositora. Estuvieron, entre otros: José Manuel de la Sota, Francisco de Narváez, Hugo Moyano, Roberto Lavagna, con un gran ausente –Sergio Massa- que sigue haciendo su “juego propio” y manteniendo, por unos días más, el suspenso sobre su actitud definitiva. Si bien todavía no está dicha la última palabra Daniel Scioli parece encaminarse a seguir dentro del kirchnerismo procurando transferir -por debajo de la mesa- algunos votos a De Narváez.

En el radicalismo, el senador Ernesto Sanz está ocupando el centro de la escena electoral desplazando de ese sitial a Ricardo Alfonsín. Mientras tanto el PRO de Mauricio Macri procura posicionarse apelando a figuras conocidas provenientes de otras actividades. Sin embargo, la torpe e inaudita represión producida en el Hospital Borda lo está haciendo retroceder varios casilleros, sobre todo en los sectores juveniles.