Argentina: El gobierno no da pie con bola

Juan Guahan- Question Latinoamérica|

Los anuncios del gobierno, encerrado en sus propias contradicciones, no aciertan una política económica que lo saque del atolladero que se encuentra.  La matriz económica que aplica está fracasando. Hay inflación con estancamiento y los intereses de la deuda no paran de crecer. Sería bueno elegir gobernantes y no dueños.

Cuando el pasado 22 de octubre, a la noche, se anunciaban los resultados electorales el gobierno festejaba. En sus ensueños, los funcionarios, imaginaban que el camino del 2019 ya estaba libre para ser recorrido sin problemas.

A poco de andar la realidad se mostró tal cual es. Lo que muchos preanunciaban comenzaba a verificarse. El déficit de caja era insostenible y los recursos, provenientes de préstamos internacionales, podían llegar a detenerse. Ello podría provocar una reacción en cadena como la que conoció Domingo Cavallo a fines del 2001. El otro gran problema, la inflación, no aflojaba. Aquella idea del 17% de inflación, presupuestada para el 2017, era solo un recuerdo. Al final fueron 24,8%, un 45,8% más de lo previsto.

Evidentemente, la matriz económica aplicada está fracasando. No llovieron los dólares destinados a la producción que permitirían un crecimiento constante, creando las condiciones para bajar la inflación sin necesidad de “parar” el funcionamiento de la economía.

El gobierno, ahora, se puso como objetivo un ajuste muy superior al desarrollado en los primeros dos años de gobierno. Los jubilados junto a diversos programas y empleados estatales fueron los blancos elegidos. La reacción no se hizo esperar. Las calles se colmaron de protestas, los efectos del humo callejero llegaron a los despachos oficiales y oscurecieron los debates internos.

Desde el Banco Central, Federico Sturzenegger seguía apostando a  bajar la inflación con altas tasas de interés asumiendo los riesgos de desacelerar la vida económica. Desde el área más política del gobierno, Marcos Peña lograba imponer su criterio cambiando las metas planteadas. Eso significaba aceptar que la inflación se reduzca más lentamente, pero permitiendo un mejor desempeño económico, para lo cual había que bajar las tasas de interés. Todo eso apuntaba a un objetivo político: Macri 2019.

Todo parecía indicar que la sorda lucha interna se había congelado. Dos hechos la volvieron a renovar. Uno fue el 3,1% de la inflación – el más alto en el año- para el mes de diciembre y el otro que el dólar, fundado en esos anuncios, comenzó a trepar rápidamente. En el gobierno crecieron malestar y preocupación. Sturzenegger debía anunciar la baja de la tasa de interés, esta semana lo hizo y eso fue casi simbólico del 28,75% al 28%, una nimiedad. El dólar se calmó y bajó. Pero todos saben que con las tasas a esos valores es muy difícil el crecimiento económico porque nadie puede tomar créditos productivos a esos valores. Por eso crece el temor sobre un estancamiento que habría llegado a la economía durante los últimos meses del año pasado.

La elaboración de informes sobre la base de datos extraídos del INDEC señala que el crecimiento acumulado desde julio 2016 hasta el mismo mes del 2017 fue del 4,28%. Pero luego habría comenzado un período de estancamiento y baja.

La gravedad del atolladero en el que se encuentra el gobierno lo reconoce el propio Presidente, cuando en una entrevista con la CNN dijo: “Si cumplimos el sendero de bajar el gasto público y el déficit fiscal, el país no va a estallar”

El gobierno parece dispuesto a dar los saltos que estime necesarios en el camino que piensa recorrer. La sanción de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) ómnibus, que –en sus 192 artículos- deroga 19 leyes y modifica otras 140, así lo indica. Esta copia -en muchos aspectos- de un decreto semejante de Carlos Menem de 1991, habrá que ver si logra superar los límites legislativos y judiciales.

 Otras variables económicas que preocupan

Pero no son solamente el gasto público y el déficit fiscal las variables que le provocan dolores de cabeza al elenco gubernamental. Entre otras varias caben destacar:

El déficit comercial (la diferencia entre lo que exportamos e importamos) también da números negativos. Lo más grave es que las importaciones crecieron un 19,9%, mientras que las exportaciones solo lo hicieron en un 1,2%. La reciente decisión norteamericana de dejar afuera de ese mercado a nuestra exportación de biodiesel, es un indicador de las dificultades que nos presenta el mundo actual.

Tampoco son menores las dificultades fundadas en el creciente endeudamiento externo. Para este año 2018 debemos pagar la suma de 32.292 millones de dólares. Esa cifra es la suma de 9.019 millones por intereses; 7.555 millones por vencimientos de capital y 15.718 millones por letras del Tesoro en dólares,que vencen este año. Digamos que según la información conocida el 61,7% de esos vencimientos se corresponden a deuda emitida durante estos últimos dos años. Esto es así, más allá de la cínica expresión presidencial según la cual “no queremos seguir tomando deuda y obligar a nuestros hijos y nietos a pagarla”.

A eso hay que agregar que el Banco Central regularmente deberá cubrir el festival de emisiones que se vienen haciendo en pesos para las LEBAC, donde cada vencimiento compromete a más de la mitad de nuestro circulante monetario.

Es general existe la convicción que este cúmulo de vencimientos y demandas de dinero destinado al pago de “deudas” no es sostenible en el largo plazo.

Gobernantes para gobernar, no para hacer negocios

Parece que los argentinos nos estamos acostumbrando a elegir gobernantes que en lugar de gobernar piensan en sus negocios. Esto es grave que ocurra, pero más grave aún que se lo considere como algo natural. Ello parece formar parte de nuestra cultura, por eso se lo justifica y ¡dale que va!

Lo que hoy se está ventilando en la Justicia respecto al gobierno anterior, de lo cual muchos argentinos ya teníamos noticias, es una prueba de ello. Eso es triste y doloroso porque traiciona el discurso y las políticas favorables al pueblo que acompañaron aquellos condenables hechos.

Vino otro gobierno que hizo de la trasparencia y la lucha contra la corrupción una de sus banderas. Por todo lo que se va conociendo da la impresión que esas banderas, son propaganda y nada más que eso.

En estos días han aparecido nuevas denuncias contra los ocupantes transitorios de la Casa Rosada. Estos nuevos hechos se suman a otros que se fueron planteando: los Panamá Papers; los negocios de la familia del Presidente en el tema del Correo Argentino; los funcionarios beneficiados por el dólar futuro, en los primeros días de gobierno; los permisos para operar compañías aéreas de bajo costo (low costs) en medio del affaire con Mac Air-Avian, un empresa de la familia Macri. Por todas estas cuestiones varios funcionarios, encabezados por el Primer Magistrado, seguramente desfilarán por los Tribunales. Eso ocurrirá cuando les corresponda  desocupar el edificio que está frente a la Plaza de Mayo.

En estos días, la ex diputada Margarita Stolbizer amplió las reiteradas denuncias que venía formulando contra la ex Presidenta, su familia y otros funcionarios del anterior gobierno. Ahora el objetivo de su acusación está centrado en el actual Presidente. Se trata de una llamativa operación del Grupo Macri. Según tal denuncia se trata de la compra y reventa de seis parques eólicos. El tema cobró altura con motivo de la primera actividad oficial del Presidente en este año 2018. Fue la visita al Parque Eólico Rawson, ubicado en la provincia de Chubut. Allí recorrió sus instalaciones y alentó dicha iniciativa, junto a las autoridades de la provincia.

El Grupo económico vinculado a la familia del Presidente adquirió los contratos, vinculados a dicho parque, a una empresa española que estaba en problemas (en el año 2016)  no obstante lo cual “ganó” unas licitaciones. Seis meses más tarde de esa compra el Grupo Macri los transfirió a una empresa argentina y otra china. Por ese “pase de manos” hizo una diferencia de 48 millones de dólares.

Otra denuncia semejante fue formulada por el diputado del Frente para la Victoria (FpV) Rodolfo Tailhade, quien agrega que –de este modo- el Presidente actuó en beneficio de los negocios de su familia.

Este modo de actuar que supone confundir los intereses del gobierno con los de la familia, parece que produce contagio alcanzando a funcionarios de gobiernos que ideológicamente parecen distantes. Sin embargo esta modalidad de ejercer el gobierno, en beneficio propio, parece emparentarlos.

Flaco favor le hacen estos hechos a lo que se conoce como “política”, cuando en realidad merecería llevar otro nombre. Su denominación queda a cargo de cada lector/a.