Argentina: dura lucha por domar la realidad y mantener las políticas de empleo y consumo
JUAN GUAHÁN|Esta semana se manifestaron, con toda crudeza, dos hechos claramente diferenciados. Por un lado aquellos que reflejan la voluntad gubernamental de mantener sus políticas de empleo y consumo que son claves para sostener su fuerza y arraigo popular. Por el otro las manifestaciones expresivas de la dura resistencia de una realidad que tiene sus principales expresiones en la crisis internacional (en nuestro caso reflejada –principalmente- en el comercio con Brasil) y los sectores económicos que se niegan a perder privilegios. Question Latinoamérica
Desde el gobierno hay un mayúsculo esfuerzo para evidenciar que no está dispuesto a ceder en aquellos objetivos que se han constituido en la clave de su prestigio. Se trata de mantener las condiciones para que los sectores populares no pierdan su capacidad de consumo y que no se caiga el empleo. Está claro que estos objetivos están detrás de la mayor parte de las medidas tomadas por el gobierno en los últimos tiempos. Allí están las presiones para fortalecer las inversiones productivas, las restricciones a la importación para favorecer la sustitución de importaciones, el impulso al mercado interno con los planes de vivienda. Así podríamos enumerar una larga lista de medidas en la misma dirección.
La última de ellas ha sido la obligación para que los bancos destinen el 5% de sus depósitos a créditos para la producción. El 50% de los mismos deberán ser destinados a las PYMES. La tasa de interés no puede superar el 15% y con un mínimo de 3 años para su devolución. Esta medida es obligatoria para los 31 bancos más importantes. A quienes no lo hagan se le pueden aplicar las sanciones previstas por el Banco Central, en la Reforma de su Carta Orgánica. Esto para los bancos no es negocio. En momentos en que la inflación supera el 20% prestar a tasas del 15% supone dejar de ganar dinero. Ello es así si tenemos en cuenta que las tasas bancarias para los créditos para el consumo siempre superan el 25% y –en algunos casos- llegan a cifras astronómicas. Es por eso que los famosos “mercados” reaccionaron bajando el valor de las acciones bancarias.
Muy posiblemente estas entidades acudan a diversos vericuetos para reducir la influencia de esta medida que supondría incorporar unos 15 mil millones de pesos para financiar actividades productivas. También es posible que el gobierno compruebe que no se le debe “hacer cosquillas al león”, que es mejor tomar “al toro por las astas” y aplicar medidas más duras respecto al sector financiero. Cabe recordar que hace pocas semanas comentamos que el sector bancario es el que tuvo mayores beneficios en el primer trimestre de este año.
Por último da la impresión que estas medidas, más allá de la legitimidad y justicia -que tiene cada una de ellas- no parecen estar integradas a un plan de largo plazo. Muchas aparecen como desconectadas entre sí y –en todos los casos- siguen en la lógica de un “estado no empresario”. Ello debilita su ejecución y hace que algunas de ellas se puedan volver contra los propios objetivos planteados. Eso –por ejemplo- ocurre con la justa decisión de limitar las importaciones que, más de una vez, suponen frenos reales a las necesidades de la industria para mantener sus actividades productivas.