Argentina: Confusiones, novedades y propuestas importantes
Juan Guahán-Question Latinoamérica
Toda una historia… En la década de los 90, los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA; a inicios del año, el atentado en París; hace pocas semanas, la acusación a la Presidenta y el Canciller; luego la muerte del Fiscal Nisman; ahora confusión y más novedades, pero también algunas propuestas trascendentes: disolución de la Secretaria de Inteligencia, un joven candidato para la Suprema Corte. Viaje a China. Elecciones de Grecia, sus perspectivas e impacto.
Ya estamos en febrero, por fin se fue este enero. Vino cargado de problemas y no solo por el calor que, más de una vez, se hizo insoportable. Desde el atentado a un grupo de periodistas que hacían una revista satírica en Paris, en la primera semana de enero, hasta la fecha se produjeron un cúmulo de hechos muy llamativos. Algunos de ellos ocurrieron en nuestro país. Podrá pensarse que vincular los acontecimientos locales con aquel fenómeno parisino es demasiado conspirativo. Pero también es bueno no olvidar qué importantes hechos históricos son hijos de todo tipo de conspiraciones.
Sin tener la aspiración de contar con todas las respuestas, se puede pensar que la vinculación de los acontecimientos nos acerque algunas ideas.
Los atentados a la embajada de Israel y la AMIA
En marzo de 1992 fue el atentado a la Embajada de Israel y en julio de 1994 ocurrió lo propio en la sede de la AMIA, Mutual Israelí. Los muertos, que sumaron ambos atentados, fueron más de un centenar. Esa cifra solo es superada –para toda la segunda mitad del siglo pasado- por la masacre producida por militares y civiles, en junio de 1955. Guiados por el odio gorila y buscando derrocar al legítimo gobierno de Juan Domingo Perón bombardearon la Plaza de Mayo y sus alrededores provocando la muerte de varios centenares de personas, entre ellos decenas de niños, que transitaban por la zona.
Sobre los atentados es mucho lo que se ha hablado y denunciado y muy poco lo realmente investigado. Se produjeron en los tiempos que gobernaba Carlos Menem.
Desde los inicios fue quedando claro que ambos hechos no podían ser desvinculados de cuestiones internacionales. Uno de los comentarios más fuertes, que se fue instalando en la prensa, era que se trataba de una “factura” de algunos países del Medio Oriente, enfrentados a Israel. ¿El motivo? Que Menem habría incumplido con el compromiso de facilitarles información sobre el misil –Cóndor- que la Argentina estaba experimentando. Ante la presión de los Estados Unidos, Argentina abandonó ese intento. Desarmó las instalaciones y dejó en manos de quienes los presionaban los avances e investigaciones producidas.
De ese enfoque surgieron la “pista siria” primero y la “iraní”, después. Pero habría otra versión que nunca fue investigada. Según la misma tales atentados estarían vinculados a una “interna” israelí o un hecho accidental, en el caso de la Embajada, producido por un acopio de material explosivo dentro de ese edificio.
En la investigación sobre la AMIA aparece la figura del Fiscal Alberto Nisman y el conjunto de sucesos desatados y ya conocidos. Acerca de lo ocurrido en la Embajada, la investigación está en la Suprema Corte y prácticamente paralizada a 23 años de los hechos. Allí consta el Informe –solicitado por la Corte- de los tres peritos de la Academia Nacional de Ingeniería, quienes sostienen que se trató de una explosión producida dentro del edificio, descartando la existencia de un coche-bomba. Diarios de la época –incluida La Nación (14/8/1996)- dan cuenta de dicho Informe.
La importancia de esos atentados para la política de los Estados Unidos lo da el hecho que, según los cables de Wiki Leaks, publicados por Julian Assange, hay 196 –muchos de ellos “secretos” o “clasificados”- intercambiados entre la Embajada de Buenos Aires y el Departamento de Estado vinculados a esos acontecimientos.
Atentado en París, acusación a la Presidenta y muerte de Nisman
Son tres hechos producidos en menos de dos semanas (Atentado en París, 7 de enero; 15 de enero acusación a la Presidenta, al Canciller y un grupo de ciudadanos argentinos; 18 de enero muerte de Nisman). No es descartable que todo lo enunciado forme parte –junto a otros elementos- de la trama que nuestro país está transitando.
Todo ello es parte de una compleja situación internacional que tiene como principal escenario a varios países de Medio Oriente. En este marco nuestro país viene virando su política internacional, alejándose de los Estados Unidos, particularmente después de lo ocurrido con los “fondos buitres” en la justicia norteamericana.
Si tenemos presente que el atentado en París es parte de ese conflicto internacional y puede haber sido un atentado de “falsa bandera” alcanzaremos a entender también mejor lo que está ocurriendo en nuestro país: Desplazamiento del Jaime Stiusso –vinculado a la CIA y al Mossad-, la denuncia de Nisman y su muerte.
Confusión y novedades trascendentes
La investigación sobre la muerte del fiscal se ha instalado en el centro de la escena. Los detalles detectivescos, los vericuetos judiciales, las múltiples y contradictorias versiones periodísticas siembran más confusión que esclarecimientos. En el medio, el gobierno procura recuperar el control de la agenda. En esa dirección hubo dos anuncios que no son de menor importancia.
Uno, se refiere a la propuesta de liquidación de los tradicionales servicios de inteligencia estatal (antes SIDE, ahora SI) y su reemplazo por la Agencia Federal de Inteligencia. Esta medida, que será debatida en una convocatoria a Sesiones Extraordinarias del Parlamento, puede ser un mero maquillaje, una consolidación del poder actual del General César Milani o la posibilidad de una democratización de los servicios de inteligencia. No es descartable que lo que el Parlamento apruebe sea judicializado, al igual que lo que ocurrió con la Reforma de las Justicia.
Dos, la propuesta que el abogado Roberto Manuel Carlés, de 33 años, sea designado para reemplazar a Eugenio Zaffaroni en la Suprema Corte. Su designación demanda los votos de los 2/3 del Senado. Para llegar a esa cifra al oficialismo le faltarían entre 5 a 9 votos, lograrlos no será una tarea fácil –aunque tampoco imposible- para el kirchnerismo.
Ambas propuestas, si bien pueden ser consideradas como un intento del gobierno por recuperar la iniciativa, son cuestiones trascendentes dado que ellas tendrán efectos de largo alcance cuya incidencia –obviamente- se continuará durante el próximo gobierno.
La Presidenta, al hablar desde la Casa Rosada poco antes de viajar, anunció incrementos, a partir de marzo, en los ingresos de jubilados y una reprogramación de las deudas que 17 provincias tienen con la Nación. También se refirió a la actual situación en el tema de las investigaciones sobre el atentado a la AMIA diciendo: “No permitamos que nos traigan conflictos de afuera, que no son nuestros”.
Luego emprendió lo que puede ser considerado como uno de los principales viajes de su mandato. Irá a la China para consolidar el acuerdo con ese país –en vías de constituirse como la primera potencia económica mundial- y evidencia el viraje de nuestro país en materia de compromisos y acuerdos internacionales. Una idea sobre la importancia del viaje lo da el hecho que Cristina se encuentra convaleciente de una fractura en el tobillo no obstante lo cual realiza esta gira. Esto se destaca aun más si tenemos presente que no asistió a la reciente asunción de un firme aliado como lo es el Presidente de Bolivia, Evo Morales. Tampoco estuvo presente en la cita de la CELAC de la que participaron –en Costa Rica- los mandatarios de América Latina y el Caribe. En ese ámbito, del que no forman parte Estados Unidos y Canadá, nuestra Presidenta compartió su ausencia con sus pares de Méjico, Perú y Paraguay.
Además de las cuestiones físicas, hay quienes evalúan que la Presidenta se inclinó por mantener la agenda con China como una indicación de su objetivo de privilegiar los vínculos con los países del BRIC, en el nuevo marco internacional en el que se mueve nuestro país.
Es posible que lo más importante del viaje, no sea el centenar de empresarios que la acompañan, sino la firma de importantes convenios como los que nos van a vincular en materia de energía nuclear y explotación de hidrocarburos, aspectos vitales para el futuro estratégico de la Argentina. Además es propósito de la Presidenta lograr de los chinos una continuidad y eventualmente una ampliación a los swaps (un intercambio de divisas: pesos por moneda china que puede cambiarse por dólares) que le dan una mano a nuestro Banco Central.