Argentina: cambios para gobernar hasta el último día

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Juan Guahán-Question Latinoamérica

Los cambios introducidos por la Presidenta apuntan a la necesidad de ajustar las “tuercas” políticas del gobierno apelando, desde el punto de vista presidencial, a los más confiables y eficaces para controlar el aparato estatal en esta última etapa del gobierno kirchnerista. Esto se acompaña con la homogeneidad del equipo que maneja la economía y se complementa con las leyes aprobadas.

Falta menos de un año para el fin de este ciclo de doce años donde el kirchnerismo controló hasta el último detalle del Estado. Este dato y la fuerte impronta político-cultural impuesta a su gobierno, más la adhesión de importantes sectores juveniles, hacen que el kirchnerismo difícilmente desaparezca al dejar el gobierno, transformándose en un protagonista importante de los próximos años de la vida política argentina.

Claro que lo anterior será así bajo dos condiciones básicas: Que la situación no se bios en este último año de gobierno y que la familia Kirchner logre salvar el asedio legal y salga más o menos indemne del mismo. Este es el marco dentro del cual es bueno interpretar lo acontecido con los últimos cambios producidos en las inmediaciones más próximas al despacho de la Presidenta.

Cambios en la Iinteligencia estatalespionaje

Es sabido que sin una adecuada información, proporcionada por la estructuras de inteligencia, es muy difícil gobernar. Pero también es cierto que esas estructuras de inteligencia son motivo de permanentes problemas producto de la propia información que manejan. En la última década esa estructura, antes SIDE y ahora SI –Secretaría de Inteligencia-, tuvo una conducción con pocos cambios. Dos viejos amigos de Néstor al frente de la misma, Héctor “Chango” Icazuriaga y Francisco “Paco” Larcher como 1 y 2 respectivamente, daban confianza al kirchnerismo.

Por detrás de ellos otros dos, antiguos integrantes del Servicio,    disputaban espacios entre sí. Antonio “Jaime” Stiusso y Fernando Pocino no se daban tregua. El primero tenía mayor afinidad con Larcher, el segundo con el “Chango”. Sin que “la sangre llegara al río” convivían inamistosamente. Hasta que se produjeron otros hechos que están en la raíz de estos cambios.

El primero fue la “información” trasmitida por Larcher a la Presidenta en el sentido que Sergio Massa no abandonaría las filas del oficialismo. La candidatura y triunfo de Massa por fuera y en contra del Frente para la Victoria mellaron la fortaleza de la Presidenta y la decadente confianza que ésta aún mantenía con ese funcionario.

Otro hecho ocurrió el 9 de julio de este año. En la madrugada de ese día patrio, en un predio de la apacible localidad de La Reja, en Moreno, fue asesinado Pedro Tomás Viale, alias El Lauchón, un agente de la Secretaría de Inteligencia, es decir un hombre de “La Casa” como la denominan quienes forman parte de esa estructura. Los autores del hecho fueron los miembros del Grupo Halcón de la Policía Bonaerense. El Lauchón era un hombre muy próximo a Stiusso, más allá de las acusaciones y cruces de todo tipo, las informaciones que tenía y las investigaciones que realizaba, por orden de su jefe, son material muy sensible.

El último dato es que Stiusso, el mismo que hizo procesar al ex ministro Gustavo Beliz, por haber exhibido una foto suya, dio un reportaje a la opositora revista “Noticias” que dirige Jorge Fontevecchia.

Las cosas estaban claras, todo estaba desmadrado y no daba para más. A la “mala información” proporcionada por Larcher la Presidenta respondió dándole mayor poder a la inteligencia del Ejército dirigida por el General César Milani y a la de los servicios de seguridad y la bonaerense que responden a Sergio Berni. Estos dos últimos, particularmente Milani, manejan la inteligencia del país y la decisión de colocar en la SI al honesto, disciplinado y leal (a la Presidenta) Oscar Parrili, aseguran un mando unificado, aunque no la unidad de acción de los servicios de inteligencia.

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Parrilli y Aníbal Fernández

La información de inteligencia –al servicio del gobierno- queda en manos de Milani, con más fuerza que nunca. Si bien es difícil predecir que harán las castas de agentes que han perdido poder, siguiendo sus costumbres de aportar a quien tiene más “espalda”, un número creciente de los informantes oficiales se reportarán a Milani. La nueva conducción del SI oficial tratará de mantener la unidad de mando y trabajar sobre el sistema judicial, para amortiguar su presión sobre el gobierno y sus amigos. Para ello el segundo lugar –en el SI- lo ocupa Juan Martín Mena, un abogado de 35 años discípulo del magistrado Eugenio Zaffaroni, conocedor de los vericuetos judiciales, que viene de oficiar como Jefe de Gabinete del Ministerio de Justicia y quien más aportó al recientemente aprobado Código Procesal Penal.

El desplazamiento producido en el área de Inteligencia, el más importante de estos cambios, dejó vacante la Secretaría General. Para cubrir ese vacío la Presidenta apeló a un veterano “todo terreno” de la función pública, al duro, mediático y provocador serial Aníbal Fernández. Desde 1991, cuando se iniciara en la política mayor, de la mano de Eduardo Duhalde, como controvertido Intendente de Quilmes, pasó por los más diversos cargos y funciones de los gobiernos de la Provincia de Buenos Aires y la Nación. Su lugar como Senador Nacional, lo ocupará Juan Manuel Abal Medina.

Jorge Capitanich, en su rol de vocero oficial, seguramente se verá afectado por esta designación. El lenguaje cuidadoso, aunque un tanto engolado y “vueltero” del Jefe de Gabinete, será opacado por el estilo directo, claro, sin sutilezas y cargado de metáforas -que encantan a muchos periodistas- del nuevo Secretario General de la Presidencia.

En otro orden de cosas el gobierno mantiene sus políticas económicas. Bajo el timón de Axel Kicilloff siguen las medidas orientadas a que la situación interna se mantenga bajo control y al objetivo de conseguir los dólares que le permitan llegar a diciembre del 2015. Lo que viene después es… después.

Este panorama se complementa con las leyes, prácticamente las últimas del Parlamento en su actual composición, que tendrán efectos futuros. Se cerró esta arremetida final con la aprobación de la propuesta para que se adelante la puesta en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial a partir del agosto de 2015. También fue aprobada la Ley de Argentina Digital que regula la prestación de los servicios de cable, internet, telefonía fija y móvil y que autorizó a las telefónicas a intervenir en la totalidad de estos servicios a diferencia de la Ley de Medios que las excluía del servicio de cable.

El Presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, obtuvo el aval del Senado para ese cargo hasta el diciembre de 2019. Finalmente quedó para una sesión a realizarse el 29 de diciembre la aprobación de la norma según la cual los 43 diputados al Parlasur serán elegidos simultáneamente con las próximas elecciones generales.