Argentina: Balotaje, un escenario poco esperado

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Juan Guahán- Question Latinoamérica

Habrá “segunda vuelta electoral” o “balotaje” el 22 de noviembre. Lo llamativo no es tal perspectiva, sino las condiciones en las que se llega a la misma. Son datos inesperados la escasa diferencia a favor de Daniel Scioli y la derrota del oficialismo en la Provincia de Buenos Aires. Todo ello le da una trascendencia especial a las próximas elecciones.

La semana pasada hablamos de las tres grandes coincidencias de todas las empresas encuestadoras. Una, que los 6 candidatos presidenciales se agruparían en dos sectores de tres fuerzas cada uno, separados por una buena diferencia entre cada uno de esos grupos; así ocurrió. Dos, que Daniel Scioli sería el candidato presidencial que reuniría mayor cantidad de votos, eso fue otro acierto. Tres, que la diferencia entre Scioli y Mauricio Macri rondaría los 10 puntos quedando la duda si habría o no balotaje. La diferencia fue de 2,5 puntos y tal previsión fue equivocada.ar scioli macri1

No quedan dudas que encontrar las razones por las que se dio el resultado que se dio nos dará algunas pistas sobre el futuro. Es casi seguro que lo ocurrido no se puede atribuir a una sola causa y eso deberá ser analizado. Pero también es cierto que existen razones comunes para que estos resultados sean generalizables a todo el país, más allá de algunas situaciones extremas como la que se dio con la derrota de Aníbal Fernández en la Provincia de Buenos Aires.

En la búsqueda de alguna de esas razones profundas.

El mes pasado habíamos alertado que la mayor debilidad (del gobierno) está en la continuidad del proceso inflacionario que afecta a todos aquellos que dependen de un ingreso fijo, ya sea de origen salarial o social, también el prolongado estancamiento económico y las dificultades para acceder o mantener una relativa estabilidad laboral. Estas debilidades comienzan a perforar al núcleo duro de apoyo al gobierno y allí radican las mayores dudas sobre el resultado electoral.

Junto a este antecedente hay otro que se resume en dos palabras, bastante usadas cuando se busca una explicación, ellas son: “cansancio” y “hartazgo”. Ninguna de ellas augura algo mejor en el futuro pero sí revela una reacción frente a este presente. Ello explica que buena parte de los candidatos macristas triunfantes carecen de antecedentes políticos.

Respecto al futuro hay que tener presente que Scioli ganó en la primera vuelta y que el peronismo está saliendo a la calle a buscar los votos necesarios para contener y neutralizar las perspectivas de una avalancha hacia el macrismo. Faltan tres semanas y con el paso de los días se verá la tendencia que se va imponiendo. Scioli está envuelto en un dilema. Si continúa con el discurso de los 2 modelos de país tiene el problema que muchos dichos chocan con la realidad que los votantes observan; para correrse de Cristina y su discurso queda poco tiempo, además ese espacio ya está ocupado por Macri.

En cuanto a éste y su discurso del “cambio” encierra una gran duda colectiva, descifrar de qué trata tal “cambio”. Mientras tanto Sergio Massa y José Manuel de la Sota preparan sus huestes para pelear -si se da el triunfo de Macri- la conducción de un desempolvado y moderadamente opositor PJ, cercano al tradicional sindicalismo peronista y alejado de las veleidades de “La Cámpora” y sus reminiscencias cristinistas.

 

Aníbal Fernández, candidato demasiado cascoteado

Aníbal Fernández
Aníbal Fernández

Desde muchos rincones del sciolismo, incluidos los comentarios en voz baja en el propio entorno del candidato, se manifiesta la desconfianza que tienen sobre la actitud de “La Cámpora” como expresión del cristinismo. En esos lugares creen que la propia Cristina no estaba muy comprometida con Scioli, más aún no son pocos los que piensan que, más de una vez, se le pasó por la cabeza que una victoria de Macri haría más factibles sus sueños de regreso en 2019. Pero vivían la ambigüedad que querían asegurarse la mayor cantidad posible de legisladores (objetivo alcanzado) y ganar la Provincia de Buenos Aires, algo que se escabulló. Pensaban que –controlando esa Provincia- podrían asegurarse una retaguardia sólida y vastas estructuras para seguir gestionando y creciendo desde el Estado.

Cuando Florencio Randazzo no aceptó el “premio menor” de ser candidato en la Provincia de Buenos Aires, apareció la figura de Aníbal para ocupar ese lugar. En los medios políticos existía la convicción que Julián Domínguez sería el convocado. Ésa era –también- la expectativa que había en la jerarquía de la Iglesia Católica. Esta impresión llegaba al punto que los cercanos a esos sectores sostenían que el propio Francisco se lo habría insinuado a la Presidenta en una visita al Vaticano. Este cortocircuito con la Iglesia fue profundizado con la designación de Martín Sabatella como candidato a Vice gobernador.

Sabatella, un aliado del kirchnerismo y ex militante de La Fede (juventud del Partido Comunista) tenía un Partido que desde su alianza con el gobierno nacional armaba listas en los diferentes distritos de la Provincia arrancándole votos (y concejales) a los caudillos locales. La locuacidad, picardía y disposición de Aníbal para defender hasta las posiciones más indefendibles no lograba ocultar sus antecedentes cargados de variadas denuncias. Desde la oposición del poder mediático vieron en esas debilidades la posibilidad de mellar la fortaleza del gobierno y sus candidatos. La grabación, que hizo Jorge Lanata, desde el interior de una cárcel vinculándolo a temas escabrosos relacionados con la droga fortaleció esa mala imagen. También algo peor, dio pie para pensar que funcionarios del candidato Scioli, habían facilitado el acceso de cámaras y periodistas al reducto carcelario.

El descontento de sectores de la Iglesia era acompañado por igual opinión de varios intendentes, caudillos justicialistas y del entorno del propio candidato presidencial. Todo ello, abonado por gran parte de la prensa, hizo que Aníbal Fernández fuera –según su propia versión- un “candidato cascoteado”. Según los sciolistas no sumaba sino que restaba votos. El apoyo de “La Cámpora” tampoco los ayudaba a superar sus debilidades.

Lo cierto es que el Frente para la Victoria que había reunido el 41,34% de los votos para gobernador en las recientes PASO, ahora solo retuvo el 35,18%. Uno de cada tres votos que había apoyado a Domínguez, en las PASO, ahora buscaron otros rumbos. Pero no solo eso sino que muchos votantes, impulsados por el afán de no votar a Aníbal, en lugar de “cortar boletas” directamente tomaron otras.

Esa es la cruda realidad que coloca a Aníbal Fernández en el ojo de la tormenta por estos resultados. De todos modos como ya se ha dicho la responsabilidad política y las razones de fondo están en otro lado.

El mapa de las Provincias y los gobernadores

El domingo pasado hubo elecciones para gobernador en 11 provincias. En 9 (Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Jujuy, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, San Juan, y Santa Cruz) gobierna el oficialismo. En Misiones lo hace una fuerza muy identificada con el gobierno nacional y en San Luis, una expresión del opositor Peronismo Federal.

Los resultados indican que Misiones, después de un rotundo triunfo, continúa en manos de sectores afines al gobierno nacional. En San Luis se ratificó la vigencia de los hermanos Rodríguez Sáa. Respecto a las 9 provincias en manos del oficialismo, en 6 de ellas (Catamarca, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, San Juan, y Santa Cruz) continuarán gobernando candidatos provenientes del FpV o PJ oficialista. En las otras 3 (Buenos Aires, Chubut y Jujuy) los candidatos del FpV fueron derrotados.

Ya se ha hecho referencia a la derrota de Aníbal en la Provincia de Buenos Aires, allí -después de 28 años de gobiernos peronistas- triunfó CAMBIEMOS. Fue electa gobernadora María Eugenia Vidal, actual vice jefa del gobierno porteño encabezado por Macri.

En Chubut ganó Mario Das Neves, ex gobernador kirchnerista, ahora independiente quien derrotó a Martín Buzzi, candidato del FpV.

En Jujuy la victoria correspondió a un frente local, en el que confluyeron UNA encabezado por Massa y Cambiemos de Macri, que tenía como candidato al senador radical Gerardo Morales. En este caso es significativa la derrota del FpV por varias razones: los 23 puntos de diferencia; porque el derrotado, Eduardo Fellner, es el actual presidente del Partido Justicialista (PJ) y por el alto nivel de enfrentamiento entre el gobernante electo y la kirchnerista Milagros Sala, jefa de una poderosa organización social.

Con estos resultados y después de haberse votado para gobernador en 22 distritos, dado que Corrientes y Santiago del Estero tienen otro cronograma, el panorama nacional quedó así: En 11 provincias (Catamarca, Chaco, La Pampa, La Rioja, Entre Ríos, Formosa, Salta, San Juan, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Tucumán) gobierna el FpV. A estas provincias 11 se le podría agregar Misiones. También están cerca del gobierno nacional los gobernadores de Río Negro y Neuquén. Cambiemos, encabezado por Macri gobernará la Provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. Una alianza más amplia que incluye a CAMBIEMOS y UNA, con candidatos radicales, gobernará en Jujuy y Mendoza. Los Progresistas seguirán gobernando Santa Fe y 3 provincias (Córdoba, Chubut y San Luis) serán gobernadas por peronistas opositores y que no forman parte del FpV.

Es obvio que lo dicho debe pasar por el tamiz de lo que ocurra el próximo 22 de noviembre, porque la ubicación de muchos gobernadores se irá modificando según sea quién resulte electo Presidente en esa contienda.

Las novedades en el CongresoAR CRIS congreso

En Diputados, se renueva la mitad, gane quien gane la presidencial en diputados nada será automático, todo –hasta el quórum– será motivo de debate y acuerdo.

El FpV perdió la posibilidad de tener quórum propio, que es 129 legisladores. De las 87 bancas que puso en juego ganó 61, perdiendo 26 diputados. La totalidad de ese Bloque reunirá 117 diputados, contando con sus aliados actuales. Será la primera minoría.

Los partidos integrantes de Cambiemos (PRO, UCR y Coalición Cívica) tuvieron grandes avances y mantendrán dos bloques (PRO y UCR+CC) separados. La UCR/CC renovaba 12 bancas y ganó 20, sumó 8. Su bloque ahora será de 50 diputados, siendo la segunda minoría. El bloque del PRO, con 41 legisladores, será la tercera minoría. El conjunto de fuerzas del peronismo no oficialista, renovaba 11 y logró 20, sumando un bloque de 36 miembros.

Los socialistas y los progresistas tenían que renovar 12 bancas, sólo pudieron hacerlo con 2, quedando con 9 legisladores. La izquierda, que tenía 3, no arriesgó ninguno, ganó 1 y quedará con 4.

 

En el Senado, donde se renueva un tercio, la situación es muy distinta. Allí, el oficialismo incrementó la mayoría y conservará el quórum propio. El FpV tenía que renovar 9 bancas, logró 11 escaños, con lo que ahora cuenta con 42 senadores, bastante más que los 37 necesarios para el quórum. La UCR/CC renovaban 9, solo mantuvieron 6, ahora tendrían 11 senadores. El PJ, no kirchnerista, renovaba 3 bancas, logró 5, con lo que suma 10 senadores. El PRO no tenía representación, logró 1 banca y junto a fuerzas que ahora se integraron a Cambiemos reunirá 4 legisladores. Los socialistas y progresistas no lograron ninguna de las 3 bancas que tenían que renovar, ahora le quedan 2 senadores. Hay otros 3 senadores (2 neuquinos y uno fueguino) que son independientes de los agrupamientos mencionados.