Apoyo masivo a Cristina: Vamos a volver, los pueblos siempre vuelven
Rubén Armendáriz
A pesar del hostigamiento, las amenazas y el apriete policial, una multitud se reunió en la histórica Plaza de Mayo para manifestar su respaldo a Cristina Fernández de Kirchner, quien respondió con un llamado a profundizar el ejercicio democrático para frenar el daño y forjar una alternativa a la ultraderecha y a Javier Milei. La plaza fue repleta por la democracia y contra el terror del gobierno ultraderechista.
La condena a prisión que la Corte Suprema decidió para Cristina Fernández de Kirchner tiene un efecto indescifrable en el mediano plazo. Así como le ofrece al peronismo un repentino motivo de unidad, refuerza antiguas diferencias, entre los que plantean endurecer la oposición al gobierno o llamar a la abstención y los que piden no desviarse del rumbo y el tono previo a la condena. Entre los seguidores de la ex presidenta y una porción del peronismo, la prohibición de presentarse a elecciones de por vida para Cristina representa una afrenta del sistema judicial que restringe como nunca la expresión política.
Con el objetivo de provocar y mermar la movilización nacional en rechazo a la proscripción de Cristina Kirchner, el ministerio de Seguridad desató en distintos puntos del país supuestos controles vehiculares que apuntan particularmente a vehículos que llevan manifestantes hacia la Plaza de Mayo. El asedio comenzó anoche en distintos puntos.

La Justicia continuó con su hostigamiento y persecución de la expresidenta al otorgarle el arresto domiciliario en el departamento de San José al 1111 e imponerle severas restricciones que ni siquiera establecen para genocidas. El Tribunal Oral en lo Federal N° 2, que la condenó a 6 años de prisión en la causa Vialidad, ordenó que la dos veces presidenta cumpla la prisión en ese domicilio pero con una tobillera electrónica y limitaciones tanto de visitas como de movimientos. En forma ambigua, por ejemplo, condicionó las salidas de CFK al balcón de su departamento y determinó que “deberá abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario y/o alterar la convivencia pacífica de sus habitantes”.
La respuesta popular
La multitudinaria movilización no solo fue una respuesta a la condena judicial contra la dos veces presidenta Cristina Kirchner, sino también una expresión del hartazgo social ante un modelo económico que, como dijo la propia exmandataria, “se cae porque es insostenible en términos económicos. Tiene vencimiento como el yogur”.
Sindicalistas, jubilados, empleados públicos, estudiantes y familias con niños forman parte de los miles de manifestantes presentes este miércoles en el centro de Buenos Aires, frente a la Casa Rosada de gobierno. Sin dudas, el corazón de la marcha es peronista, pero también acompaña la izquierda, con un discurso más combativo. Desde sus columnas nacen los gritos de “Fuera Milei” que se propagan con rapidez. Ante la alta concurrencia, el gobierno desistió de aplicar el protocolo antipiquetes con el que intentó insuflar miedo a la población.

Cristina habló desde su prisión domiciliaria —con restricciones que no se le imponen ni a los genocidas—, mientras una multitud puso el cuerpo llenando la plaza histórica donde nacieron los movimientos populares más importantes de la Argentina. En su mensaje, lanzó un mensaje que fue tanto diagnóstico como pronóstico: “No me dejan competir porque saben que pierden”.
El peronismo tenía previsto acompañar este miércoles a Kirchner hasta los tribunales federales, donde debía ser notificada de su pena. Pero los jueces -previendo la gran movilización- decidieron hacer el trámite en forma remota y un día antes, tratando de quitarle fuelle a la movilización. Tras escuchar a Cristina Kirchner, los manifestantes comenzaron a retirarse de la Plaza de Mayo al ritmo de la canción “Todo preso es político”, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Los cánticos continuaron incluso dentro del subterráneo, colmado de militantes aún emocionados por la nueva demostración de convocatoria del peronismo .
El despliegue represivo previo a la marcha anticipa el tratamiento que el gobierno propone frente al creciente malestar social. El decreto que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich firmó junto a Milei un día antes de la movilización habilitó detenciones arbitrarias, retenes para evitar manifestaciones públicas, espionaje ilegal y la confección de listas negras.
Los cientos de miles de personas concentradas en Plaza de Mayo escucharon emocionados a Cristina Kirchner por los altavoces. Los presentes aplaudieron el mensaje, al gritos de “hijos de puta” dirigidos tanto contra el gobierno de Milei y contra el discrecional y corrupto sistema judicial que condenó a seis años de cárcel por corrupción contra la expresidenta. Como ella, están convencidos de que la condena busca proscribirla como candidata a diputada porque tienen miedo a que les gane.
“Hoy es el momento de demostrar que vamos a defender la democracia con las mismas herramientas con las que la construimos. Sin violencia, pero con coraje, sin miedo pero con absoluta claridad del momento histórico que estamos atravesando todos los argentinos. Con amor, lo vamos a hacer con mucho amor, como siempre, con amor profundo por esta patria que tantas veces intentaron arrodillar y tantas veces supo levantarse una y otra vez”, remarcó CFK en su discurso.

“Yo no se qué me depara el futuro inmediato, no tengo una bola de cristal. Pero sí se algo. Ya he pasado por casi todo en esta vida”, hasta “un intento de asesinato”, recordó, y continuó: “Queridos argentinos y argentinas: vamos a volver, y además vamos a volver con más sabiduría, con más unidad, con más fuerza”. “Lo vamos a hacer, porque tenemos algo que ellos jamás van a tener ni van a poder comprar por más plata que tengan: tenemos pueblo, tenemos memoria, tenemos historia y tenemos patria. Vamos a volver. Los pueblos finalmente siempre vuelven”, concluyó.
“Hay algo que deben entender todos y todas, incluso ellos, los del poder económico: pueden encerrarme a mí, pero no van a poder encerrar a todo el pueblo argentino. Los que están asustados no somos nosotros, son ellos”, señaló. Lejos de callarla, la avanzada judicial le dio a la expresidenta un rol indiscutible de centralidad en el rearmado político del peronismo y todo el arco opositor al gobierno libertario.
Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, expresó desde Plaza de Mazo que “lo que han hecho con Cristina es una injusticia y por eso reclamamos su libertad”. La persecución a CFK “viene de hace mucho tiempo, para sacarla del camino”, pero “esto sirvió, a pesar del gobierno y de la justicia injusta, para nuclear a toda la dirigencia política, no solo peronistas y kirchneristas, sino socialistas y hasta radicales. Estamos aquí para reclamar el derecho del pueblo a una vida justa y un país libre y soberano, porque hoy lo están vendiendo y entregando a las grandes corporaciones”, destacó Pérez Esquivel.
*Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)