Apagón

445

Luis Britto García

 

—¿Vicepresidente?

—A sus órdenes, Presidente.

—No veo… En esta oscuridad no veo nada. Dígame qué pasa.

—Señor Presidente, no hay electricidad, telefonía celular ni de cable, transportes, ascensores, bombas de agua ni internet.

—¿Y eso?

—Éramos el mayor consumidor de hidrocarburos del mundo, nuestras reservas petroleras eran de 48.000 millones de barriles; nuestro consumo diario de 19.631.000 barriles, importábamos más del 40% de lo que consumíamos, se nos acabaron reservas e importaciones, y sin hidrocarburos no hay electricidad, ni nada.

—¡Llame a nuestros aliados con reservas de petróleo para que nos las regalen!

—Es que hemos convertido a casi todos los países con energía fósil en enemigos. O los invadimos, como a México, o los destruimos, como a Irak y a Libia, o los intervinimos, como a Irán, Siria, Ecuador y Brasil, o los bloqueamos, como a Rusia y Venezuela, o los explotamos, como a Arabia Saudita y al resto de los países árabes.

—¡Bloquéelos!

—Inútil. En cuanto les cerramos el comercio exterior, se concentran en su desarrollo interno, como la Federación Rusa, y se independizan económicamente. O se meten en los Brics y acaban con el mundo unipolar.

—¡Hackéeles el sistema eléctrico!

— Sin electricidad no se puede hackear la electricidad.

—¡Pues a asaltar a todos los que tengan hidrocarburos! ¿No dijo el expresidente Carter en 2019 que Estados Unidos ha estado en paz sólo 16 de 242 años de existencia? ¡Tenemos dos millones de hombres sobre las armas en más de 850 bases alrededor del mundo! ¡Que ataquen!

—Más de la mitad son mercenarios en huelga porque no se les paga. Los demás están vendiendo sus pertrechos a los traficantes de armas, porque sin combustible no les llega comida.

—¡Quítenle la comida al enemigo!

—Sin combustible tendrían que invadir a pie, y no es elegante.

—Bueno, que les paguen.

—Tenemos una Deuda Pública del 126% del Producto Interno Bruto. Todo se va en pagarla. Más de la tercera parte de nuestro ingreso público viene del endeudamiento, y la mitad se gasta en armamentos.

—Ordénele a la Reserva Federal imprimir más billetes.

—Imprimieron tantos que se les acabó la tinta. Nadie los acepta porque no tienen respaldo.

—Lance al ataque nuestros portaaviones.

—¿Pero no se acuerda? Mandamos uno contra Yemen, y tuvo que regresar porque un proyectil supersónico le abrió un boquete en la sala de mandos.

—Llame a nuestros aliados incondicionales sionistas.

—Ésos sólo se mueven para ayudarse ellos mismos. Además, parece que no pueden manejar algunos problemas que tienen en Gaza, Palestina y el Líbano.

—¡Entonces, pongan en pie de guerra a la Otan, para que Europa se sacrifique por nosotros!

—Ya la sacrificamos, cayó en la miseria desde que volamos los gasoductos Nord Stream para impedirles recibir energía de los rusos. Parece que para sobrevivir piensan convertir Europa en un Parque Temático.

—¿Entonces no nos ha servido de nada gastar desde 2001 unos 5,9 billones de dólares en las guerras de Irak, Siria, Afganistán, Pakistán y otros países? ¡Tenemos 5.244 ojivas nucleares activas, 1.536 estratégicas desplegadas, 3.708 en reserva y 1.419 por desmantelar! ¡Dispárelas!

—Las plataformas de lanzamiento y los mecanismos de guía son eléctricos. Los proyectiles supersónicos rusos son más rápidos y pueden tumbarlas todas. Aparte de que, como usted sabe, una guerra nuclear acabaría con la vida en el planeta.

—Eso sería un daño colateral aceptable.

—Bueno, el problema, es, ejem, que no podemos producirlo. El combustible fósil suple el 82% de la energía que consume el planeta. No podemos hacer una guerra con energía eólica, ni una invasión fotovoltaica.

—¡Ponga a todas nuestras industrias a fabricar generadores eléctricos!

—Sin combustible serían inútiles. Además, el capitalismo avanzado tercerizó todas nuestras industrias hacia las Zonas Económicas Especiales del Tercer Mundo, donde los gobiernos neoliberales les garantizan cero impuestos y mano de obra semiesclava por debajo del nivel de la subsistencia.

—¡Llame a la fracción parlamentaria para que obligue a repatriarlas!

—Recuerde que todos los políticos viven de los sobornos legalizados de los capitalistas que se llevaron las industrias al Tercer Mundo.

—¡Pues a cobrarles impuestos!

—Nanay, señor Presidente. Los capitalistas no repatrian dinero de sus latrocinios, lo colocan en Paraísos Fiscales, donde al igual que en las Zonas Económicas Especiales, tampoco pagan impuestos. Recuerde que los mismos congresistas rebajaron las tasas tributarias de los super ricos por debajo de las de los trabajadores. En 2023 Donald Trump no pagó un solo dólar por impuestos de su megafortuna.

¡El pillo de Donald! ¡Llame a la Agencia Nacional de Seguridad para que lo encarcelen hasta que suelte el billete!

—Imposible. Usted mismo votó por la Ley Federal que exonera a los ex presidentes de responsabilidad por actos cometidos en ejercicio de sus funciones.

—¡Tenemos una fuerza de trabajo de primera que puede hacer Grande a América de Nuevo!

—Más de la mitad es de afrodescendientes, chicanos, hispanos o asiáticos discriminados y super explotados, o inmigrantes ilegales que están regresando a sus países porque aquí no encuentran trabajo. No hay quien recoja cosechas ni maneje maquinarias por nada. La otra mitad es White trash, “basura blanca” que cayó de clase media a marginalidad y no tiene un céntimo para invertir.

—¡Que se vayan todos! ¡Con nuestro American Way of Living nos basta!

—Ése es el problema. Recuerde lo que concluyó Thierry Meyssan, analista cuyos criterios tienen cierta tendencia a resultar acertados: “La elección presidencial estadounidense de 2020 viene a confirmar la tendencia general surgida desde la disolución de la Unión Soviética: la población estadounidense vive una crisis de‎civilización y se dirige inexorablemente hacia una nueva guerra civil, que debería desembocar lógicamente en el fraccionamiento de su país. Esa inestabilidad también pondría fin al estatus de‎hiperpotencia que aún mantiene Occidente” (“Elección presidencial estadounidense 2020 ¡Abrid los ojos! ”‎https://www.voltairenet.org/article211580.html).

—Entonces, ¿Qué hacemos?

—Lo que usted disponga, Presidente,

—Tráigame una vela, y una cajita de fósforos.

—Veré si consigo alguna por allí, señor.