Andrés París: No venimos a La Habana a rendirnos

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MAYLÍN VIDAL | Cualquiera que lo viera en La Habana no imaginaría en su figura a un guerrillero que ha entregado casi toda su vida a la lucha por ver a su país, Colombia, lleno de oportunidades para todos.

Hoy está en Cuba, país garante junto a Noruega en los diálogos de paz para poner fin a un conflicto armado de casi cinco décadas, esta vez con el gobierno de Juan Manuel Santos.

En entrevista exclusiva con Prensa Latina, París habló sobre sus inicios en la guerrilla, algunos de los momentos difíciles que ha tenido que enfrentar, pero sobre todo su sueño por ver a Colombia convertida en una “patria para todos”.

PL: ¿Cómo llega usted a las FARC-EP y por qué?

– Ingresé a las FARC-EP en 1985, en un momento político muy importante para el país cuando nacía el partido político Unión Patriótica. Ya venía de unos años de dirigente estudiantil en la secundaria, fui presidente de la Unión Nacional de Secundarias, y también en la Universidad.

En el año 1977 se vivía un período de violencia impulsado por el presidente Turbay Ayala, que llevó a la persecución de mi familia.

Empezaba a nacer en 1985 la experiencia de la Unión Patriótica, comenzaron a surgir los primeros asesinatos de los líderes populares. Viendo la necesidad de preservar la vida y la perspectiva de continuar la experiencia revolucionaria iniciada en la Juventud Comunista, en nuevas condiciones, es decir en la lucha armada, pues decidí ingresar a las filas de la guerrilla.

PL: Cuénteme de sus inicios en las FARC-EP

– En julio de 1985 llego al área que se conoció como la zona de Casa Verde, que en ese momento era la sede del Secretariado Mayor Central, donde se encontraban Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, nuestros cuadros fundadores. Fue un 15 de julio, llegué y me puse a disposición de las tareas.

Cuando me encuentro con los camaradas, me dan la bienvenida e inmediatamente comienzo a sentir el cambio de mi actividad. Ya no me daban orientaciones, sino órdenes.

La primera orden que recibo fue vincularme a la escuela nacional de cuadros Hernando González Acosta, donde inicié mis primeros años de experiencia guerrillera.

PL: ¿De donde tomó su nombre de guerra?

– No tiene una finalidad particular. El Andrés es el nombre de mi hijo mayor, y París, la ciudad de la primera gran Revolución europea. Es un homenaje a esa ciudad, en ese sentido fue la unión del nombre Andrés y del apellido París.

PL: ¿Cuántos hijos tiene, cómo es su vida?

– Tengo dos hijos que enfrentaron la misma situación de violencia, represión y amenazas, sobre todo cuando estuvimos en el desarrollo de los diálogos de paz de Caracas, en el gobierno de Carlos Andrés Pérez, en 1991, que después no fue posible continuarlos en Venezuela.

Entonces por esta fecha se inaugura la experiencia nuestra de diálogos y conversaciones.

PL: ¿Cuál ha sido para usted uno de los momentos más difíciles en la guerrilla? ¿Ha sentido miedo en combate?

– Efectivamente, el miedo también es de los valientes y en muchas circunstancias, sobre todo cuando enfrentamos la superioridad aérea militar, vivimos bajo bombardeos.

Pero lo importante es sobreponerse al miedo y participar dentro del mecanismo de defensa que se establece para esos casos y saber corresponder a las órdenes que se entregan para enfrentarlo.

PL: ¿Usted ha participado en varios proceso para poner fin de una manera pacífica al conflicto. Como valora esta experiencia de salir a buscar la paz con justicia social fuera de Colombia. Llegar a La Habana, sentarse frente a frente con algunos de los que han mandado a eliminar a sus compañeros?

– Un encuentro en La Habana para buscar la solución del fin del conflicto es un reto con la propia historia de Cuba y nuestra propia historia.

Se ha pretendido mostrar que Cuba va a ser el escenario de nuestra desmovilización de la guerrilla colombiana. Esta es una lectura que se presenta de forma equivocada a los propósitos y alcances de estos diálogos.

Nosotros llegamos a Cuba a firmar un gran tratado de paz que signifique el camino y el inicio de una nueva Colombia con justicia social, con cambios profundos de nuestras estructuras económicas y políticas, de una modificación sustancial de la cultura de la violencia.

No venimos a La Habana a rendirnos, sería un mensaje equivocado en un país cuya victoria y socialismo tiene como génesis el triunfo de un movimiento guerrillero.

Por eso queremos hacer honor a este país firmando en la medida de nuestras posibilidades y de nuestra voluntad, un acuerdo que nos permita desarrollar la búsqueda de los objetivos por medios pacíficos y políticos.

PL: ¿Usted fue ascendido a comandante y es uno de los más veteranos miembros de las FARC-EP. Que significa para Andrés París entregar su vida entera a la lucha por la igualdad, porque Colombia sea un país donde haya oportunidades para todos?

– Estamos en cumplimiento del precepto “guevarista” que el guerrillero es el escalón superior del ser humano. Esa entrega no solamente por los años guerrilleros sino los de militancia revolucionaria hacen que toda una vida y lo que queda todavía la seguiremos entregando.

PL: ¿Ha vivido por años luchando en la selva bajo una lluvia de balas constantes, entregado a la causa revolucionaria? De lograrse la paz, está preparado para readaptarse a la vida urbana?.

– Claro. Realmente nosotros tenemos que readaptar las estructuras de la sociedad colombiana porque todo guerrillero al ser un batallador político y un guerrillero, de una guerrilla social esta preparado para dirigir los destinos de la patria.

El esfuerzo que hay que hacer es modificar la patria a ese objetivo y a esas condiciones donde haya patria para todos y no solamente para una minoría oligárquica. Estamos preparados para ese reto.

PL: ¿Usted fue el creador de la Comisión Internacional de las FARC-EP, una responsabilidad que ha llevado por años. Como ha sido este trabajo y que ha tenido que sortear para que se conozca la otra realidad, la verdadera realidad de la lucha de las FARC-EP, no la que divulgan los grandes medios?

– La verdad es que el iniciador de esta experiencia internacional fue el camarada Jaime Guaracas.

A mi me correspondió un tercer período de esa experiencia y me permitió expandir las relaciones políticas de las FARC en el entorno latinoamericano. Eso me dio la posibilidad de entregar una experiencia y visión que ha permitido darle a la organización resultados exitosos.

PL: En los diálogos de San Vicente del Caguán (Caquetá 1998-2002) usted integró el Comité Temático que logró un acuerdo humanitario para la liberación de más de 400 soldados y policías. ¿De no haber acuerdo de paz, cree que pueden lograr ahora en La Habana algo similar que permita liberar a los guerrilleros presos en cárceles de Colombia?

– En el Caguán funcionó un equipo de diálogo con el gobierno que llamábamos los voceros, y funcionó un equipo técnico entre gobierno y guerrilla que se llamó “audiencias públicas”, o sea el encuentro de la mesa con las comunidades.

A mí me correspondió estar en la mesa de diálogo y la experiencia fue muy rica. Se habla mucho en contra del Caguán. Son los enemigos nuestros los que han construido un monstruo sobre eso, y si ellos lo califican así es porque debe tener mucho de positivo esa experiencia.

Nosotros resaltamos del Caguán la experiencia de que fuimos

protagonistas de la conducción práctica de un área más grande que El Salvador, donde los índices de criminalidad y delitos bajaron a cero. En el fondo, el Caguán fue una experiencia de poder. Demostramos en pequeño lo que podíamos hacer si llegamos a triunfar algún día en nuestro país.

La lucha por la libertad de nuestros camaradas pasa porque se les reconozca el carácter de prisioneros de guerra y continuaremos trabajando y forjando la liberación de ellos por todos los medios que sean posibles.

Ojalá logremos en estos diálogos un acuerdo que empiece por generarle condiciones dignas a esos centenares de combatientes que se encuentran en las cárceles colombianas.

PL: ¿En su opinión, sellando las FARC-EP la paz con el gobierno, habría paz en Colombia. Donde quedarían las otras guerrillas, el paramilitarismo, el narcotráfico y sobre todo la agresividad que impera en la sociedad colombiana, incrementada en estas últimas décadas?

– Las FARC es parte de la solución fundamental de los problemas del país y tendremos que abordar en el proceso de la construcción de una nueva patria, estos fenómenos de pobreza, discriminación, violencia, narcotráfico y las costumbres políticas que ha instaurado la clase dirigente colombiana. Firmar un acuerdo de paz no significa que cesen los conflictos sociales y las luchas. Lo que se transformarían son los instrumentos armados en mecanismos, en formas de masas abiertas, pero seguiremos luchando por los mismos objetivos, en nuevas condiciones y con nuevos métodos.

PL: ¿Cree que las FARC-EP están listas para pasar de las balas a los votos?

– Nosotros estamos listos ya, lo que no está listo es el país y las instituciones políticas y las condiciones políticas en Colombia. Si esto se llegara a acordar, saldremos a las plazas públicas porque tenemos muchos años con deseos de echarnos los discursos sin necesidad de que estemos acompañados por los fusiles.

PL: ¿Si no hubiera sido guerrillero, como se imagina hoy?

– Yo me imaginaría un estudioso académico, anhelaría ser periodista y estar entrevistando guerrilleros.

PL: ¿Piensa que una Colombia en Paz será posible?

– Es posible, y una Colombia en paz es parte y paso de un proceso mucho más amplio de transformación hacia el socialismo en nuestro país.