Amanece y nada vemos
Jessica Dos Santos Jardim |
“No me gaste las palabras
no cambie el significado (…)
mire que todos sabemos
que adelante no es atrás”
Mario Benedetti
Probablemente, uno de los grandes problemas para aquellos que amamos la palabra es que se nos hace imposible irrespetarla.
Nosotros creemos que hablar siempre es necesario, que “la palabra por dentro quema y da sed”, que debemos ser “sentipensantes” (pensar sintiendo y sentir pensando) y asumimos lo que decimos/escribimos, lo que nos dicen/escriben con total seriedad.
Entonces, pasamos a ser los intensos que viven en un “pero, ven acá: vamos a hablar…”, “es que yo me acuerdo que tú el día tal me dijiste esto y aquello…”, “ya va, pero tú a mí me prometiste otra cosa…”, porque nosotros hablamos, pero no decimos ni prometemos lo que no está en nuestras manos cumplir.
Además, desarrollamos una suerte de memoria estratégica. Y en el fondo, estamos convencidos que cumplir con la palabra empeñada es la única forma de generar confianza. Y confiar en el otro nos resulta vital.
De hecho, una buena amiga suele decirme que precisamente por eso con el tiempo el problema ya no es qué se dice o qué no, ni quién lo dice, ni siquiera cómo lo dice; sino saber si se puede creer o no en eso.
En mi transitar por distintos medios de comunicación, me he empeñado en que se debe “hablar”: informar, explicar, ser sinceros y realistas.
Sin embargo, algunos personeros parecen estar convencidos de hacer todo lo contrario: ser Alicia en el país de las maravillas, porque al no decir nada el tema se diluye, si nos hacemos los locos a la gente capaz se le olvida, y todo, absolutamente todo, lo justifican con un “no hay que alarmar” o “no es el momento”.
Pero, hay realidades que abruman y preguntas que requieren feedback. Yo hoy, con plena responsabilidad y a titulo personal, me animaré a formular algunas. Pues como le leí hace días al compa Reinaldo Iturriza: “Es preferible la polémica entre nosotros que el silencio oficial sobre asuntos fundamentales. El segundo nos hace infinitamente más daño. Y mucho más daño nos hace empeñar la palabra en vano. Decir que se hará y no hacer”.
Acá va:
El 19 enero del año 2016, el presidente Nicolás Maduro activó 14 motores ante la emergencia económica: ¿Arrancaron o se fundieron? ¿Qué paso, por ejemplo, con el “Motor Farmacéutico”? ¿Y el “Motor Exportaciones y Nuevas Fuentes de Divisas”? Lo mismo aplica a la Gran Misión Abastecimiento Soberano (GMAS).
También a principios, pero del 2017, se anunció que, a partir de ese 2 de enero, las estaciones de servicio de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ubicadas en la frontera colombo-venezolana venderían gasolina en moneda extranjera: ¿Fue o es así? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?
En septiembre del 2017, durante 4 horas y 20 minutos, el presidente Nicolás Maduro presentó ocho leyes económicas ante la Asamblea Nacional Constituyente: ¿Qué sabemos de ellas?
Dos meses después (noviembre 2017), fueron detenidos Eulogio Del Pino, ex ministro de Energía y Petróleo, y Nelson Martínez, ex presidente de Petróleos de Venezuela. Por aquellos días, se designó al general Manuel Quevedo al frente de la industria y se prometió incrementar la producción durante el primer semestre del 2018: Estamos en julio ¿Qué ocurrió? ¿Cuál es el trasfondo entre los dimes y diretes existentes hoy entre la OPEP y PDVSA?
Para cerrar ese año, se firmó un decreto que autoriza la explotación minera en 23 áreas del denominado “Arco Minero del Orinoco” (3.409 kilómetros cuadrados). De eso solo sabemos lo que ha dicho el ministro Víctor Cano: “Se prevé que para este 2018 se extraigan 24 toneladas de oro” ¿De verdad, no hay nada más al respecto que el país requiera saber?
El 20 de febrero, el presidente encabezó el lanzamiento de la preventa y oferta inicial del Petro. Posteriormente, se habló de “más de 180 mil ofertas de compras certificadas”. El 9 de marzo, se dijo que “el Petro captó ofertas por más de cinco mil millones de dólares”: ¿Cuántas se concretaron? ¿Dónde está esa plata? A finales de abril, se decidió que, mil millones de dólares, provenientes del Petro, irían a las subastas del DICOM: ¿Ajá? Hace días se anunciaron (en petros) recursos para el sector salud, pero, yo lo único que he visto es que en Traki los aceptan y que al parecer Ricardo Sánchez escribió un librito que anda presentando de feria en feria.
Aun así, a finales de abril se lanzó “El Petro Oro” desde la “Expo Venezuela Potencia 2018” y hasta se nos mostró un abreboca del aspecto que tendrían: ¿Y entonces?
A inicios de mayo del 2018, el gobierno anunció, mediante un comunicado, la intervención de Banesco por un plazo de 90 días (falta una semanita): ¿Qué ha pasado con eso?
Por esos mismos días, el gobierno nacional autorizó a los operadores financieros abrir las casas de cambio en las zonas económicas especiales. En esa oportunidad se dijo “que en las próximas horas se informará el sistema bancario que se utilizará para este mecanismo”.
Hoy vemos, a través de las redes sociales, como Zoom anuncia cual es el valor de las remesas familiares, pero nadie nos explica cómo funciona eso, ni existe un convenio cambiario que lo legitime.
El 6 de julio, el presidente Nicolás Maduro dijo que al día siguiente su ministro Tareck El Aissami anunciaría los “precios acordados”, pero van más 2 semanas (decenas de actividades de gobierno incluyendo un viaje a Turquía y otro a Cuba) y aún no se sabe nada: ¿No hubo acuerdo? ¿Siguen las mesas de trabajo? ¿Qué pasó?
Faltan pocos, poquitísimos días para que sea 4 de agosto, y al sol de hoy nadie sabe cómo avanzan los trámites para la reconversión monetaria o si nuevamente será aplazada. Pero, este mes, me he topado con al menos cinco protestas de pensionados a quienes no se les está pagando el total de su pensión en efectivo. En la agencia de Fondo Común de la avenida Urdaneta, una funcionaria, con uniforme de la Sudeban y megáfono en mano, les anunció a los abuelos que la disponibilidad de la banca esta semana es de Bs. 2 millones por persona. Mientras que la propia Sudeban emitió un tuit en el cual pidió a los bancos “darle hidratación, frutas y puntos de atención médica” a los pensionados: ¿En serio? ¿Los viejitos del país no se merecen un poquito más de seriedad? ¿Alguna solución más profunda que una naranja?
Este es solo un breve recuento de anuncios inconclusos relacionados a la economía. Pero, si abrimos el abanico no nos alcanzaría este portal.
Por eso, cuando yo leo las propuestas de los distintos compañeros (desde la querida profe Pasqualina hasta el ex ministro Jesús Farías) quedó con mil y una duda. Porque, de una u otra forma, para saber ¿qué podría funcionar mejor? Uno necesitaría que al menos algo se aplique, pero que se aplique de verdad, en su totalidad, tal cual como fue anunciado, con un seguimiento público y transparente, hasta obtener algún resultado (sea bueno o malo).
Mientras tanto: sigue amaneciendo y nada que vemos.