¡Almagro go home!

Maximiliano Pedranzini|

Luis Leonardo Almagro Lemes será recordado por ser el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) más cipayo y obsecuente del Imperio estadounidense que haya conocido la historia del organismo regional panamericano. Su paso por los corredores y recintos de la entidad supranacional -que funciona desde 1948- quedará marcado por ser el brazo ejecutor del nuevo Plan Cóndor contra los gobiernos populares de América Latina, principalmente el conducido por el chavismo desde 1999.

El ex canciller uruguayo,elegido el 18 de marzo de 2015 para representar a la organización americana, se ha empecinado en los últimos años por ver destituido al presidente Nicolás Maduro -en una guerra sin cuartel con el titular de la OEA- y tirar abajo la tan castigadaRevolución Bolivariana. Algo que se transformó en una obsesión, no sólo suya, sino del imperialismo y la derecha internacional, que se ha visto reflejada con instrumentos como la Carta Democrática Interamericana (CDI), pasando por la intervención militar de Estados Unidos. Desde una perspectiva psicoanalítica, podríamos decir que se produjo la transferencia de este deseo imperialista a la conducta política y diplomática de Almagro, que lo convierten en un locuaz interlocutor del establishment y, por lo tanto, en el prototipo ideal de lacayo, o apelando a ladefinición categórica del presidente de Bolivia Evo Morales: “un Agente de EE.UU. en la OEA”.

La obsesión de Almagro es la obsesión del Imperio y la oligarquía. La obsesión de los grandes medios de comunicación y la oposición político-empresarial. Una obsesión atravesada de cinismo que lo hace desentenderse completamente de lo que ocurre en Brasil (segundo mecenas financiero de la entidad continental después de Estados Unidos) o actuar tibiamente en el caso de Honduras para centrar toda su artillería en Venezuela.Tal es así que en abril de 2017 trabó alianza con el canciller de Michel Temer, AloysioNunes Ferreira,en pos de unir de fuerzas contra un gobierno cercado desde todos lados y sin aparente salida ante la compleja situación que vive el país. Es la pulsión que los lleva a poner en marcha este plan que atenta contra la soberanía e intenta poner de rodillas al pueblo venezolano. Injerencia y golpismo forman parte de esta persistencia, para la cual, el secretario ha sido instruido para llevar adelante esta tarea.

En junio de 2017, el mandatario boliviano escribió en su cuenta de Twitter una frase denunciando de manera contundenteel proceder de la OEA y su secretario general: “Almagro tiene política de Plan Cóndor, si no elimina físicamente, quiere eliminar políticamente a presidentes y gobiernos antiimperialistas”. Ergo, un ariete estratégico de la política exterior de Washington a lo largo y ancho del continente.
El problema, como vemos, no pasa exclusivamente por Venezuela, sino que es una bajada de línea política muy fuerte de Estados Unidos hacia la región, y la OEA está funcionando como su portavoz. Hoy, el hostigamiento le toca a Venezuela. Mañanapuede tocarle a cualquiera de los países donde aún se mantienenenpie gobiernos progresistas. Ese es el mensaje, como bien señala Evo. Almagro y la OEA encarnan, a todas luces, una amenaza latente contra la paz y la democracia de nuestros pueblos, y lo que ocurre en Venezuela -a pesar de los claroscuros- así lo demuestra. Por eso decimos: ¡Fuera Almagro de Venezuela!

*Ensayista. Miembro del Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales “Felipe Varela”, de Argentina.