Acuerdo argentino-iraní para indagar a acusados por el atentado a la AMIA

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RAUL KOLLMAN| Los cancilleres de ambos países firmaron un acuerdo por el cual los imputados iraníes serán interrogados en Teherán por un juez y un fiscal argentinos. También se creará una Comisión por la Verdad, que acompañará el proceso, aunque no tendrá facultades judiciales.arg-iran cancilleresLa presidenta Cristina Fernández de Kirchner, calificó como “hecho histórico”, el acuerdo firmado con Irán para formar una Comisión de la Verdad integrada por juristas internacionales de prestigio que investigarán el atentado contra la sede judía de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido el 18 julio de 1994 en Buenos Aires y advirtió que jamás “permitiremos” que esta tragedia “sea utilizada como pieza de ajedrez en el tablero de intereses geopolíticos ajenos”.

Los gobiernos de Argentina e Irán firmaron ayer, en Addis Abeba, capital de Etiopía, un acuerdo para que todos los iraníes imputados por el atentado contra la AMIA declaren en Teherán ante el fiscal Alberto Nisman, el juez Rodolfo Canicoba Corral y quienes la Justicia argentina decida.

Sería la primera movida de envergadura en lo que se conoce como la conexión internacional del ataque. En forma paralela, los dos poderes ejecutivos designarán una Comisión por la Verdad, integrada por cinco miembros, que deberán ser prestigiosos juristas y no ser ni argentinos ni iraníes. Dos propondrá cada país y un quinto miembro, que será el presidente de esa comisión, tiene que ser elegido por acuerdo de los dos países.

Esa comisión no tendrá funciones judiciales, acompañará el proceso sugiriendo líneas de acción y no está claro si hará un informe final evaluando las evidencias. En cualquier caso, todo el acuerdo de nueve puntos deberá ser aprobado por los dos congresos, el de Argentina y el de Irán, antes de ponerse en marcha. De concretarse, sería la primera vez en 18 años que la Justicia argentina accede a los imputados. Y la imagen sería asombrosa: en el banquillo de los acusados se sentarán dos candidatos a presidente que competirán en las elecciones de junio de este año. El canciller Héctor Timerman se reunirá mañana con los familiares de las víctimas para explicarles los términos del acuerdo.

El texto fue firmado ayer por los cancilleres de ambos países, Timerman y Alí Akbar Salehi, que pautaron el encuentro en el marco de la reunión de la Unión Africana. El acuerdo fue anunciado por la Presidenta, ayer a la mañana, por Twitter.

“Histórico. Por primera vez, a casi 19 años del atentado, se logra un documento legal de DERECHO INTERNACIONAL entre Argentina e Irán”, escribió (las mayúsculas son textuales).

Los puntos clave son básicamente tres:

– Irán acepta que sean interrogados en Teherán los cinco iraníes que hoy son buscados por Interpol y cuya captura es considerada de máxima prioridad, por lo que la búsqueda es con alerta roja.

El interrogatorio estará a cargo de fiscales y jueces argentinos, aunque también los habrá iraníes, por cuanto en Irán también hay una causa judicial.

– Se constituye una Comisión de la Verdad integrada por juristas internacionales, que no pueden ser ni argentinos ni iraníes. Esa comisión recibirá informes de la Justicias argentina e iraní. Sobre esa base sugerirá cursos de acción, que no serán vinculantes para fiscales o jueces.

– El acuerdo tiene que ser aprobado por los Congresos de los dos países.

A priori, la polémica se dará entre quienes cuestionen la existencia de la Comisión de la Verdad y los que consideran que lo fundamental es que, por primera vez en 18 años, se podrá interrogar a los imputados iraníes.

Los que cuestionan la comisión básicamente sostienen que ya está clara la responsabilidad iraní, por lo cual no puede haber ningún organismo –aunque sea independiente– evaluando las pruebas. También en el terreno internacional, tanto para Estados Unidos como para Israel, la cuestión es asunto terminado, y el atentado se considera obra de Teherán. Quienes afirman esta posición consideran que los iraníes deben entregarse a la Justicia argentina y punto.

Irán, en cambio, sostiene que no tuvo nada que ver y que nunca participó de hechos terroristas fuera de Medio Oriente. Argumenta, por ejemplo, que los únicos atentados que se le imputan son los de Buenos Aires, contra la AMIA y la Embajada de Israel, y en base a una causa armada por la SIDE, la CIA y la Mossad. Exhiben que cuando fue detenido el ex embajador de Irán en la Argentina, Hadi Soleimanpour, los jueces ingleses dijeron que no había pruebas. Por lo tanto Teherán mantuvo su postura de no entregar ni permitir la indagatoria a sus funcionarios.

Teniendo estos elementos como trasfondo, el acuerdo consiste en que los iraníes sean indagados sobre una causa que consideran viciada, pero se establece una comisión, con credibilidad internacional, que evalúa y propone cursos de acción.

Hay una cuestión que tiene su importancia: si la comisión realizará un informe final o no. En el texto no dice nada. Hay quien plantea que sólo debe supervisar procedimientos y hacer sugerencias y que un informe final plantearía un conflicto entre dos posibles opiniones, la de la Justicia y la de esa comisión. Otros, sin embargo, creen que esa comisión de notables debe dar su diagnóstico final.

Según fuentes de la Cancillería argentina, la realización de una indagatoria en otro país ya se concretó en numerosos casos. Uno de ellos se anunció esta semana: el juez Ariel Lijo viaja a Alemania para tomarles declaración indagatoria a ex directivos de Siemens involucrados en el pago de coimas a funcionarios argentinos por la confección de DNI. Alemania denegó la extradición de los directivos de Siemens y Lijo viajará a tomarles indagatoria a cinco de ellos. El procedimiento fue autorizado por la Corte Suprema. De todas maneras, hay aproximadamente otros 20 casos de indagatorias tomadas por jueces argentinos en el extranjero. Uno de los más resonantes fue el traslado a Chile de la jueza María Romilda Servini de Cubría para indagar a dos ex integrantes de los servicios secretos de Pinochet, supuestamente responsables del asesinato en Buenos Aires del general Carlos Prats y su esposa.