A cuatro años del asalto al Capitolio, Trump arma su alianza ultraderechista
Beverly Fanon-Clay
Hace apenas cuatro años, el 6 de enero de 2021 cientos de seguidores de Donald Trump asaltaron el Congreso estadounidense mientras se ratificaba la victoria electoral del demócrata de Joe Biden. Por ese asalto al Capitolio hubo cinco muertos -un manifestante por disparos y cuatro policías por suicidio- y 140 uniformados heridos.
Pero Trump pasó cuatro años cambiando el relato en su propio beneficio, llamándolo “un día de amor”. Y así, en menos de dos semanas, Donald Trump volverá a juramentar la presidencia de Estados Unidos, en el mismo lugar donde se produjo el asalto. “Los alborotadores violentos, procesados, condenados y encarcelados, de alguna manera se convirtieron en mártires patrióticos”, señala el New York Times.
El aparato mediático de Trump transformó un hecho político y criminal grave en un activo político. Según el Times, “encajó perfectamente con la narrativa de persecución que une a Trump con muchos de sus seguidores”. Y de paso, el ex y próximo presidente prometió indultar a los agresores encarcelados, mientras que sus aliados en el Congreso presionan para que se presenten cargos penales contra quines investigaron sus acciones en ese día.
Mientras, Trump sigue recibiendo apoyos antes de asumir el cargo, sobre todo de dirigente de la ultraderecha. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni dijo estar preparada para trabajar con él, tras una reunión sorpresa y secreta de cinco horas en la residencia en Mar-a-Lago. Meloni se perfila como una de las principales interlocutoras de la futura Administración trumpista en Europa.
Meloni, a la cabeza del partido Hermanos de Italia desde hace 10 años, fue elegida en 2022 con una agenda conservadora y anti-inmigración, elevándose como figura central de la extrema derecha italiana. Desde su ascenso, cada vez se perfila más como una aliada clave para Trump en Europa
En las imágenes enviadas por la oficina de la ultraderechista italiana, se vio a Meloni estrechando la mano del senador por Florida, Marco Rubio, nominado como próximo secretario de Estado, quien participó de la reunión junro al futuro secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el futuro embajador de Estados Unidos en Italia, Tilman Fertitta, así como la embajadora italiana en Estados Unidos, Mariangela Zappia.
Si bien no se produjo comunicado alguno, los analistas aseguran que se abordaron cuestiones como los aranceles, la guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto en Medio Oriente, y el arresto de la periodista italiana, Cecilia Sala en Irán, un tema que podría haber motivado la visita de Meloni.
La detención de Sala está relacionada con el arresto en Italia del ingeniero iraní, Mohammad Abedini, quien enfrenta una solicitud de extradición por parte de Estados Unidos, bajo sospecha de colaborar con la Guardia Revolucionaria iraní, que coloca a Italia en una disputa internacional de gran alcance.
El encuentro también resalta el final del mandato del actual presidente estadounidense, Joe Biden, quien tiene previsto viajar a Italia esta semana entre el 9 y 12 de enero para una visita oficial, su último viaje al exterior como presidente antes de la asunción de Trump el 20 de enero.
Al igual que Estados Unidos, Italia plantea como un importante problema la inmigración ilegal, con “migrantes cruzando el Mar Mediterráneo hacia sus costas”. Su propuesta busca evitar que los migrantes sean liberados en Italia durante su proceso de asilo, un enfoque que también la acercó a otros aliados de Trump, como Elon Musk, quien mantiene relaciones cercanas con la primera ministra.
Meloni sigue al presidente ultraderechista de Argentina, Javier Milei, quien se convirtió en el primer líder mundial en reunirse con Trump en Mar-a-Lago después de su victoria electoral en noviembre. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, también viajaron a Florida para reunirse con el presidente electo.
Mientras, Volodimir Zelenski se adelantó a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con un gesto de sometimiento que espera le reditúe alguna ventaja a la hora de discutir un tratado de paz con Rusia.
No contento con haber dejado caer el acuerdo para la provisión de gas que alimentaba a Europa por territorio Ucrania, en un extenso mensaje en sus redes sociales se jactó de haber propinado “una de las mayores derrotas de Moscú” cortando el suministro, y avisó que espera la provisión “de gas estadounidense como ya ha mencionado el presidente Trump”.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Traducción de Vicky Korn