Argentina: Una movilización opositora, donde los dirigentes debieron abstenerse de participar
JUAN GUAHÁN| La anunciada movilización opositora del “8-N” en Argentina puso una luz imposible de ignorar sobre tres cuestiones. Fue una “autoconvocatoria” convocada, cubierta y propagandizada por todos los medios de prensa de la oposición política al actual gobierno; se constituyó en una demostración indudable del deterioro de la relación que tiene el kirchnerismo con vastas franjas de los sectores medios.
Y –en tercer lugar- dejó en claro la inconsistencia de una oposición política donde, la mayoría de sus dirigentes, para no perjudicar tal movilización, tenían que hacer como que no participaban de la misma.
Más allá de sus diatribas cotidianas, macrismo y kirchnerismo acordaron una serie de normas, para la ciudad de Buenos Aires, vinculadas al negocio inmobiliario, que son de interés común, aunque no sean fáciles de justificar.
Hubo varias buenas noticias. La demanda de Brasil hizo repuntar 8,4% la fabricación de autos. Se anunció la próxima etapa del plan de viviendas (Pro.Cre.Ar), serán 15 mil unidades a construir sobre terrenos fiscales. Los bancos, forzados por una decisión oficial, ya cumplieron con la mitad de los créditos a la inversión que debían realizar en un año.
Los tradicionales negocios inmobiliarios (urbanos y rurales) todavía no terminaron de adaptarse a la pesificación por lo que el nivel de contratos, en esta materia, han decaído notoriamente.
Luego de una intensa campaña periodística, la Presidenta decidió levantar el secreto que pesaba sobre una importante cantidad de decretos de la época de la dictadura. Solo mantendrán ese carácter aquellos vinculados a Malvinas o la defensa nacional.
La situación de la Fragata Libertad, retenida en Ghana, se sigue complicando. Noticias del diario ghanés The Chronicle, confirmadas por el ministro rgentino de Defensa, hacen saber que el pasado miércoles hubo un incidente. Cuando ya estaba cortado el suministro de agua y electricidad a la fragata, hubo un intento de moverla de un muelle a otro. Los oficiales embarcados se negaron, armas en mano. La llegada de la embajadora habría calmado los ánimos pero no resuelto la situación. El incidente duró varias horas y su evolución futura es impredecible.