El comercio intra-sudamericano

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LUCIANO WEXELL SEVERO| Presentamos a continuación los resultados preliminares de un trabajo de investigación en marcha sobre las relaciones comerciales y las posibilidades de complementación industrial entre los países de América del Sur. Por medio del estudio de los números del comercio intrarregional, se buscó vislumbrar algunos elementos importantes para una interpretación acerca de las potencialidades de ampliar la integración de las cadenas productivas.La fuente utilizada fue el Banco de Datos Estadísticos de Comércio Exterior (Badecel) de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), con resultados del año 2008, los más recientes disponibles. Con base en esos números, generalmente se encuentran matrices del comercio regional, de todos los países entre si. Sin embargo, optamos por profundizar el análisis y fueron elaboradas tablas y matrices del comercio entre todos los países para cada uno de los sectores productivos: Productos alimenticios y animales vivos; Bebidas y tabaco; Materiales crudos no comestibles, excepto combustibles; Combustibles y lubricantes minerales y productos conexos; Aceites, grasas y ceras de origen animal y vegetal; Productos químicos y productos conexos; Artículos manufacturados, clasificados principalmente según el material; Maquinarias y equipos y material de transporte; y Artículos manufacturados.

Dichos cuadros, de exportaciones e importaciones, expresan las relaciones de los países del Sur entre ellos mismos y con el mundo, por sector. Observando el comercio total de cada país, se nota, por ejemplo, que Bolivia fue el que proporcionalmente más importó de los vecinos de América del Sur (un 55,8% del total). En orden decreciente, siguen Uruguay (51,7%) y Paraguay (48,6%). Después, vienen Argentina (37,5), Ecuador (37,1%), Venezuela (35,6%), Perú (30,4%) y Chile (29,4%). Por fin, quienes menos compraron de la región fueron Colombia (17,6%) y Brasil (14%).

En números absolutos, Brasil figura como el mayor importador de la región, con US$ 25,6 mil millones, seguido por Argentina con US$ 21,5 mil millones y por Venezuela con US$ 16,5 mil millones. En el otro extremo, está Bolivia, que importó solamente US$ 2,8 mil millones de los vecinos.

En este punto queda clara la necesidad de una participación más activa y planificada de Brasil para que se avance en el proceso de integración. A pesar de ser la principal economía de la región, el 86% de las compras brasileñas tienen origen fuera de América del Sur. Este resultado está bastante por debajo del promedio regional, que es del 25,3%. Las importaciones de Brasil son inferiores incluso a las de Colombia, país cuyo comercio es históricamente mucho más volcado para otros destinos, como Estados Unidos y Asia.

Analizando las importaciones de los países sudamericanos entre ellos, por sectores, se nota que sus principales compras se concentraron en bienes de menor valor agregado. En el caso de Brasil, prevalecen las importaciones de Productos alimenticios y animales vivos; Bebidas y tabaco y Materiales crudos no comestibles, como minerales, semillas, abonos, cueros, pieles, caucho, madera, papel y fibras textiles. Resulta paradójico que un país como Brasil importe minerales y alimentos, pero si lo hace debería estimular las compras desde América del Sur.

Otra importante mirada es sobre el saldo total de los diez países analizados, en su comercio con el mundo, en cada uno de los sectores. América del Sur tuvo superávit en US$ 85,6 mil millones; sus exportaciones fueron de US$ 537,8 mil millones y sus importaciones, de US$ 452,0 mil millones. Los únicos déficits comerciales totales fueron de Paraguay (US$ 4 mil millones), Uruguay (US$ 2,7 mil millones) y Colombia (US$ 1,9 mil millón). Por otro lado,  los mayores superávits fueron alcanzados por Venezuela (US$ 48,9 mil millones), Brasil (US$ 15,5 mil millones) y Argentina y Chile (ambos alrededor de US$ 13 mil millones).

Es posible ver que Argentina, Uruguay y Brasil dependen inmensamente de las ventas de Productos alimentares y animales vivos. Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia, obtienen amplios superávits en el sector de Combustibles y lubricantes y minerales y productos conexos. De los Materiales crudos no comestibles dependen Chile, Perú, Paraguay y otra vez Brasil. Argentina y Paraguay también se destacan en la exportación de Aceites, grasas y ceras de origen animal y vegetal.
En ese sentido, deben ser ampliados los esfuerzos por identificar áreas potenciales para la inversión productiva y el estímulo a la industrialización regional. La responsabilidad por pensar, comprender el cuadro actual y planificar las acciones futuras es de las Universidades sudamericanas, que deben volcarse cada vez más hacia esas interpretaciones.

Al mismo tiempo, ganan especial importancia los nuevos fondos, instituciones e instrumentos de fomento a la actividad industrial y comercial, como el Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), el Sistema Único de Compensación Regional de Pagos (Sucre), el Banco del Sur y otras medidas en el marco de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Pocas veces hubo un momento tan oportuno y tan favorable para acelerar el proceso de acercamiento y complementación de nuestras economías. Es hora de intensificar el trabajo y acelerar la integración.

Después de por lo menos un cuarto de siglo de políticas neoliberales, los pueblos del Sur demandan resultados concretos, mejoras visibles en sus condiciones de vida. Si bien es cierto que actualmente existe una fuerte presencia de gobiernos populares y progresistas en la región, todavía hay mucho poder concentrado en las manos de las burguesías mercantiles y las oligarquías terratenientes, asociadas al poder hegemónico mundial. Por esto, hay que convertir esa actual superioridad del pensamiento emancipador en América del Sur en resultados concretos.

* Profesor de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA), Brasil.