De la mano de Trump, Milei se impuso holgadamente en Argentina
Álvaro Verzi Rangel
Javier Milei se impuso en todo el país en las elecciones legislativas de 2025 y la ultraderechista La Libertad Avanza (LLA) pintó de violeta al mapa argentino. El triunfo del oficialismo libertario por el 40,7%, incluida la provincia de Buenos Aires, fue reflejada por los principales medios del mundo.
La resonante y contundente victoria de Javier Milei se explica por motivos circunstanciales, como la activación del voto antiperonista luego de las elecciones bonaerenses o la “última oportunidad” concedida al plan económico, pero también permanentes: la realidad sociológica de un pueblo mileísta dispuesto a apoyar a su líder. De todas formas, el 40% de votos a ,los libertarios no estaba en la cuenta de nadie. 
Fue enorme la sorpresa en Europa por las dimensiones del triunfo de Milei ; los analistas atribuyen la victoria en gran medida al apoyo de Donald Trump, que acudió a financiar con miles de millones de dólares a su “protegido”.
}The New York Times tituló «Los votantes argentinos otorgan a Javier Milei una victoria crucial en las elecciones de mitad de período» y destacó que el oficialismo obtuvo una «rotunda victoria» este domingo, lo que le permitió salir «airoso» de una «prueba crucial» que «según había dicho el presidente (estadounidense, Donald) Trump, decidiría si Estados Unidos extendía un salvavidas financiero al país».
A principios de octubre, el secretario del Tesoro de Trump, Scott Bessent dijo que el apoyo estadounidense —en forma de un swap de divisas de 20.000 millones de dólares y un programa de compra de pesos argentinos, lo que llevó a algunos a describirlo como un rescate— se entregó porque “la agenda de reformas de Argentina es de importancia sistémica, y una Argentina fuerte y estable que ayude a consolidar un hemisferio occidental próspero es de interés estratégico para Estados Unidos. Su éxito debería ser una prioridad bipartidista”.
Esta apuesta multimillonaria, sostenida por Bessent pese a las objeciones internas que estaba en línea con la agenda “Estados Unidos Primero” de Trump, dio sus frutos el domingo.
Milei construyó las elecciones del domingo pasado como un plebiscito, casi un test existencial sobre su gobierno y, contra todo pronóstico, las ganó, con un resultado que resultó tanto más contundente por cuanto fue nacional, fue sorpresivo y se dio sin alianzas ni concesiones. En la elección de diputados el oficialismo obtuvo 40,8 % de los votos, contra 31,62 % de Fuerza Patria y sus variantes. En la de senadores, la victoria fue superior: 42,64% para los libertarios y 28,5% para la principal oposición.
La oficialista La Libertad Avanza incrementa su poder parlamentario obteniendo 64 diputados y 13 senadores. Milei salió de las urnas fortalecido en términos de bancadas y visibilidad, pero debilitado en materia de gobernanza, cohesión política y legitimidad social. Esa grieta, silenciosa hasta ahora, empieza a manifestarse con claridad. Milei alcanzó números que lo ponen a tiro de ganar una presidencial en primera vuelta

Entre las distintas dimensiones de la victoria libertaria la más decisiva, por lo urgente, es la financiera. Milei se aseguró el auxilio de Donald Trump. Hay quienes el domingo en la noche esperaban que, en algún momento, le ofrendara su triunfo al presidente estadounidense. Son quienes entendieron que el mensaje acuerdista de la noche del domingo fue dirigido, sobre todo, a la Casa Blanca y a los llamados “mercados”.
El Gobierno festejó un resultado inesperado que sorprendió por igual a los encuestadores, a Javier Milei y al peronismo: obtuvo casi 41 por ciento de los votos a nivel nacional, se quedó con 64 nuevas bancas en el Congreso y ganó no solo en importantes provincias como Santa Fe y Córdoba, sino que dio vuelta la votación de setiembre en la provincia de Buenos Aires y se impuso con lo justo a Fuerza Patria después de aquella diferencia de 14 puntos:

Su partido superó el 40 % del voto global, obteniendo así el tercio necesario en la Cámara de Diputados para blindar decretos presidenciales, lo que significa un triunfo estratégico. Sin embargo, esa victoria no se traduce en hegemonía absoluta. Su bloque sigue sin mayoría propia para legislar sin aliados, lo que le obliga a pactar con la derecha tradicional, ilustrando que la gobernabilidad sigue sujeto a concesiones. La paradoja es evidente: ganar para asegurar un proyecto que —en la práctica— permanece limitado por dependencias y contradicciones.
En esta segunda mitad de la presidencia, Milei aspira a instrumentar las reformas de segunda generación: reformas previsional, laboral y tributaria, que no pudo hacer al asumir por falta de respaldo parlamentario. Las elecciones del domingo dejaron en claro que no se puede gobernar la Argentina desde el centro: para ejercer el poder hay que pararse en un borde.
Tras la jornada electoral se acelerará el plan: privatizaciones (Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Banco Nación y otros), desregulación total de las economías lícitas e ilícitas, mientras la dirigencia política navega entre las ruinas de su propia impotencia.
¿Qué pasó?

¿Qué pasó entre aquel 7 de septiembre y este 26 de octubre para que el peronism o perdiera más de un 1.300.000 votos en la provincia de Buenos Aires? El gobierno llegó a la elección en medio de una corrida que forzó una brutal intervención del Tesoro de Estados Unidos, en medio de enredos con las denuncias de candidatos financiados por el narcotráfico, con ministros renunciando a escasas horas de los comicios y la pelea interna de la Casa Rosada de gobierno, a punto de detonar.
La elección expuso con precisión el carácter orgánico de la propuesta política ganadora, apuntalada por el gran capital angloamericano y la oligarquía diversificada. El economista Cristian Desideri hizo un recuento de lo que “pusieron” en menos de dos meses: 1.000 millones de dólares del Tesoro Nacional, S 1.155 millones del Banco Central, 5.500 millones de dólares del campo y 2.100 millones del Tesoro estadounidense. Un total de 9.755 millones de dolares sólo para mantener un dólar “barato” a 1.492 pesos.
Un modelo humanamente inviable, sostenido por la fuga, la deuda y la entrega, que ahora inicia su segunda fase: la sobre-sobreexplotación de la clase trabajadora, el desguace del patrimonio colectivo, y la desposesión de los recursos naturales, señala el portal Nodal.
El miedo que el gobierno distribuyó de manera equitativa (la única distribución que hizo desde que asumió) con la inminencia de la debacle si no se conseguían los salvatajes de Donald Trump fue uno de los factores que provocó este resurgimiento electoral. En la vereda de enfrente, el peronismo contuvo su núcleo duro, pero la continuidad de la disputa interna dejó al movimiento sin un mensaje que convoque y aglutine, sobre todo a ese votante más laxo, señala Felipe Yapur.
La Política Online (LPO) señala que la propia fragilidad del momento ayudó al Gobierno. “Acaso la percepción tan argentina de que todo podía irse al carajo, que el gobierno estaba al borde de un colapso, haya activado un recurso defensivo de apoyar a Milei. Un cisne violeta, que ningún encuestador supo anticipar. Esta vez fue récord, absolutamente ninguna encuesta vaticinó un triunfo del gobierno por diez puntos. La gran mayoría presentaron un escenario de paridad con LLA ganando por uno o dos puntos”, señala Amílcar Fidanza en LPO.
Tras el contundente triunfo de La Libertad Avanza, Milei sostuvo que Argentina “decidió dejar atrás 100 años de decadencia” Luego de la aplastante victoria oficialista, el presidente se subió al escenario para festejar y aseguró que “es un día histórico para el país”.
Hace dos años Javier Milei ganó con 14,5 millones de votos. Hoy, con el Partido Unitario de la Derecha plenamente consolidado, la guerra cognitiva y digital, el blindaje mediático y la extorsión internacional, apenas le alcanzaron para llegar a ocho millones. La elección pulverizó la llamada “avenida del medio”: Provincias Unidas quedó reducida a cenizas, sin electorado al cual hablarle ni horizonte político posible.
*Sociólogo y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)