Petro anunció que el TLC con EEUU está suspendido de facto
Camilo Rengifo Marín
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este 20 de octubre de 2025 que el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos se encuentra “suspendido de facto” por una “decisión unilateral del gobierno estadounidense” y señaló que la imposición de aranceles del 10% por parte de la administración de Donald Trump viola las cláusulas del acuerdo y deja nulas las preferencias arancelarias que regían la relación bilateral.
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Petro, aclaró, además, que su país no prestará su territorio ni hombres para invadir ningún país vecino, en clara referencia a Venezuela.
“Están rotas unilateralmente por EEUU, no por nosotros y nos dejan libres, que no nos asuste ser libres, tenemos todo el mundo por delante, trabajemos por recorrerlo, entenderlo y seducirlo. Los colombianos y colombianas sabemos cómo hacerlo”, proclamó el mandatario, en un mensaje que puede ser interpretada como un anticipo de medidas tendientes a profundizar la ruptura del tratado.
Donald Trump arremetió contra Gustavo Petro calificándolo de “líder del narcotráfico” y anunció la suspensión de ayuda a Colombia. Petro se ha mostrado como un opositor a las acciones militares de la Casa Blanca en el mar Caribe, la posibilidad de una intervención en Venezuela y la ofensiva de Israel en Gaza. Las expresiones de Petro llegan en medio una escalada de tensiones que incluyó el llamado a consultas del embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña, tras una serie de insultos y amenazas públicas de Trump contra Petro.
El presidente estadounidense llegó a acusar, sin presentar pruebas, al líder colombiano de estar vinculado al narcotráfico y amenazó con usar la fuerza para erradicar cultivos ilícitos, suspendiendo además la ayuda antidrogas a Colombia.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, defendió al presidente Gustavo Petro y negó que la tensión con su hómologo estadounidense obedezca a intereses electorales. “Nosotros no estamos en campaña electoral. Crear este tipo de situaciones con Trump es demasiado suicida o peligroso. No nos pueden decir que estamos loqueando o peleando con Trump porque sí”, afirmó. La Cancillería, por su parte, indicó que acudirá a instancias internacionales en defensa de la soberanía nacional y la “dignidad” del presidente Petro.
Petro, por su parte, ha repudiado enérgicamente las operaciones militares estadounidenses en el Caribe que resultaron en la muerte de decenas de personas, entre ellos pescadores colombianos. “Explíqueme por qué ayudó a asesinar un humilde pescador colombiano”, le espetó en una réplica anterior, cargando contra lo que describe como la hipocresía de una política que, bajo el pretexto antidrogas, busca controlar los recursos de la región.
Consejo de Ministros
En su comunicado, Petro no se limitó a informar sobre una medida comercial. Construyó un relato de emancipación. Al citar la frase de Trump de que Colombia está “fuera de control”, el presidente respondió con ironía y firmeza: “Es cierto. El único control real sobre una democracia, no lo ejercen extranjeros que odian migrantes y odian a los latinoamericanos; lo ejerce el propio pueblo. Trump no controla a Colombia, obedece solo al pueblo colombiano y latinoamericano, si quiere”.
El mandatario reveló que el Ministerio de Comercio ya tiene preparados decretos que defienden “el trabajo nacional y de la vida de la humanidad”, los cuales aún no ha firmado. Según su posteo, “Consejo de Ministros televisado por canales públicos”, haciendo un llamado explícito a los medios a evitar las “burbujas desinformativas en las regiones”.
El TLC, una promesa fracturada
El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos, vigente desde 2012, nació bajo el signo de la controversia y se consolidó como un acuerdo estructuralmente asimétrico. Su implementación, forzada tras una prolongada resistencia del Congreso estadounidense por las violaciones de derechos humanos en Colombia, privilegió desde el inicio los intereses comerciales sobre los derechos laborales.
Lejos de ser un motor de desarrollo equilibrado, el TLC profundizó un modelo extractivista, haciendo que la economía colombiana se hiciera más dependiente de la exportación de commodities como el petróleo y el carbón, cuyos precios volátiles en los mercados internacionales determinaban la suerte de la balanza comercial. Esta dependencia quedó en evidencia cuando el superávit inicial se esfumó, dando paso a un déficit crónico que revelaba la vulnerabilidad del modelo.

Internamente, el tratado actuó como un divisor agudo entre ganadores y perdedores. Mientras conglomerados de agroexportación y algunos sectores industriales accedían al mercado norteamericano, vastos segmentos de la agricultura nacional —como los productores de maíz, arroz, lácteos y avicultura— se vieron expuestos a una competencia desleal con los altamente subsidiados productos estadounidenses.
Esta dinámica no solo generó un grave impacto socioeconómico en el campo colombiano, sino que reforzó una distribución desigual de los beneficios,concentrando las ganancias y socializando las pérdidas. La promesa de un «desarrollo» integral se quebró ante la realidad de una economía más primarizada y desindustrializada.
*Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)